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El mando disperso diferencia la respuesta al COVID-19 en el sur de Europa

Los medios de comunicación masivos de España califican la gestión de la pandemia del coronavirus del Gobierno español como nefasta o desastrosa. Así califican también la del Gobierno italiano.

Sin embargo, no paran de elogiar la de los Gobiernos portugués y griego. Ya tenemos al grupo mediterráneo llamado PIGS por los europeos norteños. El grupo malo IS, el grupo bueno PG.

Los dos países ibéricos gozan de Gobiernos progresistas, y los otros dos países tienen Gobiernos conservadores. Es decir, el color político no ha importado para encarar la pandemia.

Los cuatro países sufren los efectos de la inacabada crisis de 2008, son los últimos en renta per cápita de la antigua Europa capitalista. El gasto en Sanidad sobre el PIB nacional es del 5% en Grecia, 6% en España, 6,3 % en Portugal y 6,8% en Italia; el mayor en Europa es el de 8,3% en Dinamarca.

El número de camas por habitantes no está muy alejado entre los cuatro países, siendo el mejor índice el de Grecia con 4,3 y el peor el de España con 3, Italia y Portugal están los dos en 3,4; el mayor de Europa es el de Bielorrusia con 11. No parece que la situación sanitaria sea tan dispar como para pensar que pueda haber sido el factor determinante para la respuesta tan diferente de la pandemia en ambos grupos de países.

Pero no es lo mismo la situación sanitaria que el sistema sanitario. Veamos qué dice Eurostat del sistema sanitario de cada país.

  • Italia: El sistema de salud italiano se caracteriza por un servicio nacional descentralizado de salud regional.
  • España: Las diecisiete consejerías autonómicas de salud tienen la competencia directa en materia de planificación estratégica y operativa a escala de comunidad autónoma, asignación de recursos, adquisición y prestación de servicios.
  • Portugal: El Ministerio de Salud concentra la mayoría de la planificación y regulación central, mientras que las cinco administraciones regionales de salud gestionan el Sistema Nacional de Salud a nivel local.
  • Grecia: El Ministerio de Salud es responsable de la extensa regulación de todo el sistema. Se espera que las autoridades regionales jueguen un papel cada vez mayor en coordinar la atención primaria; sin embargo, en la práctica, actualmente carece de poder y recursos.

En este aspecto la disparidad por grupos es clara, ya que Italia y España tienen un sistema de Salud descentralizado, y Portugal y Grecia centralizado. Usando el erróneo argumento de que el mundo está librando una guerra, se puede decir que los países que no asuman un mando único al frente de la batalla tendrán una policefalia que puede convertir el estado mayor en una jaula de grillos.

La gestión sanitaria del coronavirus, es decir, camas hospitalarias, UCI, abastecimiento de mascarillas, EPI o respiradores correspondía a las regiones o autonomías en Italia y España. Las medidas de lucha contra la enfermedad también correspondían a esas autoridades regionales o autonómicas.

Pero eran conscientes de que las medidas drásticas que había que tomar asestarían un duro golpe a la economía. Algunas medidas menores se tomaron en los lugares de mayor incidencia de contagios, pero no se decidían a afrontar la enfermedad con todas sus consecuencias.

El 9 de marzo, el Gobierno de Italia decreta la cuarentena en todo el país cuando contaba oficialmente con 9.172 casos de contagiados y 463 muertos. El Gobierno de España anuncia el día 13 de marzo que declarará el estado de alarma, con 4.209 contagiados y 120 fallecidos, ya que algunas comunidades autónomas reclaman las medidas contundentes que sus Gobiernos no se atreven a asumir.

Un día antes que España, el Gobierno de Portugal, con 50 contagiados y ningún fallecido, anuncia que declarará el estado de alerta. Por su parte, el Gobierno de Grecia, atento a lo que ocurría en su vecino italiano, tomaba medidas de cierre de la enseñanza el 11 de marzo con apenas 100 contagiados y ningún muerto. Con el primer fallecido, el día 15 de marzo, cerró los lugares públicos, hasta que el 24 de marzo, con 695 contagiados y 17 muertos, decretó el confinamiento total.

La diferencia para acometer con éxito la emergencia sanitaria de la pandemia consistió en la celeridad de tomar la decisión de anteponer la salud de los ciudadanos a la salud de la maltrecha economía.

Cuando el mando es único no tiene que consensuar ninguna medida con los consejeros de Sanidad de todo el espectro político, que en el caso español, tomando en cuenta que el objetivo del Sistema es la destrucción del Gobierno de coalición, tal vez tendrían la estrategia política de aguantar al máximo para pasar la patata caliente al Gobierno central, así acometerían con más fuerzas el acoso y derribo del mismo desde las instituciones del Estado, redes sociales y medios de comunicación afines, que son casi todos, diluyendo en el tiempo sus responsabilidades y achacándole toda la culpa de las muertes.

Se ha llegado al final del cuento de “Pedro y el lobo”, el falso aviso fue en 2009 con la gripe A y el lobo ha matado con la COVID-19.

España es una nación de naciones, con un sistema político descentralizado que debe aprender la lección del manejo político ante una pandemia. Que se cambie lo que haya que cambiar o se corrija lo que haya fallado dentro del reconocimiento de los pueblos hispanos, no hay que darle motivos al trifachito en su cruzada por la aplicación del 155 perpetuo a las 17 comunidades y las dos ciudades autónomas.

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