Segunda parte de un contenido en el que se explica qué es la deuda que asumen los estados, los motivos que llevan a solicitarla y las consecuencias que pueden tener para la ciudadanía. En la primera parte se ha planteado el contexto, por lo que es recomendable leerla antes que las líneas que suceden a este aviso, para entender a la perfección el trabajo. Para acceder a la primera parte, haga click aquí.
Justamente la falta de inversión en talento humano fue una de las causas que mantuvo al Ecuador en el subdesarrollo, situación que suponía beneficio para unos pocos con mucho y un perjuicio para muchos con poco.
Seguir siendo económicamente dependientes de nuestros recursos naturales es una causa para seguir retrasados en el camino hacia el desarrollo de nuestras naciones, necesitamos ser un país con bases en una economía del conocimiento, transformar e innovar nuestra producción con base en el talento humano.
La educación entonces juega un papel importante en el desarrollo de un país y la inversión en este sector es una de las aristas a modificarse contempladas por los organismos multilaterales dentro de las cartas de intención, reducir inversión pública para educación es una condición de estos organismos para otorgar créditos o “asistencia técnica”.
Si analizamos los factores de desarrollo que ha permitido a países como China, Japón, Singapur y Malasia, que son considerados como los tigres asiáticos, veremos que su apuesta por el talento humano, es capital. Lo mismo sucede en Estados Unidos (EEUU).
Esas naciones están entre las economías más grandes del globo. Podremos deducir con facilidad que con factores distintos para ambas regiones como lo son su condición geográfica, y tener un sistema monetario fuerte, existe un factor que todos comparten y que puede ser considerado como la piedra angular de su desarrollo, la apuesta al fortalecimiento de su talento humano.
Complementado por supuesto con la creciente industrialización al invertir en sectores estratégicos y el perfeccionamiento de su fuerza laboral. Al establecer niveles de calidad de la educación priorizando carreras en ciencia y tecnología. En el caso de Estados Unidos sí es cierto que el acceso a la educación superior es muy complicado, ya que sus centros mantienen un status de alta calidad, por lo que sus Instituciones universitarias están siempre entre las mejores a nivel mundial.
Distinguir entre inversión y ahorro es importante para no perder el rumbo en cuanto a lo que le hace bien o mal a cada habitante, construir escuelas, entregar becas, construcción de hospitales, construcción de infraestructura pública para procesos de industrialización, son resultados del objeto de la inversión porque el dinero utilizado para pagar todo se verá reflejado en ciudadanos con talento humano de primera, para operar en nueva industria nacional y transitar así hacia una economía del conocimiento. Por lo tanto endeudarse para generar todo esto no puede ser considerado un gasto.
Ejemplo de ello es que en el gobierno anterior, en educación, más de 20,000 becas internacionales se entregaron a estudiantes para la realización de posgrados en las mejores universidades del mundo, y más de 14,000 becas nacionales para estudios de tercer nivel a bachilleres.
Esta iniciativa fue una de las más recriminados por sus montos de endeudamiento, sin entender que debido a ello el gobierno anterior fue también el que más obras ha realizado en la historia republicana.
Ecuador, la deuda y el coronavirus
Debido a la pandemia del COVID-19 la caída del precio del petróleo fue tan dura que un chicle costaba más que un barril, y por ende tocó endeudarnos, con un monto que hasta marzo de este año asciende a $ 41.294.239. Recordemos que el problema no es endeudarse, sino con qué pagar y en qué condiciones devolver el dinero.
Las recetas tradicionales del FMI en cuanto a pago de sus créditos vamos a resumirlas dentro del contexto Ecuador:
- Ajustes fiscales.
- Reducción de inversión pública.
- Reducción de gasto público.
Estas condiciones fueron aceptadas por el gobierno actual, y hoy podemos ver la fusión de entidades públicas, antes del primer caso de COVID-19 en Ecuador, para permitir el despido de funcionarios públicos, entre ellos médicos y enfermeros que son fundamentales para afrontar el coronavirus.
El impacto del virus a escala mundial demostró que ni los países con economías más fuertes y mejores sistemas de salud estuvieron preparados para afrontarlo. En lo económico la caída del precio del petróleo marcó un hito histórico y los países petroleros han sido natural y lógicamente los más afectados. Aún así nuestros gobiernos no comprenden la importancia de salir de esta dependencia, no comprenden que es necesaria una economía del conocimiento que nos permita explotar al máximo las ideas, que no importa cuántas veces le explotes nunca se acabarán porque son el único recurso infinito.
Rafael Correa incurrió en deuda, sí, no lo podemos negar. Dicha deuda se pagaba sola con los réditos que nos dejaron las hidroeléctricas, con los réditos que las ideas de Yachay, IKIAM y demás universidades e institutos nos dejaron con sus proyectos de innovación.
La deuda en la que ha incurrido el gobierno actual, en cambio, se paga a costa de las vidas de los ecuatorianos, porque prefirieron quedar bien ante sus acreedores antes que salvar vidas.
La deuda en la que ha incurrido el gobierno se paga a costa de la educación de los jóvenes, porque prefirieron reducir el presupuesto en educación antes que cobrar el dinero a los evasores millonarios, bien por los estudiantes que no dejaron pasar la aberración de este Gobierno.
Esta deuda se está pagando con hambre, desempleo y muerte. El problema no es la deuda sino con qué se paga.
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