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No existe mascarilla para la violencia de género

Es cierto que el mundo vive un momento crítico a causa del COVID-19, pero detrás de este hay un problema cuya gravedad no es menor que el provocado por el coronavirus.

Para algunos, este tiempo en familia ha servido para tener un acercamiento con la misma, apreciar cada momento como antes no lo hacía. Se han compartido alegrías; pero no es la misma situación para todos.

La realidad que viven muchas mujeres a nivel mundial tras la cuarentena por la pandemia, no es nada feliz como un “#QuédateEnCasa disfrutando en familia”. Para muchas mujeres ha sido un verdadero sufrimiento permanecer encerrada en casa con su pareja las 24 horas de cada día de la semana, al tener a un agresora a su lado.

Si antes, para aquellas mujeres, era un alivio que el hombre pasase la mayor parte del tiempo trabajando -o ellas también- ahora esas cuatro paredes que los ha mantenido juntos en un largo tiempo, suponen una cárcel. Esta es la realidad de tantas mujeres a nivel mundial, violencia física, sexual y psicológica a diario por parte de sus parejas.

Resulta que al menos una de cada tres mujeres sufre violencia intrafamiliar en América Latina, y en la mayoría de los casos no solamente la mujer es violentada, sino también los menores de la casa. Quizá en esta cuarentena se ha reducido la delincuencia en las calles, pero ha aumentado asombrosamente la violencia en las casas.

En algunos países de América Latina se ha tomado acciones para combatir la violencia de género en los hogares durante esta cuarentena abriendo líneas telefónicas para pedir ayuda, poniendo a disposición apoyo psicológico y legal, incluso vía correo electrónico. De la misma manera, jóvenes han hecho uso de redes sociales como Tik Tok, para realizar campañas como la de “Pizza 911”.

En países como Chile, el pedido de ayuda vía telefónica en casos de violencia de género ha aumentado un 70% en esta cuarentena. En Colombia, ha aumentado un 50%. Ecuador ha tenido un promedio de 235 llamadas diarias, las cuales provienen de las ciudades más pobladas -Quito y Guayaquil-. Mientras que en Argentina, cuya cuarentena empezó el 20 de marzo, 18 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas en los primeros 20 días.

Chile y Argentina adoptaron un modelo de ayuda, un código en el que si mujeres piden en las farmacias una mascarilla roja o una mascarilla número 19, sus datos personales son tomados por los empleados para recurrir a las autoridades.

Sin embargo, es necesario mencionar que desde el primer indicio de maltrato en el hogar, lo mejor es hablar, pedir ayuda.

Existe una pandemia detrás de la pandemia. Quizá hasta más grave, porque una mascarilla no protege de la violencia de género.