Lo que es legal no siempre se corresponde con lo que es legítimo. Un Estado o una sociedad, puede ejercer presión sobre un determinado colectivo que forma parte de un sector social, llevándolo a la marginalidad usando la represión y la opresión.
Un ejemplo de ello lo supone el punto de inflexión que provocó la afroamericana Rosa Parks cuando se sentó en un asiento del autobús en el que, por racismo institucional normalizado por la mayor parte de la sociedad, no podía hacerlo legalmente.
Su determinación en su actuación provocó un debate social tan profundo que los afrodescendientes avanzaron varias posiciones sociales, pese a que el racismo institucional existe, tal y como se demostró con el asesinato del ciudadano estadounidense George Floyd.