Mientras me documento sobre el club de la costura, en el que se reunían entre los años 20 y 50 artistas lesbianas y bisexuales de Hollywood, y no precisamente para coser, veo con mi novia películas de la meca del cine de esa época en las que aparecen Greta Garbo o Marlene Dietrich, entre otras.
Me resulta divertido pensar en las actrices ajenas al círculo imaginando a sus compañeras sentadas con máquinas de coser, elaborando sus, extravagantes para la época, pantalones y chalecos “de hombre” y hablando de temas triviales, aunque quizás un poco “masculinos” como fútbol americano.
“Qué chicas más raras” habría dicho la inocente y femenina Audrey Hepburn, que posteriormente protagonizaría junto a Shirley McLaine “La Calumnia”, una película de temática lésbica, en la que se habla de la falsa relación entre ambos personajes, y al final, de los sentimientos del personaje de McLaine por el de Hepburn, de forma explícita, aunque condenatoria en el primer caso, y trágica en el segundo.
Pero a pesar de lo graciosa que me pueda resultar la idea de “las ingenuas y crédulas heterosexuales ligeramente extrañadas con las reuniones de Greta Garbo y compañía” y lo mismo en el caso de los hombres.
Lo cierto es que todo Hollywood sabía a qué se dedicaban en el club de la costura, a pesar del puritanismo de la época, lo que me hace preguntarme durante cuánto tiempo mis abuelos supieron que aquella chica tan maja con la que iba a comer a su casa era algo más que una amiga.
El lesbianismo estuvo presente también en las películas anteriores a la de Hepburn, de 1961, aunque el papel de las lesbianas, y homosexuales en general, pasó de ser utilizado para mofarse a representar a personajes más siniestros y perturbados que tu madre después de pisarle lo fregado.
En concreto, en los años 20, los hombres homosexuales eran representados por la figura del “sissy” (mariquita), con estos personajes se pretendía mostrar hombres raritos, de aspecto y comportamiento extravagante, gestos poco masculinos, ropa ajustada y cuerpos escuálidos.
Personajes ante los que cualquier hombre se vería masculino y en los que no se fijaría ninguna mujer, por lo que el título de las películas en las que aparecían estos inadaptados o freaks bien pudo haber sido Fun with fags.
En cuanto a la homosexualidad femenina, antes (e incluso durante) el establecimiento del “Código Hays”, que definía lo que era moralmente aceptable mostrar en el cine, actrices como Marlene Dietrich o Joan Crawford jugaban con la expresión de género, en una época y sociedad sin apenas formación al respecto se podría confundir la insinuación de la orientación sexual con la de la identidad de género.
Ejemplo de esto es el papel de Dietrich en Marruecos (1930), donde su personaje da un beso en los labios a una mujer, y es considerado por algunos el primer beso lésbico en ficción y por otros el papel de un hombre transgénero.
Orientación sexual, identidad de género y expresión de género se mezclaban y en ocasiones confundían, como veremos más adelante con el caso de Mercedes de Acosta, figura clave del Cículo de la Costura, sobre el que empezaremos a hablar a continuación.
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