Para dar inicio a este breve análisis se abordará una sección que en muchas ocasiones dejamos pasar por alto y puede brindar una información muy rica y complementar una de las tantas formas de ver la historia. Y con ello, quiero referirme a los anuncios o propaganda que nos encontramos en periódicos antiguos, en los cuales se da cuenta de los sucesos de la vida cotidiana.
Anuncios y enfermedades
En esta ocasión parto de la lectura “Conceptos, imágenes y representaciones de la salud y la enfermedad en México siglos XIX y XX”. Pues llama la atención la cantidad de anuncios al final de los periódicos que fueron consultados en la Hemeroteca Nacional Digital de México. Para dar tratamientos a los males que aquejaban a la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX.
En vista de que la medicina tuvo una historia que terminó por descartar cualquier otra forma de tratamiento que saliera fuera del discurso médico. Por poner un ejemplo, uno de los métodos ancestrales eran las plantas y limpias curativas que provenían de tiempos prehispánicos, y que eran fácilmente desechadas por el hecho de ser algo ajeno a la ciencia. Es en este sentido en el que la sociedad se esta desprendiendo del falso discurso del “atraso” y está mirando hacia el progreso y con ello la llamada modernidad.
Ciencia médica monopolio español
Es importante recordar que en este contexto la ciencia médica presentaba un atraso dentro de México, pues el monopolio siempre había estado adscrito a los españoles. Como lo apunta Olivia López “la producción científica del país, hasta la primera mitad del siglo XIX, fue escasa: no había academias o grupos científicos organizados […] Fue durante la segunda mitad cuando México aceleró su proceso de investigación científica.”
Mucho se habla de la situación precaria en la que se encontraba México. Lo cierto es que el país aún no estaba del todo sólido y no contaba con certezas del tipo político ni económico. Con la entrada de Porfirio Diaz a la presidencia de México en 1876 y quién duraría treinta años en este puesto. Arturo Fierros refiere en su artículo “Concepto e historia de la salud pública en México (siglos XVIII a XX)” que Porfirio Diaz logró “generar estabilidad política en el país. Esto daba pie a que el gobierno pudiera concentrar los recursos económicos en distintos aspectos de orden público de mejoramiento y modernización.”
Anuncios de venta de medicamentos
Ahora bien, el tipo de propaganda que abordaré para el tratamiento de las enfermedades presentes, cuentan con una descripción que va desde la más elaborada hasta la de un contenido bastante breve. Para este análisis se encuentran como fuente tres distintos periódicos de distintos años (“La voz México”, “El siglo diez y nueve” y “El Eco de ambos Mundos”). Que pueden mostrar cómo es que se llevaba a cabo la medicina en términos de tratamiento y discurso dentro de la sociedad de aquella época y cómo se proyectaba para su venta.
>Antes del sueño Americano. El Programa Bracero en México-Estados Unidos (1942-1964)<<
Los anuncios de venta de “medicamentos” son muy comunes para curar todo tipo de males. En el diario “El Siglo Diez y Nueve” con fecha 1875-03-02, hay alrededor de cinco anuncios contenidos en una misma página. El primero de ellos, se trata píldoras para las enfermedades de la piel que supuestamente curan radicalmente desde su primera toma. No importa de qué tipo de erupción en la piel se trate (desde tiña hasta acné). Le sigue otro anuncio de cigarros de cannabis que se recomienda para el asma, catarros nerviosos, laringitis y en general todas las enfermedades de vías respiratorias.
Lo cual recordemos que los avances en la ciencia en México, se daban en la práctica y no se tenía un conocimiento más teórico. Si lo contrastamos con los avances obtenidos hasta ahora, este cigarro no beneficiaría en nada la salud en cuánto a vías respiratorias se trata.
“Enfermedades secretas” que apuntan a la prostitución
Entre las enfermedades encontradas van desde bronquitis pulmonar, resfriado, tos tenaz, irritación de pecho, enfermedades en la garganta, catarro de la vejiga, herpes, úlceras, catarros, reumatismo y gota militar, hasta las llamadas “enfermedades secretas” como blenorragias, gonorreas, flujos blancos, derrames recientes.
Estás “enfermedades secretas” apuntan precisamente a la prostitución presente y que fue también en su momento, un problema por los índices de violencia que existían. Y entre los diarios consultados en “La Voz de México” se apunta que los “robachicos” se llevan a niños y niñas. Estas últimas al ir creciendo, son obligadas a ser prostituidas, viviendo en condiciones deplorables.
Falta de recursos y de educación básica
Por otro lado, la situación de que la salud en dichos momentos en que la sociedad se encontraba ante tales avances médicos, hacía que se tratase de una decisión apremiante. Pues no todos tenían los recursos necesarios para poder solventar los gastos médicos y recalquemos, que no todos tenían una educación que les brindará la posibilidad de saber leer.
Es por ello que se hace aún más reducido al público y por otro lado, el hecho de que se basará en la prueba y el error, sin pensar en las reacciones en caso de que su ingesta no fuera satisfactoria.
No es de sorprenderse que las enfermedades en esa época fueran por diarreas, calenturas e infecciones en las vías respiratorias, pues México contó con la implementación del drenaje hasta finales del siglo XIX.
Cordón sanitario entre ricos y pobres
Rivera-Tapia, J. Antonio en su texto “La situación de salud pública en México (1870-1960)” refiere que “por tanto no sorprende que la gente de campo y de las ciudades, mal nutridos, fatigados y sucios, fueran presa fácil de las enfermedades por parásitos y de las infecciones. Debido a este “avance social” de nuestra nación, la población más pobre moría de hambre o de viruela, pero lo importante era mantener un cordón sanitario entre la gente “decente” y la plebe”.
La historia de México se ha forjado con muchos tropiezos políticos económicos y sociales, de los cuales se han visto periodos oscuros y luminosos que con el paso del tiempo se logran ver mejor. Pero al mismo tiempo, no podemos condenar nuestra historia y tampoco podemos enaltecerla desde discursos que no nos forjaron.
Las enfermedades han sido un gran mal que aqueja de igual manera a todos, pero a su vez no todos tienen las mismas posibilidades y en muchas ocasiones, la respuesta por salvar la vida puede llegar hasta lugares inhóspitos.
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