Eva Mejuto es la autora de “22 segundos”, la primera novela juvenil gallega en tratar la temática trans que acaba de ser traducida al castellano, y elegida finalista del Premio Hache de Cartagena, en el que escolares de España, Colombia y Chile leen al cabo de un año una serie de libros y eligen su favorito.
En el marco de su obra la autora comenta lo siguiente: “Durante mucho tiempo estuve siguiendo youtubers que contaban sus historias, y todos empezaban igual: “Hola, me llamo Aidan,” “Hola, me llamo Joseph”, “Y cuento mi historia porque a mí nadie me ayudó, no tuve apoyo de nadie y a lo mejor si lo cuento puedo ayudar a facilitarte la vida”. Me parece algo muy generoso, contar tu vida no por lucimiento personal, sino exponerte porque puede ayudar a otros”.
“Pero llegó un momento en el que necesitaba algo más, y entré en contacto con un grupo de chicos trans. La historia de Marcos me llamó mucho la atención porque yo soy de Sanxenxo y él es de Cangas” cuenta refiriéndose a Marcos Ceive, cuya experiencia fue su principal fuente de inspiración, y de quién también le sorprendió su forma de ver la vida. Además, Marcos y Eva mantienen ahora una fuerte amistad.
“22 segundos” es el tiempo que tarda un vídeo que graba Álex, un chico trans, en subirse a Youtube. En el referido documento audiovisual, Álex explica que se abre un blog para compartir sus experiencias, pero sobre todo lo que está por venir, el viaje hacia sí mismo. La historia, sin embargo, termina como empezó, con Álex subiendo el vídeo a la red, y por medio cuenta la vida de Álex hasta ese momento, y cómo llegó a descubrirse.
El libro consta de un capítulo introductorio y otros veintidós capítulos, uno por segundo. Según cuenta la autora, esto no tiene un significado especial, es un artificio para conseguir hacer la novela ágil y amena para los jóvenes a los que no les guste leer.
La brevedad de los capítulos y el humor ayudan también en este objetivo. Inicialmente, según explica, iban a ser 35 segundos, pero acabaron siendo veintidós. Tras hablar de esto, Eva Mejuto reflexiona sobre por qué los niños y jóvenes no leen y se pregunta “¿Y los adultos leen?”. “Leer es un acto que exige concentración y esfuerzo. En una época en la que todos somos multitarea y estamos manteniendo cuatro conversaciones a la vez, leer es de las pocas actividades que requiere atención única” dice.
La autora también reflexiona sobre la creación literaria: “Para mí, escribir es un acto de comunicación, no de inspiración. Yo quiero contar una historia para alguien, tengo que conocer a ese público, hacer un mensaje, saber qué canal utilizo, usar todas las herramientas, porque quiero llegar a ellos”.
En el capítulo “1 segundo” se muestra a una (supuesta) niña, Xela, que llora porque no quiere ponerse vestidos, deseando estar todo el día en chándal. Xela vive con su madre y su abuelo, que, como dice ella, “Se pasaban el día gritando por cualquier cosa”. Adela, su madre, tiene que ir al trabajo, y le dice al abuelo que la lleve al colegio con el vestido. Como dice Xela: “todo terminaba siempre con unas carcajadas y yo, con el chándal”.
A pesar de que el capítulo introductorio ya muestra que Xela es en realidad Álex, llama un poco la atención que se trate de evidenciar la verdadera identidad de género del personaje en base a estereotipos: Álex no quiere vestidos, quiere llevar el pelo corto, al principio le gusta jugar al fútbol, cosas que tienen que ver con los gustos o la expresión de género, pero no la identidad, idea que se transmite cuando Álex va a un psicólogo.
Al preguntarle por esta supuesta incongruencia, Eva Mejuto responde que, a pesar de no ser algo innato, en una sociedad machista, vemos que los niños y las niñas hacen cosas distintas y quieren copiar a sus pares.
Como niño, aunque no supiera poner nombre a su situación, Álex quería imitar a los otros, jugar a lo que ellos jugaban y tener su aspecto, pero lo rechazan porque lo leen como una niña, y no encaja en ningún lado.
La historia gira, además, en torno a otros tres personajes: Ramón, su abuelo; Adela, su madre; y Ana, su primera verdadera amiga, que acaba siendo algo más. Cada uno tiene un papel en la historia de “22 segundos” y en la vida de Álex, pero quizás el que más huella deja es el abuelo.
Eva Mejuto cuenta que ningún personaje, aparte de quizás Álex, está basado en una persona real, a pesar de que el abuelo de Marcos, al igual que Ramón, también lo apoyaba.
Y es así como se configura un a historia de autodescubrimiento, conflictos y liberación, cuya trama se describirá en la segunda parte del presente articulo basado en la obra de la referida autora, a quien se le reconoce por ser pionera en el tema dentro de la literatura gallega.