Pensando en lo que ha pasado y sobre todo haciendo un análisis más o menos serio y concienzudo, el Ecuador ha sido testigo y más que eso, ha sido obligado a presenciar uno de los más grandes atracos a la legitimidad de la administración estatal.
La que ha caído una vez más bajo la fría y calculadora ambición de los que ejercen el poder atrás de un traidor estos son los banqueros, los empresarios explotadores y evasores y por supuesto la “vieja confiable” la prensa corrupta, todos bajo la pérfida batuta de la secretaría del Estado imperial y el FMI, con quienes comparten no sóo infamias políticas, sino también las más despiadadas aberraciones económicas y financieras.
¿Qué hacer frente a esta guerra no declarada cuyas principales armas son la desinformación, la sumisión a los poderes fácticos y el reconocimiento de sentirse necesitados de la caridad de los amos del universo?
El pueblo del Ecuador que ha descubierto en la Revolución Ciudadana, los mecanismos para su reivindicación de identidad nacional, de acceso a servicios básicos como energía, agua potable, telefonía e internet, así como educación, salud y vivienda, pero sobre todo a un trabajo y remuneración digna, tiene en ciernes la más dura batalla que se dará el 7 de febrero del 2021.
Al concurrir a las urnas a votar por el próximo presidente del Ecuador, y ese es el único recurso con que cuenta el pueblo, la única arma que tiene apuntada a sus enemigos, el voto, y ya está decidido el pueblo a utilizar ese recurso.
Es un recurso más grande, más contundente y más efectivo que el recurso económico del que hace uso el candidato de los banqueros y los empresarios, el candidato del feriado bancario, el candidato en resumen de la continuidad de la explotación y el entreguismo.
Andrés Aráuz es el catalizador de la esperanza y los anhelos de días mejores que los ecuatorianos ansiamos revivir, pues nunca antes de Rafael Correa, hubo un Presidente que plasmó en la realidad del diario vivir.
La satisfacción de las necesidades básicas del pueblo, el reconocimiento de los derechos de olvidados y despreciados, haciendo visibles a los invisibles, reconociendo que la pobreza es una dignidad y no una afrenta sobre la que el estado tiene responsabilidad social.
Repatriación de capitales, cobro de impuestos atrasados, control de la evasión tributaria, control a la salida de capitales, recuperación de los servicios de salud, educación, vivienda y sobre todo la creación de trabajo es lo que tiene con “diarrea” a los banqueros, los empresarios y la prensa.
Saben que se les acaba la fiesta, ahora a cumplir con la responsabilidad social que les corresponde para consumar los planes de desarrollo del Estado y la nación otorgando el bienestar del pueblo que ha venido trabajando en condiciones de esclavitud, salvo un pequeño respiro que tuvo en la “década ganada” en el que todos los trabajadores recibieron sueldos dignos, horas de trabajo acordes a la actividad laboral, afiliación a la seguridad social, etc.
Y estos son los recursos de la Revolución Ciudadana, millones de votos, frente a millones de dólares, sólo el pueblo salva al pueblo, La Revolución Ciudadana está en marcha y nada la detendrá, Recuperaremos la patria con Andrés Aráuz en la papeleta electoral y Rafael Correa en el corazón del Ecuador.
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