La participación política se basa en un instrumento de construcción de la ciudadanía, donde hombres y mujeres con derechos y deberes asumen un rol activo en la construcción del Estado.
Años de lucha por la igualdad de los derechos, años de lucha por el reconocimiento de la mujer en la política. Si bien la Constitución del 2008 recoge varios derechos a favor de la mujer, estos se quedan plasmados en una ley. El cambio no está sólo en la norma, está en la lucha, en eliminar esta sociedad patriarcal, en entender que las mujeres deben estar gobernando junto a los hombres.
No nos podemos olvidar que un estado constitucional de derechos debe generar mecanismos de protección a las minorías para que las mayorías no las atropellen, considerando que las mujeres son consideradas como un grupo vulnerable que ha sido discriminado desde la historia por cuestiones de sexo, creando brechas en cuanto al acceso a las mismas oportunidades que los hombres.
Según un informe emitido por el Concejo Nacional Electoral (CNE) en el año 2014, el 57,9% de las candidaturas estaban representadas por el sexo masculino, mientras que apenas el 42,1% eran mujeres, lo interesante en este informe, es que se refleja que, en puestos de suplentes, el 56,5% de las candidaturas lo representan las mujeres, mientras que el 43,5% ocupaban los hombres.
En este sentido, los hombres superaban así a las mujeres en un 15,8% en espacios de toma de decisión. Es así que a partir de estas cifras se puede llegar a una breve conclusión de que no hay una participación equitativa en la política, existiendo aún una brecha de género en estos temas.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), la igualdad de las mujeres parlamentarias ha ido creciendo de manera muy lenta, con un 13% en 24 años.
En cuanto a las principales organizaciones políticas del Ecuador, en el 2014, en el Movimiento Creo se tuvo una participación del 42,5% de las mujeres frente al 57,4% de los hombres, el Partido SUMA 23 con una participación del 42% de las mujeres frente al 58% de los hombres y Alianza País con una participación del 42,3% de las mujeres frente a un 57,7% de los hombres,
En cuanto a candidatos electos, nos enfrentamos a una realidad del 73,4% representado por hombres frente al 25,7% representado por mujeres, considerando en este punto que el problema no solo radica en la falta de representación femenina en la política, sino también la falta de apoyo de las mujeres hacia las mujeres.
Existen varios motivos por los cuales las mujeres no representan un porcentaje importante en la política ecuatoriana, entre esto está el punto mencionado anteriormente, que las mujeres no votan por mujeres, teniendo esa idea machista impuesta por la sociedad de que un hombre nos “gobernará” mejor.
Asimismo, existe una falta de organización política por parte de los ecuatorianos, y la más importante, la imposición de candidaturas, donde muchos de los casos se obliga a mujeres a renunciar a su cargo con la finalidad que el suplente hombre, suba.
No ignoremos el hecho de que la violencia hacia la mujer puede presentarse mediante acciones u omisiones dándole una baja representación y participación a las mujeres en los procesos electorales en el Ecuador.
Entendiendo a la igualdad como derecho que se basa en que la ley no establezca tratos diferentes contra una persona o un grupo de personas, sin embargo, hay que considerar que a pesar de la existencia de la igualdad formal, esto no es suficiente para el alcance total de la igualdad ya que existen personas en desventaja, entre estas, las mujeres ya que si bien la norma consagra una igualdad formal, la práctica no es la aplica del todo, gracias a la existencia de discriminación estructural, la cual hace que la desventaja prevalezca.
Entonces, es así que se debe pensar en la implementación de políticas públicas que obligue que cierto porcentaje mayor al existente en las urnas, se vean representados por mujeres, para de esta manera terminar con la existente discriminación estructural y las imposiciones patriarcales existentes.
Es importante considerar que no se puede entender la democracia sin participación de las mujeres.
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