Las medidas que sí hacen falta
No sé si es cierto que las medidas de confinamiento son necesarias, pero no entiendo que se tengan que confinar unos barrios y otros no. Que se permita a las personas confinadas salir para ir al trabajo en las zonas no confinadas. Que las autoridades autonómicas no hayan sido capaces de gestionar adecuadamente los servicios de transporte público para evitar las aglomeraciones que los trabajadores y trabajadoras se encuentran cada día.
Tampoco entiendo que, después de ser elogiados, aplaudidos y celebrados durante los meses del confinamiento, ahora vuelva a echarse sobre los hombros del personal sanitario toda la responsabilidad de lo que está pasando.
Las administraciones no han sido capaces de hacer bien sus tareas de gestión: Díaz Ayuso no ha contratado más personal, no ha mejorado sus condiciones laborales, no se han ampliado y/o estabilizado las plantillas, etc. Esto ha llevado a que, nuevamente, los servicios sanitarios vuelvan a estar saturados, al borde del colapso, y a que las administraciones reclamen, una vez más, del buen hacer y la buena voluntad de ese personal. Y sabemos que lo harán otra vez, que lo darán todo de nuevo, para intentar salvar la situación.
Durante décadas, el PP se ha dedicado a aplicar unas medidas de privatizaciones de la sanidad y la educación que, junto a sus numerosas corruptelas, han dejado a la ciudadanía indefensa ante la situación planteada por la pandemia.
Mientas tanto, no habrá ninguna dimisión, ningún cese. Tal vez, algún cambio de gestor, que maquille mínimamente la situación. Nada más. Es decir, que mientras se hacen constantes llamamientos a la responsabilidad ciudadana, ¿qué nivel de responsabilidad política hemos tenido? ¿Dónde está la voluntad política que beneficie a la ciudadanía y que no se centre en el cortoplacismo de las próximas elecciones?
Pero también necesitamos una sociedad que se organice, que demuestre a algunos sectores políticos y sociales que no pueden hacer, impunemente, lo que les dé la gana. Por eso, este fin de semana pasado, miles de ciudadanos salieron a las calles de las zonas que van a ser confinadas, para demostrar que no están dispuestos a dejarse arrastrar por la incompetencia de sus ciudadanos, para protestar por las medidas clasistas, por las declaraciones racistas, por la inacción o el partidismo de sus gobernantes.
Las prioridades de Díaz Ayuso
Durante todo este proceso, el gobierno de Díaz Ayuso ha dejado muy claras sus prioridades. Recientemente, la presidenta de la comunidad decía que no contemplaba pedir la declaración del estado de alarma: “hay que evitarlo a toda costa. El estado de alarma y el confinamiento son el desastre económico”. Esa afirmación demuestra, claramente, las prioridades del gobierno de Madrid. No, no es cierto que haya que elegir entre economía o salud. Hay que priorizar qué es lo que necesita la ciudadanía, y eso no siempre es fácil.
Al mismo tiempo, la presidenta Díaz Ayuso ha denegado cualquier nivel de autocrítica: la culpa es de cualquiera que esté a tiro de sus consideraciones políticas, pero nunca de su gestión (o falta de gestión). Se ha “defendido” señalando que las autonomías tienen unos “recursos limitados” para hacer frente a situaciones de emergencia, pero se olvida que la región ha recibido más de 1.200 millones de euros del fondo estatal para la lucha contra la pandemia, la misma semana que ha anunciado una nueva rebaja de impuestos que, como siempre, benefician a los sectores más acomodados. Es decir, para mantener su rebajas fiscales, aunque se colapsen los servicios sanitarios. Demuestra así que su mejor baza es seguir asfixiando los barrios populares y esquilmando los servicios públicos.
Díaz Ayuso ha mantenido un proyecto político centrado en ampliar las desigualdades, denigrar los servicios públicos y dar la gestión de esos servicios a empresas de amiguetes, que sirvan para consolidar sus beneficios. Es un proyecto que el PP ha aplicado, desde hace décadas, allí donde ha gobernado: saquear los servicios públicos para fomentar el negocio privado.
Un testimonio
Estas palabras me las ha enviado una persona de Getafe, conocedora de la situación en la comunidad.
“Estamos viviendo un Apartheid. Hay zonas confinadas que solo las separa una acera para no estarlo. Ayuso está haciendo de Madrid su Gueto particular, donde solo impone sus restricciones sin dar ningún tipo de solución. Los barrios del Sur sirven para ir a limpiarles el culo a lxs Cayetanxs de turno, para cuidar de sus mayores, para limpiarles las casas, pero cuando vuelven a sus casas en un metro atestado de personas resulta que son los apestados que deben confinarse…
Tengo un padre de 89 años al que no beso ni abrazo desde marzo, que no le dejamos salir a la calle salvo que sea en el coche de la familia. Desde Marzo está sin sus revisiones MENSUALES porque no hay Atención Primaria, y ahora, de nuevo, le han vuelto a confinar. Esta vez la mitad de la familia “gozamos de libertad”, la otra desde hoy en el Gueto de Ayuso.
Mañana mi padre, mi viejito, cumple 90 años, sólo podrá ver a un hijo, a su nuera y a dos nietas porque viven en el mismo barrio, su hija, yo, y nietos mayores, mis hijos, y su bisnieto, nos quedamos sin poder estar a su lado, más por miedo a ser positivos y no saberlo que por una puta multa. La impotencia, rabia y pena que tengo es indescriptible…
Ayuso con su fascismo ha regalado a mi padre un triángulo azul, una estrella de David, y le ha condenado en sus unos últimos años a no tener medicina, ni el amor de su familia, que se lo volveremos a dar por videollamadas y llamadas diarias. Ayuso ha hecho de Madrid El Titanic: la clase alta arriba y la clase baja encerrada, sin derecho a botes salvavidas, sin soluciones y con el estigma de apestados. Pero lucharemos, la dignidad de nuestros mayores. ¡Se lo merecen!”-.
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