Desde hace unos años estamos viviendo un profundo desgaste de la institución de la monarquía española. ¡Cuidado! No se trata de un desgaste provocado por campañas de desprestigio o ataques externos.
Se trata de un proceso de desgaste provocado por los sucesivos escándalos que sus miembros han protagonizado: un “emérito” que tuvo que pedir perdón por sus pendoneos, que ha tenido que “salir por patas” ante sus presuntos delitos económicos.
Un “preparado” que se vio completamente desbordado por la situación en Catalunya y que tiró por el lado que mejor le convenía (a él, no a la ciudadanía), que no sabía nada de los chanchullos de su familia, que ha pasado completamente desapercibido ante la crisis de la pandemia, los sucesivos escándalos de los miembros más jóvenes de la familia real, etc.
Ahora se plantea un nuevo desafío, después de lo que refleja la encuesta sobre la monarquía encargada por la plataforma de Medios Independientes, respondida por 3.000 personas, que ha arrojado unos resultados bastante evidentes, pero que no habíamos visto expresados en negro sobre blanco, porque ninguna institución estatal se había planteado hacer una encuesta sobre la posibilidad de poder escoger entre monarquía o república.
Los resultados de las encuestas reflejan varios hechos importantes. El primero de ellos es que la monarquía tiene un problema de transversalidad ideológica importante. Es decir, la monarquía es una institución apoyada, principalmente, por los votantes de derecha y extrema derecha.
Este dato no es sorprendente, en sí mismo: la falta de visión crítica de esos sectores políticos se ha demostrado en múltiples ocasiones. De ahí la defensa cerrada que mantienen sobre una institución que, además, según los resultados de la encuesta, se encuentra situada en ese mismo espectro político: en la derecha, pero muy cercanos a la extrema derecha.
La encuesta ha sido un fenómeno único por diversos motivos, principalmente porque ha dado respuestas a preguntas que nunca antes se habían planteado a la ciudadanía.
Si se hiciese el referéndum
El primer punto de interés es la pregunta sobre la necesidad de llevar a cabo ese referéndum sobre monarquía o república: un 47,8% de los encuestados considera que sería necesario realizar esa consulta a la ciudadanía, frene al 36,1% que no lo considera necesario.
Si analizamos la composición de los sectores más favorables a la necesidad de preguntar, vemos que también son los electorados de izquierda los que consideran esa opción (94% en el caso de Podemos, y un 59,8% en el PSOE), frente a los de derecha (17,2% de PP o 18,3% de VOX).
La pregunta que el CIS no se ha atrevido nunca a hacer, y que en septiembre su presidente José Félix Tezanos, señalaba que era una cuestión que “ni interesa ni preocupa”, sobre un modelo de estado de monarquía o república.
Plantea unos resultados interesantes, cuando menos: un 40,9% de las personas encuestadas apostarían por la república, un 34,9% por la monarquía, un 12,9% duda en su voto, el 6,4% no iría a votar, y el 4,9% lo haría en blanco.
Las principales conclusiones de la encuesta son que la monarquía española tiene tres problemas principales: la transversalidad política que ya hemos comentado anteriormente, referido a la íntima relación entre monarquía y derecha y ultraderecha.
Asimismo, el problema generacional, porque pierde el apoyo de los sectores más jóvenes, y sólo mantienen el apoyo de los mayores de 55 años. De igual forma, el problema de la división territorial que reflejan, en su caso más extremo, que los catalanes están mucho más cercanos a la república que el resto de las comunidades.
Si analizamos las respuestas, por sector ideológico de los encuestados, queda en evidencia el apoyo mayoritario de la derecha y extrema derecha hacia la monarquía. Si el 91,1% de los votantes de Podemos son favorables a la república, los votantes de la derecha apuestan por la monarquía.
59,8% en Ciudadanos, 78% en el PP, y el 79,2% en VOX. Por su parte, los votantes del PSOE reflejan una mayoría favorable a la república (55%), frente a las opiniones claramente monárquicas de los dirigentes de ese partido.
Si pasamos a la cuestión territorial, Catalunya es el sector más republicano del Estado, un fenómeno que también se aprecia en Euskadi y en Baleares (aunque en menor medida). Catalunya es, en un 66,5% republicana y en un 14,6% monárquica.
En el resto de comunidades encuestadas (Andalucía, Madrid y País Valencià), los resultados son bastante equilibrados en ambas posturas, a favor de la monarquía: 31,5%-43,2%, 32,2-46,4% y 32,5%-37,1%, respectivamente.
La valoración de la institución monárquica
Ya hemos señalado los numerosos escándalos que están afectando a la institución de la monarquía en los últimos años. Y esos escándalos están afectando a la percepción que la ciudadanía tiene de la institución: la monarquía obtiene una nota media de 4,6 (sobre 10) como valoración de los encuestados.
En este caso, también podemos ver las mismas características que hemos apreciado hasta ahora. El electorado de izquierda es el que da una nota más baja a la institución; los mayores de 45 años son los que están más satisfechos con la institución, y nuevamente es Catalunya la que da la nota más baja (2,9 sobre 10).
A pesar de esa baja nota, al analizar las valoraciones del rey actual, el “preparado”, vemos que sus principales actuaciones han tenido un aprobado justito: 5,2 en el caso del conflicto catalán; 5,1 en referencia a las noticias sobre el “emérito”; y un 5 pelado sobre su papel en la crisis del coronavirus.
También es importante el grupo de aquellos que Felipe VI conocía los delitos económicos de su padre: el 48% cree que estaba al tanto, aunque sólo el 32,3% cree que se benefició de esas comisiones y el 41% cree que no se ha beneficiado.
Otra de las conclusiones de la encuesta es que la mayoría de los encuestados (54,8%) está de acuerdo con que, para lo que aporta la institución monárquica, ésta tiene un coste desproporcionado.
Los principales cambios en la institución
La encuesta también preguntaba sobre los principales cambios necesarios que debería plantearse la institución. Entre estos cambios, uno de los más importantes sería que el rey, durante su reinado, pudiera ser juzgado por sus actos.
Esta última es una opción defendida por el 52,4% de los encuestados, que se encuentran muy de acuerdo, y un 25,5% que está bastante de acuerdo. Es decir, que el monarca debería perder su inviolabilidad ante los posibles actos delictivos que pudiera cometer durante su reinado.
También se da entre los encuestados una clara tendencia a la necesidad de que la monarquía sea una institución con una mayor transparencia. Se trata de una petición que se ha hecho repetidamente por parte de diferentes sectores sociales.
Los consultados consideran que la transparencia sobre sus cuentas, propiedades, actividades, bienes, regalos a la casa real, etc., debe ser una de las principales reformas de la misma: un 64,3% está muy de acuerdo, y el 21,7% bastante de acuerdo.