El próximo 6 de diciembre se producirán las elecciones legislativas en Venezuela, ya que las últimas tuvieron lugar en 2015, y la ley del país suramericano establece que cada legislatura dure cinco años. La actual es la tercera de la Quinta República y está dominada por la oposición.
Sin embargo la correlación de fuerzas podría cambiar. La oposición no ha sacado una sola ley desde que obtuvo la mayoría parlamentaria, usando la AN como herramienta para tumbar a Nicolás Maduro, consiguiendo que EEUU aplicase unas sanciones que han acabado afectado a sus propios votantes.
Mediante un proceso de diálogo, tanto el gobierno como la oposición han renovado la directiva del poder electoral, representado en el Consejo Nacional Electoral (CNE), lo que ha permitido que el conjunto de la oposición se presente a las elecciones.
Los dos bloques se presentan divididos, cada uno en dos candidaturas. La izquierda cuenta el Gran Polo Patriótico (GPP) liderado por el PSUV y con la candidatura del PCV que esta ocasión se presenta separado. La derecha moderada se ha agrupado en torno a Avanzada Progresista, mientras que la radical representada por Voluntad Popular -se presenta desobedeciendo las órdenes de Juan Guaidó- y Primero Justicia.
Para conocer la opinión de la izquierda que acompaña al gobierno de Pedro Sánchez, hablamos con Irene García, Coportavoz de los Jóvenes de IU, organización que junto a Podemos conforma Unidas Podemos.
¿Qué opina sobre las declaraciones de la ministra de exteriores Arancha González Laya por las que ha revelado que el Gobierno de España no reconocerá los resultados de las elecciones legislativas que se celebrarán el próximo 6 de diciembre?
Estas declaraciones minan las relaciones con un país hermano como es Venezuela. Se anteponen intereses económicos y una posición de control colonial en América Latina a los intereses de las y los venezolanos.
Esto no es nuevo, desde que el pueblo venezolano decidió dejar de ser una colonia de facto, las fuerzas del Régimen están tratando de impedir su emancipación a través de la desinformación y el cuestionamiento del gobierno legítimo. El pueblo venezolano es el único que está legitimado para juzgar a su Gobierno.
Estamos orgullosas de muchas decisiones de este Gobierno del que formamos parte, pero esta no es una de ellas. Las declaraciones de la ministra no tienen ningún valor, no hay pruebas de que los próximos comicios vayan a ser fraudulentos, simplemente responden a intereses diferentes a los de la ciudadanía venezolana.
¿Cuál es la mejor solución para la crisis que está viviendo la nación suramericana?
La solución para la crisis venezolana pasa por dejar que sea Venezuela la que elija su camino. Acabar con la intervención de países extranjeros allí.
Esto no quiere decir ignorar la situación y ser indiferentes. Un buen ejemplo es el trabajo que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero está haciendo, promoviendo el diálogo y la conciliación. Ese trabajo sí resulta útil para acabar con la crisis del país, al contrario que las declaraciones de Arancha González Laya, que simplemente enconan y enquistan más la situación. Por lo que debemos dejar que sea el pueblo venezolano el que elija su Gobierno y su Asamblea Nacional y respetar su elección.
¿Por qué cree usted que sí se deberían reconocer las elecciones al poder legislativo de Venezuela?
No es la primera vez que vemos cómo se acusa de fraude electoral a un país y luego se demuestra que no fue así. Tenemos el ejemplo boliviano muy reciente, en el que el golpe de estado de hace un año ha reforzado al MAS, pero pagando un precio muy alto en dolor del pueblo boliviano que se podría haber evitado. Todo ese sufrimiento es consecuencia de la injerencia de otros agentes como la OEA en el país.
No podemos permitir que el caso boliviano se repita, no podemos permitir que un pueblo que ya ha sufrido suficiente lo haga más. Bolivia nos muestra que, al final, la voluntad de la gente se acaba imponiendo.
Además, como ya he comentado antes, solamente el pueblo de Venezuela tiene legitimidad para decidir quienes le van a gobernar y es nuestra obligación respetarlo.