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No es una moción de censura (II): es la política en un lodazal

Hace unos días escribía sobre los fangos en los que se movía la política española y lo cómodo que se sienten algunos de nuestros políticos en ese lodo. Y ahora, tras la moción de censura presentada por VOX y su líder Santiago Abascal, se demuestra, una vez más, que en ese lodo hay algunos que se sienten muy a gusto.

 El gobierno: bastante bien

El vicepresidente Pablo Iglesias señaló que la derecha del PP y Ciudadanos tienen gran parte de la culpa de la extensión que la extrema derecha tiene ahora mismo en nuestro país. “Ustedes dieron oxígeno al monstruo y ahora el monstruo les está devorando a ustedes. ¿Saben cuál es la mejor prueba de esto? Su actitud”.

Iglesias consiguió vapulear a la extrema derecha con serenidad, con respeto, sin aspavientos. En el cuerpo a cuerpo de su enfrentamiento con VOX, Iglesias desmontó, punto por punto, las mentiras de VOX, también con reproches a PP y Ciudadanos por sus acuerdos con la extrema derecha, ya que fueron su puerta de entrada.

Para el presidente Pedro Sánchez (PSOE), el tono del debate planteado por VOX sirvió para poder relajarse en su discurso y responder a los ataques de Abascal. Se centró, en buena medida, en interpelar a la bancada del PP. Defendió las políticas feministas, el papel de las comunidades autónomas, la memoria histórica, etc.

Sin entrar en los despropósitos del discurso de VOX, Sánchez hizo un relato de las líneas de actuación principales de su gobierno (“vectores de modernización de la economía”), la apuesta por el Estado del Bienestar, las medidas sociales y económicas adoptadas frente a la pandemia, etc. A Sánchez se le vio cómodo en la tribuna, con un buen discurso, bien entramado.

 Los “secundarios” de la obra: brillantes

Entre los que han estado mejor en la tribuna de oradores (puedas estar más de acuerdo con ellos o no) han estado los representantes de los partidos progresistas. Esos partidos progresistas han rechazado la moción de censura para continuar reafirmando su compromiso democrático con los derechos y libertades, que envía un mensaje de seguridad y esperanza, porque un país no se construye con odio y división.

  • Mertxe Aizpurna (EH-Bildu): sobre la democratización real del Estado español declaró que “de esto va esta moción de censura, señores del gobierno, esto es lo que está en juego en los próximos años”.
  • Joan Mena (UP): “para VOX, el problema más grande que tiene España en estos momentos es que España está contra VOX. (…) En lugar de hablar de sanidad y educación, sólo vienen a este Congreso para quejarse y presentarse como víctimas”. Además, señaló que “son ustedes los mismos antipatriotas que, a la hora de la verdad, se oponen a que España acceda a los fondos europeos. Los mismos antipatriotas que pretenden enterrar la educación y la sanidad públicas, acabando con el Estado de las autonomías. Los mismos antipatriotas que en vez de defender a los españoles defienden los privilegios de quienes nos roban, como está pasando, día sí y día también, con lo que ya podemos llamar el ‘caso Borbón’”.
  • Oskar Matute (EH-Bildu), probablemente de los más brillantes, señaló que “cualquiera de las personas que se juega la vida en un cayuco tiene más dignidad que todos los fascistas del mundo”.
  • Aitor Esteban (PNV) puso el dedo en la llaga al afirmar que VOX ha presentado un candidato por eliminación: no aspiran a gobernar y por eso no presentan un programa de gobierno concreto. Y cerró su intervención en apenas dos minutos.
  • Pedro Quevedo (Nueva Canarias): “este lenguaje es proto-golpista. Y, por tanto, inaceptable”, y señaló que la izquierda gobierna porque la gente le ha votado.
  • Gabriel Rufián (ERC): “votando a VOX estás votando al jefe que te explota, al juez que te condena, al homófobo que te insulta, al periodista que miente y al policía que te pega. Eso es VOX”.
  • Albert Botran (CUP) señaló que existe un hilo argumental entre el 23F y la política de VOX. El problema de los discursos del odio es que luego se transforman en agresiones. El discurso de VOX pone el tema de la okupación (muy minoritario), por encima del mayoritario problema real del acceso a la vivienda digna. También señaló la necesidad de “romper con las continuidades del franquismo”.
  • Sofía Castañón (UP): “quieren gobernar España, pero ocurre que no les gusta prácticamente España: no les gustan sus lenguas, sus pueblos, su diversidad, sus barrios, no les gusta su gente, no les gusta su cultura y desconocen la historia de este país”.
  • Aina Vidal (UP): “un país es su gente, y a la derecha no le gusta la gente. ¿Se acuerdan ustedes de Andrea Fabra? Sus palabras aún resuenan en este hemiciclo: ‘¡que les jodan!’ (…). Que se jodan Parla, Vallecas o Usera. Que se jodan, por trabajadores, por pobres. Que se jodan también Largo Caballero. Fuera la memoria histórica”.
  • Sofía Castañón (UP): “¿qué tipo de persona se puede permitir despreciar los derechos humanos? Sólo aquella que entiende que su modo de vida depende de la explotación de otras personas”.
El resultado

El auténtico objetivo de la moción de censura de VOX no era, ni mucho menos, hacer caer al gobierno. Nunca se lo podría haber planteado. Pero sí ha conseguido marcar la agenda mediática. Y eso sí lo han conseguido. Dicha moción, desde el momento que no contó con el apoyo de Ciudadanos y, sobre todo, del PP, pasó a intentar controlar el liderazgo de la derecha, y no contra el gobierno.

Ha servido para reafirmar a VOX entre su electorado y para intentar robarle al PP y Ciudadanos a sus votantes más extremistas. Su otro objetivo era convertir la política en un lodazal para que la población se aparte de ella y caiga en manos del populismo más extremista, que defiende precisamente la falta de efectividad de la clase política.

Los fascistas manchan todo lo que tocan, incluyendo la libertad de expresión, la unidad de España (de la que tanto cacarean), las instituciones democráticas, etc. Por eso, ante la amenaza que supone la ultraderecha debemos tener claros los principios democráticos que nos rigen.

Es cierto que el “gobierno más progresista” de la historia no ha cumplido todas sus expectativas: no ha derogado la Ley Mordaza, ni la reforma laboral. Pero también hay que tener en cuenta el contexto de la pandemia que les ha tocado gobernar.

Aunque el discurso de VOX puede parecernos ridículo, sigue siendo peligroso y populista, porque engendra odios. Por eso no podemos, ni debemos, normalizarlo. Ningún discurso de odio puede tener cabida en democracia.

No ha hecho ni una sola propuesta para mejorar la vida de la gente desde que empezó la pandemia. Se dedican sólo a generar crispación y confusión. Frente a la falta de propuestas de VOX hay un gobierno que está respondiendo, en la medida de sus posibilidades, en este contexto anómalo de pandemia global.

Al final, el resultado de la moción de censura ha sido el previsible: Abascal sólo ha conseguido agrupar los votos de sus acólitos, de su séquito. Pero, ahora, se le abre otro escenario dentro de su propio partido, y habrá que ver cómo afectará a su posición dentro del mismo.

Y, como dijo Oskar Matute, “Al fascismo ni agua, y si tiene sed, polvorones”.

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