Sueño, como si fácil fuera olvidarte también te sueño,
y me pregunto por qué y la respuesta solo se me niega,
cavilo, recuerdo, me agito, me muevo y frunzo el ceño
y no consigo procesar esta tragedia que me desosiega.
Pero apuestas todo para aparecerte cual ruin fantasma.
Entonces hábilmente me escabullo y pido que te vayas.
Ahí desapareces y esa súbita ausencia me entusiasma,
más tú huella como un tatuaje sobre mi piel se explaya.
Cómo me habrá dolido tanto renunciar a este buen amor,
a lo que tu representas, a lo que quizá pudo ser y no fue.
Ya no importa, ya no me sigas, al fin desapareció el color
de aquel paisaje gris que dibujaba cuando un día te amé.
Sin embargo, te sueño, y algo dentro de mí no te deja ir.
Ya no te amo, pero hay heridas que tardan en cicatrizar.
Y aunque te sueñe y me sea difícil a veces con eso vivir,
estoy bien seguro que hoy he aprendido a volver a amar.