The news is by your side.

Antonio García Teijeiro: “La poesía infantil nunca debe ser poesía infantilizadora”

Creo mucho en la belleza. Porque si a los niños se les da una poesía inteligente, una poesía que intente explorar un poco el mundo que los rodea, se les hace personas mucho más críticas, mucho más tolerantes, aprenden a conocerse a sí mismos y aprenden a conocer el mundo que los rodea.”

Llegó a la poesía a través de la música, atraído por los cantos mediterráneos de Serrat y el ingenio de Aute. Durante una dura infancia marcada por el fallecimiento de su madre y una educación represiva, no pudo contar con la ayuda de los versos que ahora definen su vida y su ser. “Fui educado de espaldas a la literatura”, evoca con amargura el poeta y profesor Antonio García Teijeiro (Vigo, 1952).

El ganador, entre otros muchos honores, del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en el año 2017 con su obra “Poemar o mar”, se encuentra conmigo en una cafetería de la Alameda de la ciudad que nos vio nacer a una dictadura de distancia temporal.

La conversación fluye, la conexión se va fraguando y parece que la lluvia incesante busca seguir el ritmo del blues que nos ameniza. Como si el clima al que Galicia nos acostumbra nos quisiera obligar a permanecer juntos hasta que los segundos se empezaron a contar en sorbos de café.

Solo una llamada de su mujer interrumpe el fascinante relato sobre el hombre que terminó su libro “Na fogueira dos versos” en la casa de su amigo Rafael Alberti. Más tarde, esta obra sería la ganadora del Premio Merlín y del Premio Europeo Pier Paolo Vergerio.

Él tiene que coger el teléfono porque su esposa, Susi,lo es absolutamente todo para él. Afirmación que no resulta nada sorprendente una vez conoces sus libros y las hermosas dedicatorias con las que suele abrir la puerta de sus poemas. “Todos mis libros están dedicados a ella, la mujer de mi vida, y a mis hijos”.

Su familia no ha aumentado su pasión hacia la poesía infantil, aclara, pero sí logra corroborar todos los sentimientos y la pasión que fue cultivando en muchas infancias. Primero, como docente experimentado, hacia sus alumnos de la escuela y de los talleres de literatura. Más tarde, hacia todos los niños que tuvieron el privilegio de ser llevados hacia su poesía y también hacia la buena lírica que reivindica.

La importancia de la formación poética

Es evidente que la poesía no da respuestas, lo que sí permite es hacerse preguntas para que tú después transcurras por la vida buscando la razón de todo.”

“Que los niños y las niñas lean poesía, depende de los mediadores”, afirma. “A los niños les encanta la poesía, lo que pasa es que hay que ponérsela cerca. A los que no les gusta es a los adultos”, sentencia el poeta, quien critica la actitud de ciertas personas hacia la literatura infantil y la falta de formación poética alimentada por las malas decisiones de ciertas editoriales.

“La poesía infantil no puede ser poesía infantilizadora. Uno de los problemas que hay cuando se escribe poesía, no solo para niños, es la infantilización. Eso es algo que, sinceramente, me preocupa bastante”. El escritor diserta durante varios minutos arrojando una conclusión muy acertada sobre la publicación y la venta masiva de un tipo de poesía destinada al consumo rápido.

“Temo mucho a estos movimientos de pseudopoesía, que no digo que sea poesía basura, pero en algunos casos no me gusta nada. Es una poesía facilona que toca los temas de siempre y los banaliza. Lo que buscan este tipo de lecturas es decirle a la gente exactamente lo que quiere oir.

Y creo que la poesía no debe decirte lo que quieres oír, sino hacerte pensar, ir más allá. La gente que lee ese tipo de literatura no suele luego dar más pasos. Se quedan ahí. Luego no son capaces de disfrutar a Rosalía, o a Amado Carballo o a Lorca a fondo o de leer a Machado”, concluye el autor a la vez que asegura que un buen escritor tiene que ser también un excelente lector”.

 Un poeta empapado en mil poetas

Preguntar sobre sus referentes le hace beber toda el agua que le queda en el vaso. Sabe que su respuesta será muy larga y, tal vez, algo arbitraria para una persona que, jugando al balonmano en varios equipos de primera división, transformaba los quilómetros en carretera para disputar los encuentros en lecturas de los grandes poetas que llegaron tarde a su vida, pero a los que nunca desterraría de sus días, como sí terminaría haciendo con un deporte al que dice seguir amando.

Pero al igual que se considera un gran cinéfilo, afición que le une a su hijo mayor, comenta que sin duda, si tuviera que renunciar a una de sus pasiones, el cine o la literatura, abandonaría con enorme dolor el celuloide para deleitarse solo con celulosa y tinta. Antonio García Teijeiro no podría vivir sin el afecto de Susi, pero tampoco sin Lorca, sin Alberti, sin Rosalía de Castro o Amado Carballo.

 “Desde el punto de vista de la poesía infantil y juvenil en gallego, un referente claro y evidente fue siempre Manuel María, porque en una época donde no había prácticamente nada, sus libros fueron para mí fundamentales para acercar la poesía a los niños. Para mí fue un referente indispensable. En poesía gallega, me apasiona Celso Emilio Ferreiro, con esa carga social que tenía. Luego, cuando descubrí en el Día de las Letras Gallegas a Luis Amado Carballo, también fue un poeta que a mí me encantó, porque me sentí muy próximo a él. Esto si no mencionamos a Rosalía de Castro, por supuesto, la poeta más grande que podemos tener.”, comenta sobre sus mitomanías autóctonas.

A los niños les encanta la poesía, lo que pasa es que hay que ponérsela cerca. A los que no les gusta es a los adultos.”

“Luego también me he leído muchísima poesía en castellano”, continúa. “Yo tengo un referente claro a la hora de escribir para los niños, que es Federico García Lorca. Esa poesía popular de Lorca, de imágenes, esa poesía rítmica, fresca, luminosa, me encanta. Luego, tengo que hablar también de Rafael Alberti, a quien conocí y con el que conviví durante bastante tiempo, durante muchos años”, recuerda con nostalgia para contar que gracias al poeta gaditano también pudo conocer a su admirado Dámaso Alonso. Después de citar brevemente su cariño hacia poetas como Antonio Machado, con el que comenzó a amar la poesía; Miguel Hernández, sensible y comprometido o Juan Ramón Jiménez, quien hacía versos que le resultaban extraordinarios. Después de este inciso, vuelve a darle centenares de minutos de gloria a Rafael Alberti.

Alberti ha sido un referente muy claro, sobre todo a la hora de hablar de la poesía dedicada al mar. El mar está muy presente en una etapa de la vida de Rafael Alberti. Leyendo a Alberti me di cuenta de que el mar podía ser un elemento literario importante y ahí estuvo siempre desde el principio”, cuenta. “Efectivamente, Rafael Alberti ha inspirado mucho Poemar o Mar”, responde.

Galicia, un valioso verso para la Literatura Nacional

“Poemar o mar”, el libro que le hizo ganar el Premio Nacional de Literatura Infantil cuenta con el doble mérito de haber sido valorado en gallego y de haber competido contra otros géneros literarios que, según él, los jurados suelen sobreponer a la poesía. “No sé qué hizo tan especial a este libro. Creo que siempre hice una poesía muy cuidadosa en el lenguaje, en la expresión literaria. Cuidando todo al máximo, desde un respeto enorme hacia los lectores, porque es lo que falta a veces. Mucha gente piensa que para los pequeños y pequeñas todo vale y no es así”, asevera el autor.

Al ser preguntado sobre la importancia que tiene la simbología en la poesía infantil, el autor resalta que las imágenes literarias resultan fundamentales y muy enriquecedoras. “Creo mucho en la belleza. Porque si a los niños se les da una poesía inteligente, una poesía que intente explorar un poco el mundo que los rodea, se les hace personas mucho más críticas, mucho más tolerantes, aprenden a conocerse a sí mismos y aprenden a conocer el mundo que los rodea. Es necesario que la poesía permita varias relecturas y que tenga un doble sentido. Creo que eso hace que los niños y posteriormente los adultos se vayan haciendo preguntas que los empujarán a conseguir respuestas. Porque es evidente que la poesía no da respuestas, lo que sí permite es hacerse preguntas para que tú después transcurras por la vida buscando la razón de todo”.

La lluvia cesó y el viento emitió el silbido de final de la entrevista.