El fascismo español, último clavo en la tumba política de Lenín Moreno
La organización política VOX se lanza a refrendar los argumentos del mandatario de Ecuador Lenín Moreno, quién lleva a cabo una persecución de alta intensidad contra su oposición.
En los últimos días ha sonado con fuerza las declaraciones de un diputado de VOX, una organización política española de posición neoliberal en lo económico, en favor del Régimen del 78 en lo organizativo y franquista en lo social.
No es tan importante el nombre del representante de VOX puesto que en esa organización no existe el debate interno, por lo que todos sus cargos repiten el discurso marcado desde arriba, como en décadas pasadas sucedía en todo el país. Cualquier otro cargo del partido habría dicho lo mismo, y probablemente, con los mismos problemas de dicción y de expresión, ya que al fascismo no se le da bien debatir, es más de desear la muerte de la inteligencia.
Tampoco es fundamental remarcar la corrupción que afecta al partido, ya que sale de las entrañas del Partido Popular, una “organización criminal” según varios jueces españoles. Ni tampoco esforzarse en relacionarlos con el franquismo puesto que se niegan a condenar la dictadura y su acervo indica que son los hijos y los nietos de los que se enriquecieron durante los años en los que el fascismo oscureció España, con la bendición de la iglesia, el ejército y EEUU.
Existe una arista más importante pues es la base de las relaciones de poder que sostienen intacto, o lo intentan, el actual sistema neoliberal. Las oligarquías locales se protegen internacionalmente. Una cuestión que no es baladí, ya que demuestra que existe la división de la sociedad en clases, y que la solidaridad internacional también es practicada por los que están arriba, si bien es una motivación perversa (intereses económicos y perpetuación de la desigualdad para protegerlos) la que la produce.
Lenín Moreno llegó al poder de la mano de Rafael Correa. Nada más llegar a Carondelet dio un golpe de estado a su vicepresidente Jorge Glas, convocó un referéndum y una consulta popular violando los tiempos establecidos en la constitución y purgó la herramienta de control del estado, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS).
Pese a que el proyecto socialista había ganado en las urnas, Moreno impuso el neoliberalismo y, frente a la resistencia a ese golpe a lo indicado democráticamente por la mayoría mediante las urnas, usó herramientas del fascismo para asentarlo.
Persecución, encarcelación, juicios-farsa, represión, violencia policial, asesinatos de opositores, uso de las instituciones del estado en su beneficio… De tal manera que el fascismo español lo reconoce como un aliado y lo defiende en las cortes.
Una lectura aún más profunda permite observar de manera clara que el neoliberalismo usa al fascismo cuando la sociedad a la que quiere explotar y oprimir -o parte de ella- se levanta en su contra para generar un miedo que la paralice. De ahí que el mayor sistema neoliberal del mundo, y principal aliado de Moreno, haya votado en la ONU en contra de condenar al Régimen Nazi del dictador genocida Adolf Hitler.
Por lo tanto el fascismo no es un ente a parte del capitalismo en fase neoliberal, sino una de sus fases. Eso explica que a Lenín Moreno le sea muy fácil arremeter contra el gobierno de Venezuela pero no contra el de EEUU, ni contra el de Brasil ni el de Honduras. Que en España el PP, C’s y VOX chillen su mantra de las heridas abiertas y proclamen con desesperación que no hay que remover el pasado cuando se pretende hacer justicia con los crímenes del franquismo.
Quienes catalogaban a Lenín Moreno como “dictador” y “fascista” han sido señalados como “extremistas“, reduciéndolos a unos dogmáticos que no saben dejar la pasión a un lado. La razón ha aparecido y ha puesto los focos en la evidencia que los medios de comunicación de masas han estado ocultando desde 2017.