Ángel R. Tortolero “el COVID-19 ha vuelto más confrontativo el debate político”
Las dinámicas políticas han cambiado, intensificándose, a causa del impacto del COVID-19, según expone el analista venezolano Ángel Rafael Tortolero.
No son pocas las veces en las que resulta difícil verbalizar determinadas naturalezas de las cosas humanas o no. El mundo, en todo caso, vive una convulsión que es indudablemente abarcante al planeta: a su salud y permanencia, para usar términos clínicos.
¿Hay fronteras palpables de esa enfermedad entre lo superestructural y lo epocal?
En la naturaleza todo se transforma, se adapta o muere en el intento y si bien las ciencias básicas han avanzado en el control biológico y natural en favor de la sobrevivencia de la especie humana, no es menos cierto, que por su dinámica como sistema, la naturaleza siempre sorprende con nuevos eventos. De allí que, la pandemia por COVID-19 nos pone frente a una gran interrogante sobre su origen, y ese debate, aunque importante, es relegando en la medida que el discurso del poder, se posiciona en el marco de los intereses de las potencias involucradas en el mismo.
En ese sentido, las devastadoras consecuencias del SAR-COV2, ocupan toda la atención; por un lado porque está en peligro la sobrevivencia de la especie humana y por el otro, porque abre la posibilidad a un mercado movido por el riesgo de muerte inminente que no regatea a la hora de satisfacer la demanda de vacunas y fórmulas terapéuticas contra el indeseable virus.
Sin ánimos de escandalizar, se puede aseverar que la pandemia del COVID-19 y las crisis sanitarias, sociales, económicas y políticas que ha develado, deja abierta la posibilidad de un desenlace bélico dentro de las potencias y entre las potencias. Se baraja el dominó de la dominación y el poder. Ángel Rafael Tortolero.
Parafraseando a Marx, en el capitalismo todo es mercancía y el valor de cambio (la acumulación de riquezas) se superpone sobre el valor de uso (la preservación de la vida).
En ese orden de ideas, las contradicciones sociales van elevando el tono del debate político, y sin dogmas donde refugiarse, los actores interesados, de un lado y de otro, no logran posicionar un mensaje certero ante la realidad multifactorial, vale decir dialéctica y por definir.
En ese contexto es importante destacar, que hasta ahora lo único que ha quedado claro es que las economías capitalistas liberales y neoliberales, están entrampadas entre la vida y el mercado, lo que ha dado sustentación a la teoría que señala que esta pandemia es un fenómeno intencional dirigido al control de la población mundial y el dominio planetario de las potencias aliadas en la conformación de un bloque hegemónico, político y socio cultural.
La superestructura, vale decir occidente (EE.UU, Reino Unido y la U.E) pugna por imponerse frente a la multipolaridad que emana del surgimiento de nuevas potencias consolidadas (China, India y Rusia) que avanzan en la construcción de un mundo de vida comprometido en lo fundamental con el buen vivir, pero respetando la pluralidad política, la multiculturalidad y la autodeterminación.
En consecuencia estamos en un cambio de época y frente a una época de cambios sustanciales y profundos, que redefine las nuevas relaciones de producción que de ella emerjan.
La pandemia COVID19 y las crisis políticas -con todos sus matices expresados hasta ahora-, ¿qué te indican?
El COVID-19 si bien ha demostrado lo vulnerable que somos como especie humana, también ha develado la incapacidad de las economías capitalistas para proteger a sus pueblos. A estas alturas, lo único que podemos asegurar es que no tenemos nada seguro. La humanidad está bajo el asecho de los poderosos, el planeta está en riesgo y en el mundo se definen nuevos escenarios para la confrontación.
Desde nuestra posición antiimperialista y descolonizadora, heredada de los ideales libertarios de Simón Bolívar, el Maestro Simón Rodríguez, y el Comandante Hugo Chávez, nos planteamos la Paz como el camino a la libertad y por ello, luchamos en el marco de una diplomacia de los pueblos y con los pueblos, sin menosprecio a la lucha contra las hegemonías socio culturales que se les contrapone. Ángel Rafael Tortolero.
Sin ánimos de escandalizar, se puede aseverar que la pandemia del COVID-19 y las crisis sanitarias, sociales, económicas y políticas que ha develado, deja abierta la posibilidad de un desenlace bélico dentro de las potencias y entre las potencias. Se baraja el dominó de la dominación y el poder.
¿La guerra es grotescamente una antesala a otro tipo de sociedad?
La vieja sentencia de Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz (1831) que señala: “que la guerra es la diplomacia por otros medios”, siempre es una tentativa que pende como una espada sobre nuestras cabezas; históricamente, esa ha sido praxis de las potencias imperiales y la particular manera de relacionarse con el mundo, controlar los mercados, hacer negocios y preservar sus estatus de poder.
¿Hacia dónde y con quién vamos?
La buena noticia, es que mientras los poderosos marcan sus territorios de dominación en el planeta, en el seno de sus países, se están desarrollando contradicciones que posiblemente transformaran a esas naciones en función de las exigencias de sus pobladores. Por lo menos esa es la Utopía, por un mundo mejor es posible.
En este marco referencial, no puedo dejar de referirme, a la Revolución Bolivariana y a las propuestas geopolíticas del Comandante Hugo Chávez y continuadas por el Presidente Nicolás Maduro. Ya que si bien el COVID-19 ha devastado a la mayoría de los países del planeta, en el caso de Venezuela su letalidad debe sumarse al bloqueo imperial y demás formas de sabotaje, económico, político y mercenario, con la que el imperio pretende acallar las voces de un pueblo valiente y libre que resiste y avanza en la construcción de historia.
Para sorpresa del mundo, en este país las consecuencias de la pandemia han sido de menor impacto en comparación a los daños causados en los países desarrollados y sus aliados. Cosa que solo es posible, cuando se sobrepone la vida por encima del mercado y no al contrario como de ordinaria sucede.
Esa es la esencia del problema, el COVID-19, haya sido producido en un laboratorio como arma bacteriológica o haya emergido de la naturaleza por el alto nivel de contaminación derivada de la explotación irracionalidad del ambiente, en todo caso, demanda la atención plena de toda la humanidad y obliga a un cambio sustancial y profundo en las relaciones sociales de producción, sin dogmas hegemónicos, ni supremacismo de ninguna índole.
Digamos que la civilización se encuentra bajo el signo de una crisis severa emergida de otra u otras de mayor magnitud identificadas con el nacimiento y desarrollo del capitalismo y de otros modelos que lo han precedido.
¿Dónde quedan las esperanzas del Hombre?
En términos esenciales el hombre es una unidad perfecta de sueños, esperanzas, imaginación y hacer, que se expresan en su capacidad infinita de pensar; lo que en palabra de Mao Tse-tung se traduce en la práctica social del trabajo, el despeje de las contradicciones y el tratamiento correcto de esta en el seno de la sociedad. Así el hombre trasciende a sí mismo y construye y deconstruye su socio historia.
Mientras los poderosos marcan sus territorios de dominación en el planeta, en el seno de sus países, se están desarrollando contradicciones que posiblemente transformaran a esas naciones en función de las exigencias de sus pobladores. Ángel Rafael Tortolero.
En consecuencia la humanidad siempre ubica una salida más allá de las limitantes de la relación causa efecto, el fácil razonamiento y los deseos de la ideología dominante. En ello radica la esperanza, la utopía continua por un mundo mejor.
El COVID-19, está llevando a la humanidad al límite de su extermino, por ahora nadie tiene la fórmula para salir de la crisis, sin embargo, en el mundo se escuchan nuevas voces, que generan un rico debate en torno al presente y el futuro de la humanidad.
¿Serán posibles el diálogo por la paz, la diplomacia como un ejercicio para encontrar su cauce? O habrá que resignarse al holocausto o habrá otro comienzo?
Desde nuestra posición antiimperialista y descolonizadora, heredada de los ideales libertarios de Simón Bolívar, el Maestro Simón Rodríguez, y el Comandante Hugo Chávez, nos planteamos la Paz como el camino a la libertad y por ello, luchamos en el marco de una diplomacia de los pueblos y con los pueblos, sin menosprecio a la lucha contra las hegemonías socio culturales que se les contrapone.
En ese sentido, creo que cada pueblo debe ser libre para definir su destino e indudablemente, respetuosos de la autodeterminación de los demás pueblos, al fin y al cabo, vivimos en el mismo planeta.
En ese marco, la resignación, el holocausto o inamovilidad de la humanidad, no es posible, ni está planteada.