Las primarias en Honduras no despejan la sombra del fraude
El Partido LIBRE lleva casi un mes esperando conocer los resultados de las primarias por las que su militancia ha elegido a sus candidatos y candidatas para las elecciones de noviembre.
Este contenido en la segunda y última parte de un análisis de contexto sobre Honduras. Los ejes electoral, social y político que vertebran la actualidad histórica de la nación centroamericana son tratados en este trabajo, que desde una óptica alternativa, explica el proceso de primarias y sus aristas que se está llevando a cabo en Honduras. Para entenderlo en su totalidad, se recomienda leer previamente la primera parte haciendo click aquí, pues contiene la base argumental sobre la que se desarrolla lo que más abajo se reproduce.
Cuatro años más de tiranía, fascismo y violaciones a los Derechos humanos. Militarización de las ciudades, desequilibrio de la economía, más pobres, violencia, criminalidad, asesinatos de ambientalistas, comunicadores sociales, y estudiantes. Exclusión social, intentos de privatización y abandono del sistema de salud y educación, saqueo y descalabro de instituciones estatales, despojos de tierras, criminalizados, jóvenes enjuiciados en prisión por protestar, migraciones masivas de hondureños huyendo de las políticas neoliberales implementadas por la narco dictadura.
Tras reformas en el sistema Electoral de Honduras, nueva ley, e incorporación de representantes de LIBRE por exigencias protagonizadas por los diputados de LIBRE en el Congreso Nacional, en una “insurrección legislativa” con pitos, choretas y cohetes presionaron para que se nombraran a los magistrados y comisionados que serian parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) y Tribunal de Justicia Electoral (TJE), que forman parte de las nuevas reformas que se fueron aprobando según acuerdos entre los partidos que argumentan ser entes garantes de la transparencia en los próximos comicios electorales.
Llegados los primeros comicios en las elecciones primarias 2021 manejadas por estos nuevos órganos representantes, demostraron las falencias garrafales de este nuevo sistema. Con una fiesta cívica empañada por la tardanza del CNE en dar los resultados preliminares y el aparente fraude de los tres institutos políticos que asistieron a la contienda.
El 14 de marzo del presente año, el pueblo hondureño acudió masivamente a las urnas a votar, dirigiendo sus esperanza en el proyecto de Libertad y Refundación para ponerle fin a la narco dictadura, y elegir a sus representantes en los 3 niveles electorales: presidente, diputados y alcaldes.
Las elecciones se llevaron a cabo con buen suceso, pero lamentablemente el sistema electoral hondureño es muy deficiente, y al igual que en los comicios anteriores volvió a aparecer el fantasma del fraude.
Algunos precandidatos pagaron a miembros de las mesas electorales para que les inflaran votos y así ser electos ilegalmente, sin respetar la voluntad del pueblo hondureño, precandidatos que en algunas actas de cierre aparecen con más de 600 votos, esto es matemáticamente imposible, pues las urnas estuvieron habilitadas aproximadamente por 10 horas, lo que supondría que cada elector tardó menos de un minuto para votar.
Todo lo que sucedió en las elecciones internas demuestra que no es el pueblo el que verdaderamente elige a sus representantes, sino un grupo de oligarcas que se adueñan de los partidos y del poder a base de clientelismo político.
Sopesando esta situación, se puede valorar que tienen los mismos vicios del bipartidismo contra los que hemos luchado por erradicar durante más de una década.
A pesar de que Libertad y Refundación sí tenía representantes en el Consejo Nacional Electoral en estos comicios electorales, parece que no benefició en nada porque se dieron los mismos vicios de pasadas elecciones al momento del escrutinio de los votos.
Lo que dejó comprobado las recientes elecciones internas, es que el pueblo hondureño está con toda la voluntad de derrotar a la narco dictadura, pero los que dirigen los partidos de oposición no tienen voluntad política para hacerle frente y sacar a los cachurecos del poder.
Solo les importa seguir manteniendo la cuota económica que deja la deuda política que les otorga el gobierno por cada persona votante, y con ello seguir enriqueciéndose a costillas de las desgracias del pueblo hondureño.
Hernández Alvarado fue electo presidente con infinidad de inconsistencias. En el primer boletín del Tribunal Supremo Electoral (TSE) dirigido por el Magistrado presidente David Matamoros, se otorgó una amplia ventaja a la Alianza de Oposición, pero tras un apagón de varias horas en el sistema del (TSE), y una vez restablecido el sistema de conteo de votos Juan Orlando Hernández aventajaba a la alianza.
El fraude dio inicio a una crisis electoral desencadenando una serie de protestas, disturbios, y saqueos en diferentes sectores del país, suceso que arrojó como resultado que el gobierno decretara la suspensión de ciertas garantías constitucionales.
El impuesto estado de excepción obligó a los ciudadanos a protestar desde sus casas, realizando el llamado “Cacerolazo”, que a manera sincronizada se realizó una especie de bulla colectiva en ciertas horas, y luego el inminente paro nacional convocado por los dirigentes de la Alianza que ocasionó bloqueos en las calles de las principales ciudades del país y el colapso de la economía.
El Paro nacional que duró pocos días y fue suspendido por órdenes de los mismos líderes convocantes, causando entre la población descontento, desconfianza, y creando hasta el día de hoy una idea colectiva de que habían negociado con el gobierno poniéndose de acuerdo con JOH de que este se perpetuara en el poder, manteniendo el status quo.