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20 grandes discos de thrash metal (2000 – 2020; 2ª parte)

La segunda parte del artículo de thrash metal llega con diez nuevos álbumes. Todos ellos de una calidad extraordinaria. Bandas consagradas y otras que, en su momento, casi comenzaban su andadura musical. Tomen asiento y lean.

La primera parte del artículo ha tenido buena acogida. Espero que esta segunda cuente con la misma suerte, ya que los álbumes escogidos para la ocasión así lo merecen.

Prácticamente todos los estilos están contando con un mayor número de artistas y propuestas musicales en forma de álbumes. El thrash metal es uno de ellos. Y parece que este crecimiento no tiene fin, pues la tecnología está facilitando las cosas para que muchas bandas puedan lanzar sus grabaciones, y en ocasiones sin la necesidad de un sello que los apoye. Muchas veces basta con una campaña de crowdfunding para realizar un trabajo ambicioso.

Si ya en la década del 2000, el thrash metal comenzó a recuperar el terreno perdido en los 90, en los últimos cinco años, el nacimiento de nuevas bandas ha seguido enriqueciendo este estilo, y prácticamente todos los demás, a una velocidad endiablada.

Entre los álbumes escogidos para esta segunda parte, hemos querido alternar grupos consagrados con otros cuya formación ha sido algo más reciente. Al final, estos últimos son los que tratarán de seguir con el legado de los que han dado forma a este sonido.

Como siempre decimos, esto no se trata de un ranking, sino de una lista de discos que merecen la pena ser escuchados, y que han sido publicados entre el año 2000 y 2020. Así pues, pasen y lean. Y por supuesto, pinchen en los enlaces para escuchar algunas de las composiciones escogidas.

Overkill – Ironbound (2010; Nuclear Blast)

La legendaria formación estadounidense no traía una buena racha. Llevaban desde el año 91 sin publicar un álbum memorable como aquel fantástico Horrorscope y, por el camino, tropezaron estrepitosamente en álbumes como ReliXIV (2005).Sin embargo, y tras fichar por Nuclear Blast, publican Ironboundun trabajo impactante desde la portada que los devuelve a la élite del thrash metal. Muy potente y, aunque un poco largo, posee los suficientes ingredientes como para mantener la atención del oyente. La instrumentación es impesionante, algo que se realza con una mezcla muy equilibrada. Es un puñetazo sobre la mesa que comienza con la imponente “The Green and Black”, de algo más de ocho minutos, algo inusual en esta banda. No contentos con ello, entregan un himno que lleva el título del álbum. Oscuro, enérgico y agresivo, pero también es un disco muy melódico.

Composiciones destacadas: “The Green and Black”, “Ironbound”, “Bring Me the Night” y “Killing for a Living”.

Enforced – At the Walls (2019; War Records)

Banda estadounidense de reciente formación y con dos álbumes en el mercado, junto con algún que otro EP. La puesta de largo llegó precisamente con este At the Wallsdonde la alineación todavía no parecía muy estable, ya que hay bajos y baterías grabadas por diferentes músicos, aunque esto ya se ha solventado en el último álbum. Las voces, a cargo de Knox Colby, son tremendamente agresivas, mientras las guitarras de Zach Monahan son afiladas e imponentes. La base rítmica va en la misma dirección y, a pesar de la participación de algunos músicos que después han pasado a ser fijos, se ve bien compenetrada. La propuesta se basa en un crossover thrash de altura, con mucha velocidad, por momentos violento, aunque siempre muy rítmico. El nuevo trabajo de 2021 confirma el talento de Enforced.

Composiciones destacadas: “Reckoning Force”, “Skinned Alive”, “Born Lost” y “Retaliation”.

Evile – Enter the Grave (2007; Earache)

Evile es un grupo de thrash originario del Reino Unido, concretamente de Huddersfield (Inglaterra). Se formaron en 2004 y debutaron con este Enter the Grave en 2007. El álbum llamó poderosamente la atención por su enorme calidad. Posee riffs incendiarios y solos de guitarra bastante inspirados, una base rítmica contundente y una voz, la de Ol Drake, que recuerda a las que muchas veces encontramos en la escena thrash clásica. Además de la fuerza y la intensidad del mismo, hay que destacar algunos desarrollos complejos que lo hacen todavía más llamativo. Tampoco le falta la melodía, y es que algunos de sus temas son perfectamente recordables. A día de hoy poseen cinco álbumes de estudio, además de un par de EP, aunque puede que todavía no hayan conseguido superar su debut. Al menos es la sensación que tengo tras haber escuchado su discografía.

Composiciones destacadas: “Enter the Grave”, “Thrasher”, “We Who Are About to Die” y “Armoured Assault”.

Onslaught – Killing Peace (2007; Candlelight Records)

Ante el aluvión de bandas de thrash metal formadas en los Estados Unidos y Alemania, Onslaught fue y es uno de los máximos exponentes de la vertiente británica, país no tan prolífico en estos sonidos. Ellos no sufrieron la década de los 90 porque para entonces se habían disuelto. Publicaron varios álbumes memorables en la segunda mitad de los 80 y, tras un largo parón, regresaron a la actividad con este fantástico Killing Peace. La conclusión que uno saca al escuchar esta obra es la de como si nunca se hubiesen ido, ya que la calidad es mayúscula. Eso sí, han tenido que reformar la alineación, no solo para este trabajo, sino también para otros posteriores. Para esta ocasión cuentan con el guitarrista Nige Rockett, el vocalista Sy Keeler y el batería Steve Grice, tres de los que sí estuvieron en la época clásica o en parte de ella. Además, se subió al carro el bajista Jeff Williams. Potente, fluido, con un claro carácter antireligioso y mucho talento.

Composiciones destacadas: “Burn”, “Killing Peace”, “Pain” y “Shock and Awe”.

Death Angel – The Dream Calls for Blood (2013; Nuclear Blast)

Death Angel es otra de las bandas importantes de thrash surgidas en la década de los 80. Algo que habría que destacar sobre ellos es que han mantenido una regularidad en cuanto a la calidad de sus álbumes, por lo que nunca han sufrido un bache demasiado acusado, si bien es cierto que han tenido un parón de diez años en la década de los 90. En cuanto a este trabajo, The Dream Calls for Bloodpodría decirse que es de lo mejor que han parido en los últimos tiempos, aunque otros títulos tienen una calidad similar. Los miembros que se mantienen desde sus inicios son el guitarrista Rob Cavestany y el vocalista Mark Osegueda, por lo que la columna vertebral sigue intacta. Mantienen el oficio y el talento para crear composiciones de la talla de “Left for Dead” o “Fallen”, y la agresividad necesaria para crear un álbum tremendamente notable.

Composiciones destacadas: “Left for Dead”, “Fallen”, The Dream Calls for Blood” y “Territorial Instinct / Bloodlust”.

Revocation – Chaos of Forms (2011; Relapse Records)

Aunque estos estadounidenses parece que se han formado hace poco, lo cierto es que ya llevan catorce años de actividad musical. El tiempo pasa deprisa, y lo que en su momento pareció una firme promesa del thrash metal, hoy es una realidad, aunque del death metal, ya que poco a poco han ido variando la propuesta musical hasta un estilo algo más extremo. Es cierto que el death no es algo nuevo para ellos, principalmente porque este Chaos of Forms ya contenía algún que otro elemento de tal estilo, al igual que algunos trabajos posteriores. Sin embargo, el más reciente The Outer Ones (2018) es un alarde de death metal técnico. Ya habían llamado la atención con Existence is Futile (2009), pero en el disco que nos ocupa perfilaron todavía más la propuesta, suenan más maduros y sólidos, y las ideas parecen mejor ejecutadas. Una gran propuesta para los que quieran escuchar thrash de calidad al margen de las bandas más afamadas.

Composiciones destacadas: “Cretin”, “Cradle Robber”, “No Funeral” y “Dethroned”.

Heathen – The Evolution of Chaos (2010; Mascot Records)

No sabemos que habría pasado con Heathen, de no ser tan inconstantes a la hora de publicar material. Este grupo estadounidense se formó en mitad de la década de los 80, dejó dos álbumes imprescindibles en el género como Breaking the Silence (1987) y Victims of Deception (1991), para después separarse y no entregar un larga duración hasta 2010. The Evolution of Chaosque así se titula la criatura, no tiene nada que envidiar a los mejores trabajos de los últimos tiempos dentro del estilo. Es cierto que no inventan nada nuevo, pero desde hace un tiempo eso es algo muy difícil de conseguir. Dentro de los parámetros del thrash, el disco cuenta con grandes composiciones, algunos desarrollos complejos, muy buenos riffs y una base rítmica demoledora. Se esperó con cierta expectación un nuevo trabajo que no llegó hasta el pasado 2020, el cual no cumplió con lo mínimo exigible en una banda con tanta calidad. Claro que, las idas y venidas en la formación, también han sido un lastre.

Composiciones destacadas: “Dying Season”, “Control by Chaos”, “Fade Away” y “Silent Nothingness”.

Testament – Dark Roots of Earth (2012; Nuclear Blast)

Tan imponente es la portada como el álbum. Testament es otro de esos grupos legendarios que están sabiendo reciclar su música y adaptarse a los métodos de producción actuales. Sin perder la esencia pero sonando estupendamente. A pesar de haber sufrido numerosos cambios en la formación, hay que señalar que en este álbum mantienen las voces de Chuck Billy, la guitarra de Eric Peterson y también la de Alex Skolnick, quien regresó al barco en 2005 junto al bajista Greg Christian. Este último dejó de nuevo la banda en 2014. En las baterías tenemos a Gene Hoglan, quien tiene una pegada brutal. Con una buena producción a cargo del reputado Andy Sneap, Testament se desmarcó aquí con un trabajo muy variado en el que al oyente le esperan sorpresas como la reposada “Cold Embrace”, algo no tan habitual en los de Oakland, aunque la garra sigue presente en cortes como “Native Blood”.

Composiciones destacadas: “Rise Up”, “Native Blood”, “True American Hate” y “Throne of Thorns”.

Reek – Necrogenesis (2014; Autoeditado)

Esta banda española, concretamente de Sabadell, consiguió componer un trabajo que, por su valía, habría merecido bastante más atención de la que se le ha dado. Es más, no es descabellado señalar que su propuesta (autoeditada) podría hacer palidecer a varias de las bandas más consagradas que, en el año de la publicación de Necrogenesis, no pasaban por el mejor de sus momentos, aún teniendo un mayor presupuesto y a un sello que los respalde. Lo que Reek propone en este su único álbum hasta el momento, es un thrash metal indudablemente técnico que coquetea con el metal progresivo. Las composiciones están muy bien ejecutadas, hay guitarras ingeniosas y riffs efectivos, un bajo con presencia y unas baterías fantásticas. La interpretación vocal de Iván Lara es bastante variada y crea líneas vocales en ocasiones bastante melódicas. Da bastante rabia saber que han sido capaces de componer un trallazo así, y que desde 2015 permanezcan inactivos. Una lástima.

Composiciones destacadas: “The Sound of Decadence”, “Violent Winterlight”, “Landscapes of Elysium” y “Scions of the Void”.

Sodom – M 16 (2001; Steamhammer)

Sodom es una de las formaciones más brillantes del thrash metal alemán y, por extensión, del continente europeo gracias a discos de la talla de Persecution Mania (1987) y Agent Orange (1989). Conocidos por su tendencia hacia la temática bélica, han pasado por diversas etapas, algunas de ellas combinando su música con el black o el death, aunque casi siempre han cosechado las mejores críticas con el thrash puro. También sufrieron un bache importante, como muchos otros grupos, en la década de los 90, aunque se rehicieron en trabajos como Code Red  (1999) y este M-16 (2001).  Liderados por el vocalista y miembro fundador Tom “Angelripper”, es el encargado de todas las letras del álbum, que por cierto contiene dos clásicos contemporáneos del grupo como “Napalm in the Morning” y el tema título. El sonido es crudo, con voces agresivas y una instrumentación feroz.

Composiciones destacadas: “Among the Weirdcong”, “Napalm in the Morning”, “M-16” y “Marines”.