IBEX 35: el trabajo esclavo cimentó el poder económico español
Compañías públicas y privadas, las cuales actualmente cotizan en el IBEX 35, fueron participes de la explotación esclavista, resultando beneficiadas de la mano de obra gratuita.
El IBEX 35, como referencia bursátil, nace el 14 de enero de 1992, siendo su nombre derivado de “Índice Bursátil Español”, el cual integra las cotizaciones de las 35 empresas más importantes de España, mismas que resultaron en su momento una fuente importante de financiamiento de la dictadura y sus descendientes, cuya reputación y fortuna siguen intactas en la “democracia” auspiciada por el régimen del 78.
El actual esquema empresarial neoliberal de España considera al IBEX 35 un muy relevante indicador para diagnosticar el estado de la economía en el país ibérico, donde las empresas apoyadas durante el franquismo, actualmente subsisten expandiendo sus mercados y ganando influencia política.
La represión franquista contribuyó al despojo del país y a la concentración de la riqueza en un puñado de empresas. No hubo empresarios durante la dictadura que tuvieran grandes negocios sin ser cercanos a la figura de Franco. Esto fue la consecuencia de un sistema de clientelismo político donde el Régimen convirtió a la economía española en su propio feudo.
La involución social que representó el Régimen franquista por medio de su praxis fascista y arcaico catolicismo, llega a su extremo en plena mitad del siglo XX a través de la utilización de la mano esclava. El trabajo esclavo formó parte del conjunto de procedimientos contrapuestos a los Derechos Humanos que la dictadura ejerció contra la disidencia política.
En este contexto, compañías públicas y privadas, las cuales actualmente cotizan en el IBEX 35, fueron partícipes de la explotación esclavista, resultando beneficiadas de la mano de obra gratuita que proveían forzadamente de los opositores al Régimen, en la mayoría de sectores productivos.
Banús Hermanos, San Román, Huarte, Agromán, Dragados y Construcciones, fueron algunas de esas compañías cuyo legado político y económico aún siguen vigentes, Todas ellas forman parte del IBEX 35, algunas de manera íntegra y otras tras haberse fusionado con otras empresas.
Por otra parte, las empresas Dragados y Construcciones (ACS), Entrecanales y Távora (Acciona), Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), Huarte (OHL), son de la misma escuela política, mutadas en nombre, pero aún con un pasado que arrastran.
Las mismas nunca reconocieron pública y oficialmente su complot esclavista junto al Régimen fascista. Tal fue el poder deshumanizante de dichas empresas, que hasta sus propios directivos se paseaban por las cárceles y campos de concentraciones para seleccionar a los internos para las faenas de trabajo forzado.
Estas asociaciones comerciales, así como otras muchas, aprovecharon la oportunidad que ofrecía el entramado diseñado a lomos de presidiarios para alzar sus consorcios económicos durante el Régimen de franco.
En este sentido, Se estima que cerca de 400.000 opositores fueron empleados en trabajos forzados para el Régimen, resultando una de sus obras más emblemáticas el Valle de los Caídos.
El Valle de los Caídos es un conjunto monumental geográficamente ubicado en el valle de Cuelgamuros, Madrid, levantado durante el Régimen de Francisco Franco. En él yacen en la actualidad sus restos cual mausoleo. Fue construido entre 1940 y 1958 por presos políticos empleados como mano de obra forzada.
Dicho recinto se ha convertido en símbolo de la deshumanización de un sistema político y económico explotador, cuya semilla fue plantada para perdurar tras la transición hacia la “democracia” y a lo largo del sistema bipartidista constituido a partir de 1978.
Franco es considerado después de Hitler, como el dictador con más campos de concentración en Europa. En 1938 Cuervo Radigales es nombrado Director General de Prisiones, y comienza a reorganizar las cárceles que están bajo el control de los franquistas.
Por medio de las labores emprendidas por Pérez del Pulgar, se conforma un sistema de trabajos forzados para los presos que se mantuvo durante toda la dictadura, quedando bajo el control de un nuevo organismo, el Patronato de Redención de Penas por Trabajo.
Sin embargo, dicho patronato no sería la única entidad que utilizaría trabajo esclavo, debido a que al sistema penitenciario se incluida el sistema de campos de concentración, el cual, se creó por toda la península junto a la existencia de batallones de trabajo.
La premisa del patronato era básica: las empresas, así como los entes públicos, solicitaban reclusos para trabajar, siendo ellos quienes decidían la cantidad que les pagaba y la cárcel de donde eran escogidos.
El Archivo General de la Administración conserva los libros de actas que elaboró el patronato entre 1940 y 1960, donde se detallan los presos adjudicados, el lugar de destino y la labor que van a realizar.
Diferentes fuentes concuerdan que esta práctica esclavista, donde se involucraban todos los sectores de la economía, es muestra de que el sistema de trabajo esclavo no fue algo aislado, sino que representó uno de los pilares claves de la economía franquista.
Aproximadamente una treintena de empresas que correspondían a organismos oficiales, once a la iglesia católica, ocho al Ministerio del Ejército y el resto a compañías privadas y una institución benéfica, Fundación Elorz, eran partícipes de estas acciones.
Implicados en el trabajo exclavista
Entre las empresas e Instituciones públicas que usaron presos, figuran: Secretaría General del Consejo de Estado, Astilleros de Cádiz, Consejo Superior de Protección de Menores, Sindicato Nacional del Espectáculo, Regiones Devastadas de varias provincias, Gobiernos civiles, direcciones generales y ayuntamientos. De igual forma, la Fundación Generalísimo Franco y la Jefatura de FET de las JONS en Lérida.
Asimismo, La iglesia reclamó trabajadores para obras en parroquias, conventos y otros edificios de Madrid, Barcelona, Cuenca, Murcia o Valladolid. Como empresas privadas, aparecen relacionadas con la metalurgia Múgica, Arellano y Cía., Babcock & Wilcox, La Maquinista Terrestre y Marítima, Talleres Mercier o Industrias Egaña.
Por otra parte, la minería por medio de Carbones Asturianos, Minera Estaño Silleda, Duro Felguera, Minería Industrial Pirenaica o Minas de Sillada; la construcción a través de la Sociedad Constructora Ferroviaria o Ibérica de Construcciones y Obras Públicas, así como sectores de agricultura, mecánica, zapatería, espartería y fábricas de muebles, cristal, guantes o alpargatas.
En sectores como la minería y la construcción, los presos fueron imprescindibles. El número de pantanos abiertos por Franco, sin la mano de obra esclava, hubieran sido muchos menos, lo mismo que las líneas férreas, carreteras o aeropuertos.
De esta manera, Franco dejó claro mediante sus métodos clientelistas, que una de las metas directas de la Guerra Civil fue preservar el patrimonio de las clases privilegiadas económicamente, asegurando un ecosistema favorable para que las riquezas estuvieran a salvo en manos del conservadurismo y poder incrementarlas con la utilización de prebendas.
Los referidos apoyos no aplicaban para todas las fortunas, sino las de aquellos que ayudaron a financiar el alzamiento de Franco, mismos que comulgaban con sus valores hegemónicos. Todo ello sentó las bases para el desarrollo de un capitalismo español, ahora defendido por las posturas neoliberales de organizaciones políticas de derecha y aquellas creadas a la medida del Régimen del 78.
Este contexto representa para los tiempos actuales el origen del polémico fenómeno de puertas giratorias. Donde altos cargos franquistas, en pago a sus servicios y tras alejarse de la vida pública, ocuparon cargos directivos en empresas pertenecientes al IBEX 35.
Tal desarrollo neoliberal ejercido se encarna en el PP y PSOE, quienes han armonizado con posturas fundamentalmente capitalista en el escenario económico. 40 años después del final de la dictadura sigue habiendo sombras en ese episodio de la historia reciente de España, como la indolente ausencia de reparación a las víctimas y sus familias.