Yolanda Díaz recupera el concepto de “ruptura” usado en AGE
Yolanda Díaz ha tenido importantes éxitos a la hora de reunirse con sectores opuestos ideológicamente, sin tener la necesidad de relajar sus convicciones políticas.
La recomposición de Unidas Podemos ha traído de la mano de Yolanda Diaz, una nueva dinámica política, la cual, se presenta como firma distinguible de la actual ministra del Trabajo y vicepresidenta Segunda del Gobierno español.
Díaz, cuenta con un largo pasado de militancia y la vitola de “radical” por parte de sectores de la derecha. Sin embargo, tras tomar posesión de su investidura ministerial ha impulsado cinco grandes medidas, todas ellas concertadas estratégicamente con los sindicatos y con la patronal.
Todo ello, sin abandonar su histórica posición respecto a la necesidad de transformar los esquemas económicos neoliberales que imperan en España. Es una gesta encaminada a favor de una optima distribución de la riqueza tomando en cuenta el factor humano más que el empresarial.
Su posición rupturista le ha hecho ganar el respeto y la confianza de sus compañeros de militancia, al punto de proyectarse en la actualidad como posible candidata a la presidencia del gobierno español, siendo al mismo tiempo la funcionaria mejor valorada de todo el gobierno central.
Asimismo, en su ejercicio político e institucional, Yolanda Díaz ha demostrado un racional manejo de las relaciones con distintos sectores de la sociedad, sobre todo respecto al ámbito económico. Su posicionamiento político-ideológico no le ha impedido emprender la búsqueda, en reiteradas ocasiones, de la concertación sectorial.
Yolanda Díaz, desde que ostenta el cargo de ministra, proyecta un estilo de gestión que le ha permitido reunirse tanto con el sector patronal como con el sector sindical. Son dinámicas que suelen aplicar los diferentes líderes del Partido Comunista de España (PCE), en sus cargos institucionales.
Díaz se estrenó en la cartera de trabajo con una línea eminentemente política, reconociendo la “lucha por las libertades” de los sindicalistas como su padre, histórico de Comisiones Obreras en Ferrol, asegurando que sabía “de qué lado estar”, esto en función de la militancia comunista que la acompañó desde niña.
Durante los últimos años, en especial, desde que ocupa el Ministerio del Trabajo, ha ido equilibrando su discurso para cubrir un espectro más amplio dentro del diálogo social entre sindicatos y empleadores, demostrando una tendencia conciliadora y de concertación, la cual procura priorizar el consenso ante los discursos encendidos, buscando entendimiento de las legítimas diferencias entre los partícipes del referido diálogo.
Se trata de una de las pocas personalidades políticas de la izquierda, que ha tenido importantes éxitos a la hora de reunirse con sectores opuestos ideológicamente sin tener la necesidad de relajar sus convicciones políticas.
Este hecho ha llevado a perfilar a Díaz como un elemente dentro del escenario político español, capaz de lograr niveles de negociación y de acercamiento político nunca vistos en la historia reciente de España, sobre todo, en una actualidad donde la derecha ha tratado en repetidas ocasiones sembrar el germen de la secesión y la disgregación social.
En Díaz, se destaca claramente su capacidad de escucha y empatía en su estrategia para sacar adelante sus postulados. Prueba de ello fue su capacidad de lograr, al principio de su gestión como ministra, los acuerdos políticos conducentes a la subida del Salario Mínimo Interprofesional, medida claramente antineoliberal.
El referido acuerdo, supuso una auténtica victoria, no solamente económica, también política para el Ejecutivo de coalición, y en especial para Díaz, quien obtuvo el reconocimiento del empresariado, a pesar de la negativa de estos últimos a tales medidas.
El aumento del salario fue una medida que no puede ser despreciada, considerando que los empresarios eran acérrimos críticos de tal incremento, incluso a los 900 euros propuestos un año antes, rechazando un aumento más sustancial en tiempos recientes.
Curiosamente, a pesar de las victorias, paralelamente nunca ha dejado de existir una oposición política que la señale de “Radical”. Es de notar el claro discurso rupturista de Yolanda Díaz consecuente con las necesidades de cambio social, sin embargo, en su praxis se ejecuta un conjunto de estrategias para materializar eficazmente una agenda transformadora en los mismos cimientos del sistema.
En este contexto, la ministra Díaz ha ampliado los pactos sociales en su gestión, entre los cuales se encuentran: el lanzamiento de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), debido al COVID-19 en negociaciones cada vez más complejas, así como la reciente Ley del Trabajo a Distancia.
La ministra ha logrado establecer acuerdos con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), ganándose el respeto de algunos representantes del empresariado, mientras lucha en el frente político contra la derecha española en las sesiones parlamentarias.
Los acuerdos con los empresarios para impulsar un consenso la Ley del Trabajo a distancia, es de especial importancia. En los pactos sobre los ERTE, las patronales ceden en negociaciones con cuantiosas ayudas económicas sobre la mesa, pero con la legislación de teletrabajo los empresarios han consensuado una regulación que no deseaban y que no les aporta de inicio ventajas concretas.
Es aquí donde vemos a la ministra Yolanda Díaz demostrar sus dotes de negociación con las empresas privadas y demás organizaciones patronales, ejercicio que mantiene al mismo tiempo que conserva intactos sus valores enmarcados en la izquierda. Con una praxis caracterizada por la amabilidad y hasta el cariño en las formas, consigue una auténtica relación con la cabeza visible de los empresarios, Antonio Garamendi.
A pesar de sus muestras de concertación, no deja de lado su contundencia y firmeza en sus prácticas de negociación, ejecutando las mismas con la espada en una mano y la balanza en la otra. Bajo estos métodos ha logrado un auténtico diálogo social entre dos sectores con notorias diferencias de intereses.
Lo más destacable es que Díaz, ha logrado impulsar reformas sistémicas en el mismo corazón de las estructuras neoliberales que existen en España. Son logros para nada despreciables, considerando el poderío y la influencia política de las empresas cuyo capital de origen fue facilitado por el sistema clientelar franquista, cuyos reductos aún se mantienen en el tiempo.
El pragmatismo de la ministra Díaz respecto al empresariado y los sindicatos, también ha traído como consecuencia espacios de debate al escenario político, evidenciándose en las discusiones semanales dentro del Congreso de Diputados y el abordaje tanto institucional como político de la actual coyuntura pandémica.
Otra de las tareas encaminadas desde el actual ministerio del trabajo, es la derogación de la reforma laboral impulsada por el Partido Popular (PP). Se trata de una ardua tarea de desmontaje de un criterio neoliberal que se impuso dentro de la institucionalidad del Estado, donde Díaz se colocará como centro y máximo beneficiario a las trabajadoras y trabajadores de España.
En este sentido, Yolanda Díaz se ha propuesto como premisa política, que la sociedad necesita certidumbre y apartar los conflictos. Sobre la base de eso, propone una manera distinta de hacer las cosas, todo ello de manera consecuente con unos principios rupturistas que buscan materializar los grandes cambios políticos, económicos y sociales que merece España.