Yolanda Díaz: el estratégico poder de la negociación
Desde que ocupa el Ministerio del Trabajo, ha ido equilibrando su discurso para cubrir un espectro más amplio dentro del diálogo social.
Yolanda Díaz, la actual ministra del Trabajo, cargo asumido desde el 13 de enero de 2020, cuenta con un largo pasado de militancia y la vitola de “radical”. Sin embargo, tras tomar posesión de su investidura ministerial ha impulsado diferentes medidas, todas ellas concertadas estratégicamente con los sindicatos y con la patronal.
Entre los referidos acuerdos se encuentran el incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a un total de 950 euros, pasando por la regulación del teletrabajo, siendo el primer paso de la denominada “legislación laboral del siglo XXI“, la cual se ha propuesto seguir con una legislatura caracterizada por una gestión en pandemia debido a los embates del COVID-19.
Díaz, desde que ostenta el cargo de ministra proyecta un estilo de gestión que le ha permitido reunirse tanto con el sector patronal como con el sector sindical. Son dinámicas que suelen aplicar los diferentes líderes del Partido Comunista de España (PCE) en sus cargos institucionales.
Yolanda Díaz se estrenó en la cartera de trabajo con una línea eminentemente política, reconociendo la “lucha por las libertades” de los sindicalistas como su padre, histórico de Comisiones Obreras en Ferrol. Asegurando que sabía “de qué lado estar”, esto en función de la militancia comunista que la acompañó desde niña.
Durante los últimos años, en especial, desde que ocupa el Ministerio del Trabajo, ha ido equilibrando su discurso para cubrir un espectro más amplio dentro del diálogo social entre sindicatos y empleadores, demostrando una tendencia conciliadora y de concertación, la cual procura priorizar el consenso ante los discursos encendidos, buscando entendimiento de las legítimas diferencias entre los partícipes del referido diálogo.
Se destaca su capacidad de escucha y empatía en su estrategia para sacar adelante sus postulados. Prueba de ello fue su capacidad de lograr, al principio de su gestión como ministra, los acuerdos políticos conducentes a la subida del Salario Mínimo Interprofesional.
El referido acuerdo, supuso una auténtica victoria, no solamente económica, también política para el Ejecutivo de coalición, y en especial para Díaz, quien obtuvo el reconocimiento del empresariado. Por otra parte, a pesar de las victorias, paralelamente nunca ha dejado de existir una oposición política que la señale de “Radical”.
El aumento del salario fue una medida que no puede ser despreciada, considerando que los empresarios eran acérrimos críticos de tal incremento, incluso a los 900 euros propuestos un año antes, rechazando un aumento más sustancial en tiempos recientes.
En este contexto, la ministra Díaz ha ampliado los pactos sociales en su gestión, entre los cuales se encuentran: el lanzamiento de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) debido al COVID-19 en negociaciones cada vez más complejas, así como la reciente Ley del Trabajo a Distancia.
La ministra ha logrado establecer acuerdos con la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), ganándose el respeto de algunos representantes del empresariado, mientras lucha en el frente político contra la derecha española en las sesiones parlamentarias.
Los acuerdos con los empresarios para impulsar un consenso la Ley del Trabajo a distancia, es de especial importancia. En los pactos sobre los ERTE, las patronales ceden en negociaciones con cuantiosas ayudas económicas sobre la mesa, pero con la legislación de teletrabajo los empresarios han consensuado una regulación que no deseaban y que no les aporta de inicio ventajas concretas.
Es aquí donde vemos a la ministra Yolanda Díaz demostrar sus dotes de negociación con las empresas privadas y demás organizaciones patronales. Con una praxis caracterizada por la amabilidad y hasta el cariño en las formas, consigue una auténtica relación con la cabeza visible de los empresarios, Antonio Garamendi.
A pesar de sus muestras de concertación, no deja de lado su contundencia y firmeza en sus prácticas de negociación, ejecutando las mismas con la espada en una mano y la balanza en la otra. Bajo estos métodos ha logrado un auténtico diálogo social entre dos sectores con notorias diferencias de intereses.
El pragmatismo de la ministra Díaz respecto al empresariado y los sindicatos, también ha traído como consecuencia espacios de debate al escenario político, evidenciándose en las discusiones semanales dentro del Congreso de Diputados y el abordaje tanto institucional como político de la actual coyuntura pandémica.
En este sentido, Díaz se ha propuesto como premisa política, que la sociedad necesita certidumbre y apartar los conflictos. Con base en eso, propone una manera distinta de hacer las cosas. Otra de las tareas encaminadas desde el actual ministerio del trabajo es la derogación de la reforma laboral impulsada por el Partido Popular (PP). Con una legislatura conformada a la altura de ese objetivo, tal fin se vio postergado debido al inicio de la pandemia.
La ministra también ha tenido que adelantar medidas en solitario, por ejemplo, la derogación de los despidos por bajas médicas, para la que Díaz argumentó que “no había discusión posible” con los empresarios por tratarse de una cuestión de “derechos humanos“.
Por otra parte, entre las iniciativas unilaterales de Díaz figura el aprobar los reglamentos en materia de igualdad de género, la cual contó solamente con el aval de los sindicatos, en vista que los patronos se desentendieron de los acuerdos en el último momento.
En función de los diferentes escenarios dentro de la política española, Yolanda Díaz propone importantes transformaciones dentro de las dinámicas laborales en España, donde se transversaliza lo social y lo económico, combatiendo lo que ella define como la “precariedad en el mercado de trabajo”.
Busca lograr este objetivo mediante reformulación de las relaciones laborales entre empleados y empleadores, ajustándolas a criterios modernos y más justos para el trabajador. Para ello, se perfila la creación de un nuevo Estatuto de los Trabajadores que modernice el actual régimen laboral español.
Son medidas como la Ley de Trabajo Corresponsable, las que le otorgarán mayor autonomía al trabajador sobre su horario laboral desde el enfoque de la corresponsabilidad y la igualdad de género.
Asimismo, entre los temas de abordaje de la actual ministra, figuran también el desempleo juvenil, convenios relativos a planes integrales de empleo sin dejar la agenda feminista mediante el apoyo del ejercicio del aborto de forma “segura, pública y gratuita”.
En un aspecto más político-partidista, la agenda fundamental es el futuro de Unidas Podemos y la Cohesión de la izquierda rupturista en España, las cuales, debe ir encaminada a promover un proceso constituyente que traduzca las realidades de España, consolidando el fin de la monarquía, la separación de la iglesia y el Estado, el derrocamiento del neoliberalismo, la nacionalización de los sectores estratégicos, la adecuación de la sanidad pública, entre otros loables objetivos.