El PSOE encadena su futuro político a una monarquía rechazada
El PSOE para procurar su supervivencia ha necesitado apoyarse en factores políticos conservadores, incluyendo la monarquía
El PSOE se ha caracterizado en los últimos tiempos por evidenciar un claro desenfoque ideológico-programático, basado en la incoherente defensa de los grandes capitales de la empresa privada, monarquía y posiciones políticas conservadoras.
Todo ello ha desencadenado en la pérdida de su militancia, la dificultad para la consolidación de su liderazgo nacional y un acelerado declive electoral, evidencian que el PSOE presenta diversos síntomas que ponen de manifiesto el deterioro de su posición en el sistema de partidos, enfrentado su mayor y más profunda crisis desde 1979.
De igual modo, en todos estos años ha enfrenado procesos de remoción de sus liderazgos que le han colocado al borde de la fractura interna, al tiempo que sus líderes nacionales veían como se reducían progresivamente sus índices de credibilidad.
En vista de la ausencia en una fuerza políticamente cohesionadora dentro de sus filas, el PSOE para procurar su supervivencia ha necesitado apoyarse en factores políticos conservadores, incluyendo la monarquía.
Tal ha sido la decadencia experimentada que el PSOE ha pasado de ser el partido predominante que en su día logró ejercer la hegemonía social y política en la izquierda española, a disputar su lugar compitiendo electoralmente mediante posiciones conservadoras y a formulas neoliberales.
el inicio de la crisis financiera de 2008 y, sobre todo, el empeoramiento de la situación económica en la primavera de 2010, acabaron por desfigurar su proyecto con un giro neoliberal y claramente de derecha.
Todo ello, anteponiendo las exigencias del contexto a las convicciones ideológicas que habían inspirado hasta la fecha el proyecto del PSOE. Este fue el punto de inflexión para el inicio de una desorientación que aún hoy padece esta formación.
De esta forma, el PSOE de adhirió a una obscura tradición política conservadora la cual tiene su origen en los tiempos de la dictadura franquista. El dictador dejó claro que la Guerra Civil tenía como objetivo preservar el patrimonio de las clases privilegiadas económicamente y asegurar un ecosistema favorable para que las riquezas estuvieran a salvo y poder incrementarlas. Pero no todas las fortunas, sino las de aquellos que ayudaron a financiar el alzamiento.
Todo ello sentó las bases para el desarrollo de un capitalismo español, ahora defendido por las posturas neoliberales de organizaciones políticas de derecha y aquellas creadas a la medida del Régimen del 78. Tal ejercicio se encarna en el PP y PSOE, quienes han armonizado con posturas fundamentalmente capitalista en el escenario económico.
La armonización del PSOE con la monarquía ha llegado aniveles tanto discursivos como prácticos, a tal punto que actualmente el mismo El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha mostrado su apoyo al sistema de Monarquía Parlamentaria que hay en España.
El exilio voluntario del rey emérito Juan Carlos I por los escándalos de tráfico de influencias, malversación de fondos y fraude fiscal; las infantas Elena y Cristina, además de su vacunación en Dubái entre muchas otras acciones, son cuestionamientos a la legitimidad de la monarquía.
De la situación del rey emérito Juan Carlos I, Sánchez comenta que “la confidencialidad de los despachos con el jefe de Estado me impide revelar lo que digo“. Destaca que “la pluralidad de medios y la libertad de la justicia“. Por eso, asegura que “este Gobierno va a defender la estabilidad institucional y por eso el Gobierno aplaudirá todo lo que haga la Casa Real en base a la transparencia“.
También se ha referido a la corriente republicana de Unidas Podemos que se está abriendo por todo el país. Ha dejado claro que “el PSOE ha sido uno de los principales arquitectos del pacto Constitucional y no van a encontrar en mi a una persona que desbanque el pacto constitucional“. Ante esta situación, preguntado las declaraciones de Pablo Iglesias sostiene que “no hay que olvidar que somos dos partidos diferentes en un Gobierno de coalición“.
La percepción de la población ha mutado en tiempo, teniendo valoraciones que descalifican la actual posición de la monarquía y sus muestras de debilidad estructural, paso previo a la ruptura de un sistema arcaico que debe ser superado en favor de unos esquemas que garanticen plenos derechos y deberes ciudadanos.
Con base al estudio estadístico, se determinó que el 43,8% de los encuestados defiende la necesidad de celebrar un referéndum sobre la forma de Estado, frente a un 36,1% que lo rechaza. Si hoy se celebrase dicho referéndum sobre el modelo de Estado en España, ganaría la República con un 39,4% de apoyos frente a la monarquía, con un 31%.
Son dos de los principales resultados obtenidos en la segunda encuesta sobre la monarquía, lo más concluyente de este sondeo, es el continuo y progresivo deterioro de la monarquía a ojos de la población española.
Si se hace una comparativa con los datos obtenidos en la primera encuesta, realizada hace justo un año, se puede observar que, aunque los dos modelos de Estado pierden apoyos, es la monarquía la que más se resiente, con casi 4 puntos menos.
Es decir, la distancia entre quienes apoyan la República frente a quienes optan por la monarquía se agrandó durante el último año: de un 6% de diferencia en 2020 a un 8,4% en 2021. Sin embargo, aumenta el porcentaje de personas que votarían en blanco, que se abstendrían o que no saben qué harían.
El nivel de satisfacción con el funcionamiento de la monarquía ha descendido más de seis puntos este año: del 42,1% de 2020 al 35,7% de 2021. Con respecto a las personas que no estaban nada satisfechas el pasado año, el porcentaje ha bajado ahora un 2,6%.
También ha aumentado el porcentaje de personas que consideran que la monarquía es una institución de otros tiempos y que, por tanto, no tiene sentido en una democracia: pasa del 47,9% de 2020 al 53% de ahora.
En el anterior sondeo, la mayoría de la ciudadanía, casi el 80%, independientemente del partido al que votase, la edad o la comunidad autónoma en la que viviese, consideraba que el rey tendría que ser juzgado por los delitos que pudiera cometer.
Para trasformar este contexto dinástico, se debe procurar un sistema que, concede a sus ciudadanos amplias libertades, igualdad política, control sobre las políticas públicas y sobre los decisores mediante legítimo y lícito funcionamiento de las instituciones. Este régimen satisfaría expectaciones ciudadanas respecto a la gobernanza que requiere.
En la actualidad, el espíritu republicano está ganando cada vez más fuerza en España, y con una Consulta Popular se puede vislumbrar la instauración de una República plurinacional y solidaria. Sin embargo, antes de consolidar los objetivos republicanos, la izquierda debe entrar en un proceso interno de revisión donde se impulse una agenda de contacto popular bajo la bandera constituyentista.