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Yolanda Díaz tiene un discurso más moderado que el del Papa Francisco

Yolanda Díaz, buscando conquistar a la mayoría social, ha rebajado el tono de su discurso, siendo más moderado que el del Papa Francisco.

La Vicepresidenta segunda del Gobierno de España y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, da un paso más hacia la construcción firme de su liderazgo.

Esta vez su perfil político adquiere mayor fuerza, al mismo tiempo siendo objeto de algunos comentarios de la derecha para subestimar la magnitud del asunto.

Puesto que será recibida por el Papa Francisco esté sábado 11 de diciembre en el Vaticano, lo cual implica un importante avance y posicionamiento para su carrera política.

La gallega llevará a cabo este encuentro con el Pontífice para abordar “retos comunes”, como la crisis sanitaria derivada del Covid-19 o la desigualdad, según confirmaron este jueves fuentes cercanas a la vicepresidenta.

Así que, ciertos políticos intentaron rebajar la relevancia de la reunión, pero si se analiza el hecho, el Papa solo se reúne con líderes importantes, o al menos con gran poder.

Sumándole el hecho de que el Papa, acaba de regresar de un viaje a Grecia y no suele reunirse con muchos políticos, más allá de los jefes de Estado.

La reunión entre la vicepresidenta y el Papa se celebrará a las once de la mañana, con el objetivo de dialogar sobre “algunos retos comunes de la humanidad, la importancia del trabajo digno”.

Y abordar la “precariedad y desigualdad social creciente, la crisis climática o las amenazas contra la democracia y los derechos humanos”.

Por esa misma razón, se pueden enlazar y destacar las frases más impactantes de ambos personajes, de los cuales se esperan respuestas interesantes.

El Papa Francisco y su particular perspectiva de la política

El Papa ha abordado conceptos como populismo o neoliberalismo, que rechaza abiertamente, y “defiende una suerte de mirada del mundo que bien podría redefinir los valores del socialismo actual“.

Por tanto, se le ha leído arremeter contra la globalización despiadada, el liberalismo económico y tiranía de la propiedad privada sobre el derecho a los bienes comunes.

A su vez, en su discurso se percibe el señalamiento hacia la falta de empatía hacia los inmigrantes o, incluso, el control que ejercen las compañías sobre la población.

Y por ello, en vista del contexto pandemia, Francisco buscó visibilizar “las desigualdades sociales que azotan a nuestros pueblos” y expuso “la desgarradora situación de tantos hermanos y hermanas“.

Así como también comentó que “lograron poner límites para garantizar el bien común” porque a “la gente le tocó la peor parte“.

Mientras que otra arista que mencionó en uno de sus discursos más populares es:

Este sistema con su lógica implacable de la ganancia está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo“.

Lo cual puede considerarse bastante impactante tomando en cuesta el personaje que lo dijo y el contexto en el que está situado.

Por lo que también pidió “a los gigantes de la tecnología que dejen de explotar la fragilidad humana, las vulnerabilidades de las personas sin considerar cómo aumentan los discursos de odio y la manipulación política“.

Y en último lugar está cuando se refirió a los Gobiernos y los políticos para que se conviertan en “servidores de los pueblos que claman por tierra, techo, trabajo y una vida buena“,

Que si se quiere colocar a un lado del discurso que maneja Díaz, tienen muchas similitudes, específicamente cuando hace referencia a no “sucumbir ante las élites económicas“.

Pensando más en el pueblo, quienes piden y necesitan de una vida digna con trabajos adecuados, además del señalamiento a las empresas que solo procuran sus ganancias.

Esto último ensombrece las posiciones del Papa Francisco, ya que de facto, la institución que lidera posee innumerables activos económicos que no convierte en la caridad y solidaridad que proclama.

A su vez, la Iglesia Católica y sus posiciones contra el sexo prematrimonial conducen a la transmisión de enfermedades en muchas zonas de África y América Latina, deprimidas económicamente por lo que son difíciles cuando no imposibles de tratar.

Por otro lado, la cultura de la violación que sustenta la institución del Vaticano a raíz de concebir a la mujer como un ser inferior al hombre -las mujeres de la Iglesia no pueden acceder a otro cargo que no sea monja, siempre por debajo de la responsabilidad inferior de los hombres, los curas-, es una de los principales motivos de la violencia de género.

Francisco ha intentado en ciertas ocasiones variar alguna de estas cuestiones, pero la inercia de la Iglesia Católica y las resistencias internas, ancladas en siglos pasados, lo llevan a ser un simple blanqueamiento de la institución sin fuerza para aplicar sus palabras.

Pese a ello, las declaraciones del Papa son bastantes interesantes, y otras semejantes o más profundas podrían aflorar a raíz de la reunión, recordando que hay cierto acercamiento en posiciones entre ambos.

Yolanda Díaz se ha destacado con frases determinantes, que donde quiera que se escuchan, se reconoce automáticamente y asocian a su persona.

Además de adoptar un discurso más cercano, valiéndose de una comunicación amena y empática, reitera la importancia de la sociedad civil en la toma de decisiones.

La ciudadanía no quiere la política que no cumple, que dice una cosa y, sin embargo, hace otra” ha dicho en reiteradas ocasiones.

Por otro lado, afirma que “tenemos más ambición todavía, queremos llegar más lejos y queremos hacerlo con quien levanta este país todos los días. Lo haremos como hasta ahora: con diálogo y buscando acuerdos“.

Y principalmente, la de “yo no quiero unir a la izquierda, quiero que la sociedad española sea la protagonista de un proceso imprescindible de transformación social de mi país. Y ahí quiero que esté todo el mundo”.

Que ha tenido un efecto vigoroso y efervescente en el electorado de izquierda, incluso capturando algunos del centro y la derecha.

Quedará esperar y estar atento ante cualquier suceso que se origine, como dicen por allí: “amanecerá y veremos“.