Lo que el Rey debería decir, pero no lo hará, en su discurso navideño
El discurso navideño del Rey Felipe VI se llevará a cabo en el marco de un mar de cuestionamientos públicos a la casa real
Este 2021, el tradicional discurso de navidad del Rey Felipe VI nuevamente será el centro de atención mediática. Se trata de un mensaje anual en medio de la polémica auspiciada por la situación del Rey emérito, que por segundo año pasará la Navidad en su exilio en Emiratos Árabes Unidos.
Corrupción en la Familia Real
En este sentido, la Fiscalía mantenía abiertas tres investigaciones en relación con Juan Carlos I por el cobro de comisiones por la concesión del AVE a La Meca a empresas españolas; el uso por parte de Juan Carlos I y otros familiares de tarjetas de crédito opacas con cargo a cuentas en las que no figuran como titulares; y la existencia de una cuenta con 10 millones de euros a nombre del exjefe de Estado en la isla de Jersey, un paraíso fiscal.
El 25 de febrero de este año se llevó a cabo otra investigación, por casi 4,4 millones de euros por rentas no declaradas en relación con los gastos costeados por la Fundación Zagatka, perteneciente a Álvaro de Orleans-Borbón, primo lejano suyo.
Sin duda el discurso del Felipe VI estará contextualizado en un mar de cuestionamientos a la casa real, sobre todo cuando en la actualidad la percepción de la población ha cambiado, teniendo valoraciones que descalifican la actual posición de la monarquía y sus muestras de debilidad estructural, paso previo a la ruptura de un sistema arcaico que debe ser superado en favor de unos esquemas que garanticen plenos derechos y deberes ciudadanos.
Si de algo hay que estar seguros, es que, en su próxima alocución, Felipe VI no condenará las corruptelas de su padre, Juan Carlos I en torno a sus estrechos lazos con la realeza saudí, con la cual le llevaron en numerosas ocasiones a actuar como intermediario a favor de los intereses comerciales españoles en la región. En consecuencia, Juan Carlos I habría recibido en 2008, cuando seguía aún en el trono, de parte de la monarquía saudita por un monto de unos US$100 millones.
Presupuesto público millonario
Tampoco Felipe VI hablará sobre los más de los ocho millones que el Gobierno asigna al presupuesto de la Casa Real. A pesar de la simulada transparencia que han tratado de publicitar desde Zarzuela tras la toma de posesión de Felipe VI, la Casa Real continúa sin hacer públicos los pagos por multitud de servicios que se han adscrito a otras administraciones, los cuales supera el presupuesto asignado.
Esta cantidad de dinero exacerbada contrasta con la precariedad de la mayoría social, que debe pluriemplearse o asumir condiciones laborales cercanas a la exclavitud para poder pagar no solo sus alquileres, sino el tren de vida de una monarquía sin poder institucional y sin el respaldo de la ciudadanía, que según las encuestas la rechaza, perdiendo entonces su última justificación: ser el pegamento social de España.
Connivencia con el fascismo
Algo que siempre se extraña en el discurso real, es el abierto rechazo al fascismo que históricamente se representa dentro de la monarquía en el marco del pasado franquista de España, pasado que, en realidad, nunca desapareció.
Tras la muerte de Franco y debido a la mal llamada “transición democrática”, todo el aparato de Estado franquista pasó impunemente, sin depuración alguna, a formar parte de la actual monarquía parlamentaria.
El conjunto de los cuerpos represivos de la dictadura franquista se integró en el nuevo régimen político, cambiando denominaciones y a veces el color del uniforme, pero su espíritu, sus formas de actuación y su ideología reaccionaria permanecieron.
Desigualdad social
Es también de dudosa la mención en el discurso navideño, el combate a las desigualdades sociales en España. Para garantizar un sistema de igualdad de oportunidades es primordial establecer medios de control sobre las grandes fortunas, y que pongan una contención a la híper concentración de riqueza, la cual impide a las sociedades ser más cohesionadas y con una mejor redistribución de recursos.
La regulación a los grandes ingresos particulares debe emplearse como un mecanismo para la búsqueda del equilibrio económico, a su vez, que tales medidas impositivas aligeren el peso de la recaudación que recae generalmente sobre el consumo de las familias, la clase media y los trabajadores.
El actual sistema económico español tiene su origen en la dinámica clientelar de las principales empresas españolas con régimen franquista. Compañías que han continuado expandiendo sus mercados, así como su capital durante la vigencia del Régimen del 78.
Desgaste democrático
En otro orden de ideas, es poco probable que haya una condena pública contra los actos de crispación social de la ultraderecha española, la cual, se basa en una praxis política que procura generar discursos hostiles que denotan un intento de hacer rutinario el odio dentro de la población.
Asimismo, desde una concepción más orgánica, la extrema derecha representada por PP, Ciudadanos y VOX muestra un singular tribalismo reaccionario, antiinmigración y un acentuado “populismo exclusivista”.
La praxis política de los partidos de la derecha radical con frecuencia rechaza diversos aspectos propios de las democracias como el pluralismo político, el institucionalismo o la protección de las minorías.
Los nuevos tiempos de España exigen que el gobierno ejerza el poder de acuerdo al concepto de Estado de derecho y que esté sujeto a un amplio control por parte de la ciudadanía. Cabe resaltar, que en la actualidad el espíritu republicano está ganando cada vez más fuerza en España, y con una Consulta Popular se puede vislumbrar la instauración de una República plurinacional y solidaria.
Actualmente, la ciudadanía española no elige cada cuatro años quién se ubica en la Jefatura del Estado, ya que esta se encarna en la figura vitalicia del Rey, heredándose a lo largo de toda su dinastía, la cual les cuesta a los españoles importantes recursos que podrían ser aprovechados para el beneficio colectivo. Solo la República puede generar estas condiciones consecuentes con un país que opina.