Las resistencias frente a la Reforma Laboral de Yolanda Díaz
Se logró lo inimaginable: la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz llegó a un acuerdo con el patronal y los sindicatos, el próximo paso es aprobarla. Pero se ha vuelto un juego de estira y afloja entre los partidos que buscan su fracaso.
El diálogo social y la iniciativa de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, dio resultados hasta conseguir un pacto con patronal y sindicatos sobre el nuevo marco de la reforma laboral.
Recuperando los derechos perdidos en el tiempo aún en medio una sociedad y Gobierno polarizado, crispación política y otros conflictos internos a nivel partidista.
Sin embargo, su logro es histórico y marcará un hito tras la derogación de la antigua normativa impuesta por el Partido Popular que había cobrado factura todos estos años.
Su objetivo principal es atajar la temporalidad, junto a la precariedad que tanto perjudica a los ciudadanos y de la misma manera fue pensada para las personas jóvenes y mujeres.
En vista de que no han conocido en su vida una relación laboral estable, pero además rema a favor del trabajo decente y de los salarios dignos.
“Inquietudes” y propuestas de otros sectores se hacen escuchar
La vicepresidenta segunda y su equipo también se han dedicado a escuchar las opiniones de sus socios de investidura, incluyendo el planteamiento del PNV.
Esta gira entorno a mejorar la redacción del Estatuto de Trabajadores para que quede plasmada de manera tácita que en el caso de que un convenio autonómico ofrezca mejores condiciones, primará sobre el estatal.
Por ello, hay algunos ajustes que realizar, si es que son admitidos por los agentes sociales patronal y sindicatos, porque no están cerrados a la posibilidad.
Aunque sí reconocen que esos interlocutores “conocen las dificultades de buscar apoyos en el proceso parlamentario” y también se están enfocando en aprobarla.
El PNV quiere garantías jurídicas de que se cumplirá ese acuerdo, al igual que insisten en una cuestión más simbólica y política que de efectos reales, por lo que no debería ser imposible resolverla.
También está otro proyecto central, el llamado Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI.
Una reforma profunda de esta norma para adaptarla a un mercado laboral absolutamente nuevo.
Y en ese contexto se pueden negociar posiciones con ERC que insiste en que la reforma laboral le parece escasa y poco explícita.
Después de varias idas y venidas, el PNV y ERC son dos aliados de la legislatura que deben saber jugar bien sus cartas, posicionarse a favor de la reforma.
No prestarse a incertidumbres que dejen en el aire al sector que representan o negándose hasta ceder como en el caso del PSOE, que aceptó el proyecto en últimos momentos.
Además, el que apoyen la moción, evitaría que los socialistas del Gobierno manejen su plan alternativo: resolver la situación crítica con la búsqueda del soporte de Ciudadanos.
Puesto que cuentan con nueve escaños y el aporte imprescindible de siete pequeños grupos con posiciones ideológicas contradictorias que aguantan el trote.
Los días siguen pasando, el calendario aprieta y la ministra continúa trabajando desde el confinamiento para cumplir con su agenda pública prevista, aún en medio de la disputa.
El PSOE ni frío ni caliente
En todos los escenarios se habla de “la reforma laboral de Yolanda Díaz“, incluso por otros países, personalidades y organismos internacionales.
Lo cual ha resultado un poco insólito ya que el Presidente de España es Pedro Sánchez, no la llaman como suya y aún así intenta llevarse el mérito de este proyecto.
De ahí que Pepe Álvarez intentó zanjar la discusión sobre quién ha ganado con la reforma laboral pactada con los sindicatos y la CEOE.
Cabe destacar que el PSOE se ha posicionado en esta reforma laboral del lado de la CEOE para intentar cambiar lo menos posible.
Lo cual ha sido bastante visible, pero aún intenta esconderse detrás de la fachada de ser una izquierda que procura el bienestar de sus representados.
Pues, el secretario de UGT dijo que “no era de Nadia Calviño, ni de Yolanda Díaz, es de Pedro Sánchez” y señaló de inconcebible que el acuerdo no sea ratificado por el Congreso.
Al mismo tiempo, Sánchez “pidió a los suyos” que defiendan con especial ahínco la reforma laboral, que los diputados deben convalidar antes del 7 de febrero.
Todo esto, después de retrasar la idea de una nueva normativa que beneficiase a los trabajadores y cambiara el rumbo tanto laboral como económico del país.
Aparentemente estaban muy cómodos, permanecían aún bajo la legislatura instaurada durante el Gobierno de mayoría absoluta de los populares y al momento de enfrentarse con la realidad, se voltean hacia Díaz y Podemos.
Naturalmente, se quieren adjudicar el triunfo que vendrá a raíz de la aprobación e implementación de la reforma, olvidándose de que no estaban ni fríos ni calientes.
Por ello, el Presidente reclamó a su partido que empujara a todos los demás grupos minoritarios a que respalden el nuevo Estatuto de los Trabajadores, y se lanzó contra el PP.
Al igual que señaló que todos “debían ceder en algo“, ya que es un acuerdo y no una imposición.
La derecha terca y resistente
Se escucha mucho ese dicho de “si no puedes contra ellos, únete” que en política se utiliza bastante, específicamente durante el proceso de toma de decisiones.
Hay que dar el brazo a torcer hasta cierto punto, pero en el caso de los partidos de derecha quienes forman la oposición española, mayor es la terquedad y sus propios intereses.
Sánchez lo manifestó, su intención de votar en contra “pone en riesgo un texto que cuenta con el acuerdo entre empresarios y sindicatos“.
Al igual que lo ha hecho Yolanda Díaz debido a los continuos reproches, bulos y discursos que desestiman el consenso realizado.
La pregunta del millón es: “¿Qué intereses defienden?” y eso ha puesto en la cuerda floja a la derecha en el Parlamento.
En el caso del PP y VOX hace tiempo que adelantaron que no están dispuestos a prestarse a refrendar una reforma que entienden como “mala para España”.
De hecho, Pablo Casado, ha ignorado las presiones de algunos dirigentes más moderados y de miembros de la patronal que le pidieron cautela.
Eso da a entender que su pretensión de rechazar la reforma y el adherirse a ella es una imposibilidad, adoptando una postura bastante radical.
A su vez, en Ciudadanos, están ahora más “abiertos a hablar y hasta le piden al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que les llame ya“.
Mientras que esto no implique a una modificación del texto pactado y cerrado previamente.
Dicho cambio se debe a que Cs quiere aprovechar el contexto de la precampaña del 13-F en Castilla y León.
Recordando que, según los sondeos, les irá bastante mal en las urnas y presumir de un “sentido de responsabilidad con el Estado“, al igual que apoyar la reforma, puede darles votos.
Pese a que Ciudadanos mantiene en pie su oferta de apoyar la reforma laboral acordada por el Gobierno con patronal y sindicatos, tiene dos condiciones específicas.
La primera, que no se toque ni una coma del acuerdo pactado como se señaló anteriormente.
Y la segunda, que el Ejecutivo no se comprometa con los nacionalistas a acometer los cambios que piden no ya en el texto en sí de la reforma sino mediante otro tipo de cambios legales.
Por ejemplo, lo de la prevalencia de los convenios autonómicos que es una aspiración irrenunciable del PNV, también.
La formación afirma que “hay otras alternativas“, que “no hay que hay que conformarse y rendirse ante los separatistas” y que es el Gobierno el que tiene que elegir.