Hasta dónde puede llegar el discurso antinmigración de VOX
VOX sigue una política de constante criminalización de los inmigrantes con mentiras y fomentando xenofobia generalizada, provocando de esta forma ataques de odio.
Instrumentalizando la xenofobia y agitándola como un trapo rojo delante de la población, es la forma en que VOX espera obtener el suficiente capital político para cumplir sus objetivos. El generalizado estado de miedo y victimización fomentado por sus discursos, resulta el pretendido cemento que busca cohesionar a su militancia.
La derecha española es, tanto en la forma como en el contenido, más radical que sus pares europeos. Su praxis política se circunscribe a un posicionamiento político-ideológico muy concreto, basado en la generación de discursos hostiles que denotan un intento de hacer rutinario el odio.
En este sentido, la ultraderecha siempre ha propuesto una política migratoria más restrictiva. Lo verdaderamente alarmante para la sociedad española es que lo haga criminalizando a los inmigrantes con mentiras y fomentando xenofobia, provocando de esta forma ataques de odio.
En base esta última línea de crispación xenófoba, VOX denuncia supuestas oleadas de homicidios y agresiones sexuales cometidos por inmigrantes ilegales. A juicio de la formación que lidera Santiago Abascal, en todos estos casos se repetiría el mismo patrón: “los agresores son inmigrantes que entraron al país de forma ilegal”.
En este crispante sentido, la facción parlamentaria de VOX ha denunciado lo que denominan diferentes de delitos cometidos por inmigrantes. Durante el año 2021, Algunos de estos casos hacen referencia a personas de nacionalidad marroquí.
A juicio de VOX, Para acabar con este “problema que sufren los españoles de a pie”, el Grupo Parlamentario de VOX exige tanto al Gobierno como al Ministerio del Interior lo siguiente: “facilitar toda la información necesaria para esclarecer los hechos, poner fin al discurso de puertas abiertas del que se benefician las mafias que trafican con personas y reforzar la vigilancia en nuestras fronteras”.
Asimismo, la formación asegura que cuando gobierne “endurecerá el código penal para que recaiga todo el peso de la ley sobre aquellos que cometan delitos de estas características”.
Con el fin de ampliar su base electoral, VOX plantea polemizar cada aspecto de la vida social, trayendo la conflictividad como contexto natural para el sustento de sus discursos basados en xenofobia, homofobia, nacionalismo, fanatismo religioso y la promoción de fórmulas neoliberales.
El matonismo y la agenda de crispación son sus formas de hacer política desfasada y sin ninguna correspondencia con la sociedad española del siglo XXI. Comulgando con la tradición fascista de la ultraderecha, se vale de anacronismos políticos con los cuales intenta ganar espacio en una España donde aún existen dolientes del Régimen franquista en los estamentos más conservadores.
De esta forma VOX impulsa como propuesta un contexto de conflictividad y victimización, que dista mucho de los actuales procesos de concertación política promovidos por el gobierno de coalición conformado por el PSOE-UP. Uno de los temas más recurrentes de victimización de la derecha populista, consiste en el discurso contra la inmigración.
VOX parte del principio estratégico de que obtiene mejores resultados, cuanto mayor es el impacto de la inmigración en el conjunto de la sociedad, sobre todo, al resaltar aquellos elementos extranjeros involucrados en “actos delictivos” que atenten contra el principio de “ley y orden”.
Dentro del referido ejercicio de crispación social, la derecha juega una doble estrategia, la cual consiste en atacar fuerte, e incluso sin fundamentos, para posteriormente posicionarse discursivamente como víctima dentro del conflicto.
La cultura de la victimización de la derecha española puede observarse durante la misma dictadura de Franco, cuando la justificación de la rebelión militar ante un pretendido estado de caos social y contra la “amenaza roja”.
Alimentando constantemente en el temor a un golpe comunista, se convirtió en un elemento de encuadramiento cultural que permitió a la derecha cohesionar voluntades para incitar a la movilización electoral y emprender acciones contra la izquierda.
Esta tarea de ruptura retórica de la normalidad a través de la difusión de un discurso catastrofista y victimizaste, fue la tarea prioritaria de los portavoces de la derecha durante el franquismo y en épocas posteriores a la transición. El populismo radical con la propaganda del miedo, fabrica realidades paralelas con el fin de justificar la intolerancia y el odio.
Existe una categoría la cual forma parte inherente de la derecha española, se trata del nativismo discursivo, esta es una postura ideológica que asume que los Estados deberían de estar habitados exclusivamente por los miembros del grupo nativo. Aquí el concepto de “nación” cobra fuerza para el conservadurismo.
Bajo este argumento, aquellos elementos no-nativos amenazan fundamentalmente al Estado-nación homogéneo. Esto no solamente aplica a individuos, también a ideas que se consideran incompatibles con los cánones sociales cohesionadores.
En el caso español, el partido VOX expresa una marcada ideología nativista basada en la lucha contra los enemigos internos, el cual podría estar representada por su temor a la “amenaza separatista” y contra los enemigos externos, es decir, los globalistas, así como la inmigración, especialmente la musulmana.
Se treta de elementos que pueden identificarse fácilmente en VOX, los cuales, pueden dar muestra de una marcada lejanía con los preceptos democráticos históricamente aceptados, en donde el partido de Abascal trata incidir con un carácter xenófobo y autoritario en la vida pública.
Asimismo, desde una concepción más orgánica, la extrema derecha representada por PP, Ciudadanos y VOX muestra un singular, además de una marcada antinmigración, un tribalismo reaccionario y un “populismo exclusivista”.
Dichas prácticas conflictivas, son muestras de una derecha escasamente consecuentes con las auténticas realidades del colectivo social. En este sentido, en España el fascismo manipula la emocionalidad de aquella ciudadanía carente de un desarrollado sentido crítico o de intelectualidad, necesaria para no caer en agendas que promocionan el odio y la crispación social.