Submarino nuclear en el Caribe, la continuación del Plan Colombia
El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, rechazó “de manera categórica” la ejecución de ejercicios de entrenamiento naval en el Caribe colombiano.
En un mundo cada vez más sumergido en la guerra, la Doctrina Monroe en Latinoamérica no se detiene. En este sentido, los Estados Unidos (EEUU) junto a la Armada Nacional de Colombia realizaron ejercicios navales con la utilización abiertamente disuasiva y de provocación de un submarino nuclear USS Minnesota (SSN-783) de Clase Virginia.
Con sus 110 metros de eslora, superior a las 7 mil toneladas de desplazamiento, con 300 tripulantes, dicho submarino posee amplias capacidades para operar en el Caribe o en cualquier parte del mundo. La referida operación conjunta fue catalogada por sus participantes como un ejercicio para “fortalecer la seguridad del país y estar a la vanguardia con la tecnología por ser parte de la OTAN”.
Por su parte, el ministro de Defensa colombiano Diego Molano explicó que este trabajo de “interoperabilidad” entre Colombia y Estados Unidos, es solo una acción para ratificar “la lucha contra amenazas como el narcotráfico“.
“Este ejercicio se hace entre el ámbito de la OTAN. En el caso de Colombia como país global socio, busca que se adapten los mejores estándares internacionales en el desarrollo de operaciones marítimas“, agregó el funcionario neogranadino.
Por su parte, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, rechazó “de manera categórica” la ejecución de ejercicios de entrenamiento naval en el Caribe colombiano, por parte de Colombia y Estados Unidos.
“El narcotráfico, la guerra en Arauca, los asesinatos sistemáticos y los grupos terroristas no se combaten con submarinos nucleares. Lo rechazo de manera categórica”, declaró el General en Jefe Padrino López en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter a propósito de este entrenamiento naval.
Asimismo, el titular de la cartera de Defensa de Venezuela, calificó la actividad conjunta entre Colombia y EEUU como una “ostentación imperialista”. De igual forma, El expresidente de Colombia Ernesto Samper describió el referido ejercicio militar “Peligroso juego de guerra”.
En este sentido, el mandatario también describió los ejercicios “como parte de nuestro pitufismo internacional, enanos venidos a más, ahora se anuncian operaciones militares en el mar de Cartagena entre un submarino nuclear de los Estados Unidos y buques y helicópteros de la Armada Nacional”.
La referida colaboración militar entre Colombia y EEUU no es casualidad, forma parte de una respuesta entre líneas al actual posicionamiento geoestratégico entre Venezuela y Rusia. También, se enmarca en los planes del imperialismo estadunidense para apoderarse de las reservas petroleras venezolanas.
Todo ello mediante el denominado “Plan Colombia”, el cual ha permitido a EEUU arraigar su intervencionismo político, económico y militar en América Latina. Dicho plan es un acuerdo bilateral que fue suscrito entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos en 1999 durante las administraciones del presidente colombiano Andrés Pastrana y el estadounidense Bill Clinton con tres objetivos específicos: generar una revitalización social y económica, terminar el conflicto armado en Colombia y crear una estrategia antinarcóticos.
Sin embargo, resultó ser una pantalla para cubrir la implantación de fuerzas armadas estadounidenses en Colombia. En él se implementó el uso de paramilitares contra la guerrilla de las FARC-EP.
El Plan Colombia se supone que es un plan de acciones concretas entre el gobierno de EEUU y de Colombia para erradicar el problema de la droga, sin embargo, destaca su alto contenido geopolítico.
La prioridad que se le otorgó a la renovación del Ejército colombiano con la excusa del combate a las drogas, muestra su inconsistencia con el aumento de efectivos civiles y militares estadounidenses, además de siete bases militares en territorio colombiano las cuales participan cada vez más en el combate a la insurgencia.
De esta manera, la subordinación de la derecha colombiana al capitalismo subdesarrollado y dependiente a esos planes de globalización comercial dominante. Todo este sistema de desigualdad conlleva a enormes conflictos sociales como es el caso colombiano.
Resulta poco creíble que el propósito de los Estados Unidos con el Plan Colombia sea la eliminación de los cultivos. Su verdadera intención es el exterminio de los movimientos sociales en América Latina, que constituyen un obstáculo para sus intereses neoliberales.