Elecciones en Colombia, claves del auge progresista
A la izquierda, el Pacto Histórico apuesta por cambios más profundos, como la reestructuración de la política monetaria y el sistema de salud.
Colombia definirá su futuro durante los próximos años. La incansable lucha entre la derecha y la izquierda se hace sentir en el país cafetalero en el marco de las elecciones presidenciales, mismas que se llevarán a cabo en el mes de mayo del presente año con tres claros candidatos a ocupar la jefatura de Estado en el Palacio de Nariño.
Existen algunas acciones inesperadas como la postulación de Íngrid Betancourt, quien es tercera en intención de voto a la presidencia, esta es seguida en la lucha a la presidencia por Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.
Sin embargo, los referidos candidatos deben asumir la actual crisis de legitimidad por la cual atraviesa Colombia si quieren lograr la presidencia. Según sondeos Casi el 87% de los colombianos no confía en la democracia.
Bajo el hipotético escenario de que las elecciones fueran hoy, la segunda vuelta presidencial más probable sería entre Petro y Hernández. Por su parte, Betancourt no se encuentra en ninguna de estas posibilidades. Esto se debe a que recientemente decidió romper con la Coalición Centro Esperanza y enfrentarse a sus antiguos aliados, compitiendo sola por la Casa de Nariño, lo que la disparó en las encuestas.
La candidata de Verde Oxígeno dejó lesionada a la coalición de la centroizquierda y consiguió aventajar a sus excompañeros, incluido Sergio Fajardo, en las encuestas. Por su parte, Gustavo Petro, el aspirante de la izquierda es el favorito de las encuestas.
Lo conocen el 95% de los colombianos, Mientras que a Hernández, el segundo en la intensión de votos, lo reconocen solamente el 52%. Petro es el dueño del voto joven, es decir, tiene 35% de intención entre las personas con edades entre los 18 y 25 años. Le sigue Rodolfo Hernández, con el 14% de intención de voto en esa franja de la población. Los demás están lejanos o no tienen posibilidad alguna para llegar a los jóvenes.
Petro logra agrupar la mayor intención de voto entre los empresarios con el 31%, mientras que Hernández, que es empresario, solamente llega al 13%. También está afianzado como el candidato de los hombres en Colombia. El 34% de las personas en esa franja votaría por él, mientras que solo ha logrado concentrar al 20% de las mujeres.
En este sentido, si Petro se une con el Partido Liberal y la centroizquierda, se vuelve invencible y ganaría la presidencia sin dificultades. Si, por el contrario, Rodolfo Hernández logra el apoyo de todo el antipetrismo, incluida la centroderecha, también podría convertirse en el nuevo presidente de los colombianos.
Puede afirmarse que las élites colombianas demostraron habilidad para mantenerse en el poder y que el mayor ejemplo de aquello fue la creación del Frente Nacional, una alianza entre los dos partidos hegemónicos de su época.
No cabe duda que Colombia es un país con alta concentración de la riqueza y poder en el sector conservador. Estos sectores usan ese poder en contra de cualquier proyecto que pueda ser una amenaza a estos privilegios. Así han logrado frustrar cualquier proyecto serio de izquierda en este país.
Este hermetismo de las élites viene acompañado con los rasgos conservadores instalados en la sociedad colombiana. Por ello hay “dos Colombias” que chocan permanentemente. Una Colombia tradicional que es patriarcal, machista, conservadora, y que busca el statu quo y otra reactiva al tipo de valores del conservadurismo. Es una Colombia que está comprometida con nuevas agendas ciudadanas como los derechos sexuales, economías verdes, beneficios laborales, etc.
Honduras, Chile, Perú y Bolivia, salvo en Ecuador; la izquierda se ha impuesto en todas las elecciones latinoamericanas del último año y medio. Y la racha podría continuar si los favoritos, Petro y Lula, ganan en Colombia y Brasil. Contando con México y Argentina, las seis principales economías de la zona estarían en manos progresistas. Algo inédito, pero lógico.
Colombia llega a las elecciones con una crisis económica y pandémica no solucionada, son unos comicios marcados por la incertidumbre. El descontento social está bullendo bajo la superficie, con las manifestaciones del 2019 y 2021 de fondo, a las que el Gobierno no dio solución.
A la izquierda, el Pacto Histórico apuesta por cambios más profundos, como reestructuración de la política monetaria y el sistema de salud. Opción encabezada por el amado y odiado a partes iguales, Gustavo Petro, pero también por otras personalidades como Francia Márquez y Camilo Romero.
En torno a la figura de Petro, se han librado batallas internas dentro de la propia coalición y se le ha llegado a acusar de “virar al centro“. Pero su programa político, a pesar de no ser muy exacto todavía, contiene políticas de izquierda.