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Yolanda Díaz: entre Ucrania y el Sáhara busca su momento político

La coyuntura en torno a la guerra en Ucrania y los asuntos sobre Sáhara Occidental son las dos olas que en los últimos días ha tenido que surfear Yolanda Díaz para consolidar sus aspiraciones a la presidencia

El actual contexto político en España ha puesto a prueba el carácter estratégico de la vicepresidenta Yolanda Díaz, en especial, en torno a dos temas centrales que han marcado la agenda pública: la Guerra de Ucrania y el giro político de Sánchez sobre el Sahara Occidental.

El conflicto ucraniano ha obligado al amplio espectro político español a tomar partido, todo ello en aras de representar un criterio definitorio frente a su militancia. En este sentido, la izquierda ha rechazado con contundencia la invasión de Ucrania, así como cualquier intento del ejecutivo de escalar el conflicto con el envío de tropas y armamento.

Por otra parte, el conservadurismo español ha asumido una postura guerrerista donde avala el intervencionismo militar de España y su apoyo como miembro de la OTAN. Asimismo, ha aprovechado su discurso xenófobo para promover una migración con criterio racional con relación a los ciudadanos ucranianos que huyen de la guerra en Europa del este.

Igualmente, ha estado en la palestra pública el sorpresivo giro diplomático de Pedro Sánchez en el marco de una comunicación enviada a Mohamed VI en la que se desvela que el Gobierno español apoyaba su plan de autonomía para el Sáhara Occidental.

Al respecto, tanto el Gobierno como la dirección socialista argumentan que el Presidente de José Luis Rodríguez Zapatero con anterioridad había apoyado la autonomía en 2008. En este respecto, el reino alauí había realizado esta propuesta el año 2007. Desde la Moncloa se han referido a un comunicado conjunto realizado entre Marruecos y España tras una Reunión de Alto Nivel

La coyuntura en torno a la guerra en Ucrania y los asuntos sobre Sáhara Occidental son las dos olas que en los últimos días ha tenido que surfear Yolanda Díaz para consolidar sus aspiraciones a la presidencia del gobierno español. Para ello, ha tenido que recurrir a fórmulas pragmáticas para defender las posiciones políticas que ha ganado a través del tiempo.

En función de dicho pragmatismo, Díaz ha asumido un rol institucionalista, todo ello en su calidad como Ministra de Trabajo y Economía Social y como Vicepresidenta Segunda del Gobierno de España. Así lo muestra su disposición inicial en apoyar al Ejecutivo con respecto al envío de ayuda militar a la causa ucraniana.

Bajo este criterio, Díaz asegura que “el Ejecutivo está más unido que nunca“. A su vez, sostiene que la decisión de enviar directamente armas a Ucrania no ha supuesto una crisis en la coalición. También ha proclamado que el Ejecutivo “goza de buena salud” y tiene una “única voz” sobre este conflicto. “No se abandona la vía diplomática, pero no podemos olvidar que el pueblo ucraniano está siendo absolutamente agredido“, ha señalado al respecto.

Sin embargo, tal pragmatismo político se convierte en una metodología cada vez más endeble en la medida que aumentas las tribulaciones políticas en España. Tras las elecciones en Castilla y León, llegó la crisis del PP, el estallido de la guerra de Ucrania, ahora se ha sumado el cambio diplomático del gobierno respeto al Sahara Occidental.

Sobre este el último asunto, Yolanda Díaz, ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de actuar con “opacidad” e “incoherencia” en el viraje de la posición española sobre el Sáhara Occidental, aunque ha descartado por completo abandonar el Ejecutivo de coalición por este motivo. Asimismo, Díaz ha asegurado que no comparte “ni las formas” ni “el fondo” de la decisión del ejecutivo, la cual no contó con el aval Unidas Podemos.

Nosotros somos coherentes, no hemos cambiado de posición; quien es incoherente es quien sin dar explicaciones y con enorme opacidad cambia la posición“, ha exclamado la Vicepresidenta Segunda en vista del incumplimiento de Sánchez a la debida comunicación política con UP.

El aumento de los precios, la paralización de la economía, el incremento del desempleo, y la proliferación de las protestas callejeras de los sectores más afectados, generan un riesgo de estallido social asumido por todo el Ejecutivo. Díaz ha tenido que posponer el proceso de “escucha” con el que definiría su proyecto político a principios del año 2022.

Yolanda Díaz, proyectaba presentarse ante la izquierda rupturista de España como una opción sólida de cara a las elecciones presidenciales, sobre todo, tras haber promovido activamente la más reciente reforma laboral.

La Ministra del Trabajo también buscaba capitalizar el aumento del salario mínimo interprofesional, así como el alza de las pensiones. Todo ello, anticipando un escenario de crecimiento económico que favorecería sus intenciones de ocupar la Moncloa.

Pero la líder de UP se ha visto obligada a reformular sus planteamientos políticos adaptándose a los nuevos tiempos. Su círculo cercano procura no dar fecha precisa del inicio del proceso de “escucha” de las fuerzas sociales, el cual busca posicionar a la futura candidata lejos de aquella politiquería de discursos estériles.

Los debates públicos actuales exigen de los políticos posiciones cada vez más claras y contundentes, sin ambigüedades que solapen las auténticas intenciones de los partidos. En este respecto, Yolanda Díaz, lejos de cuidar las formas, ha tenido que tomar posición crítica al viraje político de Pedro Sánchez sobre los asuntos del Sahara Occidental.

A pesar de las claras diferencias políticos-ideológicas con el PSOE, UP no está dispuesto a disolver su pacto de gobernabilidad. Aún así, necesita demostrar ante la ciudadanía una auténtica autonomía respecto a la línea política de la formación morada.

Es menester que Díaz construya el escenario propicio para demostrar al electorado que es capaz de imponer sus criterios para proteger al conjunto de los españoles, resaltando su papel protagónico dentro del gobierno.