The news is by your side.

Europa, la extrema derecha y el hambre como pretexto

Las elecciones presidenciales de países centrales como Francia, reavivan debates pendientes e importantes dentro del campo sociopolítico.

Las elecciones presidenciales en Europa de países centrales como Francia, reavivan debates pendientes e importantes dentro del campo sociopolítico, económico, geoestratégico, en fin, en todas las esferas vitales de la vida.

Estos procesos, a saber, los eleccionarios; también definen y redirigen las agendas públicas y privadas, tensionándolas y proyectándolas a fin de poder concentrar en ellas la mayor cantidad de temas relativos a la reconfiguración o permanencia de las formas de hacer política de ganadores y perdedores.

Francia

En esta oportunidad, uno de esos grandes temas que han germinado al calor de la medición gala, ha sido la posición y avance de la extrema derecha populista dentro del sistema de partidos de uno de los países considerados por el imaginario global como más avanzado políticamente.

El triunfo de Macron sobre Marine Le Pen, devuelve a la arena política francesa cierta tranquilidad, esta vez el Frente Nacional ha vuelto a perder y con él sus sospechosas políticas.

Al mismo tiempo, al centro e izquierdas de ese país le ha permitido mantener vigente su retórica narrativa antifascista y antirracista, entre otros puntos de conexión popular de carácter ideológicos.

Europa

A los países comunitarios, igualmente, la pérdida de la extrema derecha les sirve de correlato para elecciones cercanas.

Sin embargo y a pesar de este escenario, no es un dato menor la presencia y permanencia dentro del metabolismo europeo, de corrientes políticas conservadoras extremadamente peligrosas para la construcción de las democracias continentales.

Para algunos analistas, el ascenso e influencia de estos grupos debe ser un asunto importante y necesario de revisar y atender.

 

¿Por un futuro mejor?

Una de las grandes singularidades y preocupaciones que trae consigo este crecimiento menor pero constante de los partidos extremistas europeos, es la calada que tienen tanto en los jóvenes como en los adultos mayores y no tan mayores de las zonas rurales e industriales de Francia, España, Italia, entre otros.

Como en el juego de ajedrez, donde la idea fuerza es avanzar despacio pero seguro hasta poder asestar el golpe certero al contrincante, estos partidos aglutinan tanto en el discurso como en sus políticas promesas de futuro.

A pesar de utilizar el trillado truco convertido en slogan de todo pasado fue mejor, paradójicamente, la extrema derecha europea tiene como asidero real los profundos y profusos temas pendientes y su resolución en un horizonte de sentido por construir.

La mayoría de los jóvenes social y económicamente precarizados, grupo etario de gran presencia en estos partidos, sufren en carne propia los embates del capitalismo. Son sistemáticamente explotados y laboralmente maltratados. Ejemplo de ello la temporalidad y la precarización salarial en países como España.

Otro espacio de avance han sido los parlamentos, en cuyas cámaras cada día cobran presencia activa estos grupos altamente organizados.

 

Identidad nacional vs Migración

Para lograr construir significado dentro de la política real, los grupos de cuño extremista, han usado en toda Europa dos ideas históricamente invariables: la primera de ellas la existencia de una clase, élite o grupo de carácter superior y en segundo lugar, la coexistencia con un enemigo común al que se le debe eliminar, invisibilizar.

Estas ideas arrastradas desde las lógicas de preguerra instauradas por los primeros movimientos de corte fascista y nazistas, nacidos también al calor de una fuerte crisis económica previa a la segunda guerra mundial, han permitido tejer un profundo resentimiento por el llamado otro, ese otro migrante, musulmán, negro, latino.

Dentro del diagnóstico de lo que no funciona, partidos como el Frente Nacional francés, el VOX español, Partido Alternativa para Alemania, Partido por la Libertad en Holanda, entre otros, en solitario o en coalición; han hecho bandera con el tema migratorio y la creciente necesidad por recuperar la identidad europea como eje vertebrador de este discurso.

Los aplausos a rabiar se escuchan desde la galería, cientos, miles de jóvenes desolados y desesperanzados caen fascinados ante las ya mencionadas promesas de un futuro mejor, blanqueado y poderoso.

Esos vacíos que deberían estar siendo llenados por la izquierda, se trastocan y se pierden como espacios de lucha fundamentales en manos equivocadas.