Del Ecuador de la Revolución Ciudadana a la debacle Moreno-Lassista
Rafael Correa, nadie lo discute, un estadista de talla excepcional, terminaba una década de gobernar el Ecuador y dejaba un país en marcha.
Año 2017, Rafael Correa Delgado, -nadie lo discute- un estadista de talla excepcional, terminaba una década de gobernar el Ecuador y dejaba un país en marcha, un Estado institucionalizado, obras por doquier.
Hasta en los más recónditos lugares del “Ecuador Profundo” se podía llegar a través de una red de carreteras, escuelas, colegios, puentes, hidroeléctricas, hospitales, centros de salud, con medicinas, atención a los desposeídos, servicios públicos de calidad, administración pública eficiente y un largo etcétera…
Ese mismo año se entrega la posta a Lenín Boltaire Moreno Garcés –hasta ese momento- un leal militante de la Revolución Ciudadana ex vicepresidente, pero poco tiempo le tomó mostrarse como quien realmente es: un ruin traidor.
Se vendió a la banca y se entregó al cogobierno con Guillermo Lasso perdedor de las elecciones, persiguió a su mentor, traicionó el proyecto político más exitoso de la historia del Ecuador, traicionó al pueblo del Ecuador, difamó la obra del Gobierno de Rafael Correa calumnió a Jorge Glass, lo enjuició y encarceló para despojarlo de la vicepresidencia, desinstitucionalizó el Estado, dejó la obra pública sin mantenimiento para que se destruya, cambió los logotipos y reinaguró las obras del gobierno de Rafael Correa para provocar así una especie de –damnatio memoriae-.
NO LO LOGRÓ lo único que logró fue ser reconocido como el “Peor Gobierno de la Historia” y dejar el Estado en escombros y con la vía lista para el fraude electoral entregando en bandeja de plata un Estado debilitado listo para ser privatizado a su “socio” Guillermo Lasso.
En mayo de 2021, un banquero bachiller asume la presidencia de la república sin haberla ganado en buena lid, sino que la adquirió comprándola a un mestizo metido a indígena, más bien disfrazado de tal.
Con el desastre del manejo de la pandemia con gente improvisada e impreparada, continuó con la desinstitucionalización estatal, la mediocridad de los funcionarios que nombró y sigue nombrando, porque ya le renuncian a montón; le han impedido gobernar pues sólo está haciendo lo que sabe hacer enriquecerse a costa de los demás, gobernar no sabe, administrar la cosa pública no puede y las políticas públicas de servicio social las repudia para privatizar y enriquecerse más él y sus “amigos”, con un prensa comprada, cooptadas las instancias de control de poder como la Contraloría, la Fiscalía, La corte Nacional y la Presidencia de la Asamblea.
Sin olvidar que tiene comprada a la policía y las fuerzas armadas, se ha podido sostener durante este primer año, pero ya el pueblo no aguanta más, sin salud, sin educación, sin obra pública, sin servicios públicos de calidad, va perdiendo lo poco que tiene como presidente, y está ya condenado a la extinción.
El primero de mayo se ha convocado a la denominada “Gran Marcha” donde el conglomerado social, la ciudadanía, es decir el pueblo hastiado, decepcionado, frustrado y deprimido saldrá a las calles a exigir Gobierno, Servicios, Trabajo, Salud Educación y obras, caso contrario esperamos que ya para ahora se decida a decretar la “muerte cruzada” con la que tantas veces en tan poco gobierno ha amenazado.
Me acabo de dar cuenta que escribir sobre Correa en este artículo me tomó pocas líneas –siendo lo mejor que nos pasó-.
Escribir en cambio sobre Moreno y Lasso los peores presidentes con que alguien maldijo a este pequeño pero gran país, me tomó muchas más líneas, entonces las consecuencias del desastre iniciado por Moreno y continuado por Lasso, son tan grandes, que ocupan mucho tiempo describirlas, pero jamás han logrado lo que han querido porque el capital político de Rafael Correa y la Revolución Ciudadana no sólo está intacto, sino que ha crecido aún más.
Rafael volverá y con el la esperanza de un mejor país.