Este paraíso situado en el noroccidente de América del Sur, multidiverso en culturas, en gastronomía, en biodiversidad, climas, microclimas. Con selva, montañas, volcanes, llanuras, playas e islas; pero sobre todo con gente sencilla, amable y hospitalaria, aunque también están ese tal Boltaire Moreno, y el bachiller Guillermo Lasso quienes han estado acompañados por los grandes caporales de la banca y los empresarios explotadores y evasores, aunque parezca imposible y esté causando tanto dolor, sabemos que eso es pasajero.
Desayunar en Guayaquil, un huevo frito sobre un bolón de verde con chicharrón y una taza de café recién colado, es la gloria, a 90 km al oeste, llegas a la Playa donde se puede almorzar, un chupe de pescado (sopa de papas con queso y pescado frito) y un arroz marinero (arroz con mariscos) con una cerveza templada, de vuelta a Guayaquil, opciones hay para un asado o una “cangrejada” por la noche.
Quien conoce Ecuador, este bellísimo país que te ofrece paradisíacas islas, hermosas y casi vírgenes playas (y no tan vírgenes también), ríos, montañas, volcanes y selva, donde puedes recorrer todos los climas, desde el caliente costeño, el templado de los valles australes, el húmedo de la selva hasta el frío de Los Andes en un sólo día.
Así es mi país, tierra naturalmente ideal para la vida de seres humanos, pero hoy en día, para una sociedad moderna, organizada por estratos ciudadanos clasificados social y económicamente, es una verdadera pesadilla, pues el Estado ha sido asaltado por la plutocracia, que lejos de mirar la naturaleza como el mundo que nos acoge, y en lugar de construir obra pública para beneficio de todos y todas, de sembrar el país con servicios de salud, educación y trabajo digno, accesible para todos, sólo se ha preocupado de dejar sin mantenimiento la obra construida, para justificar la privatización de los servicios públicos aduciendo ineficiencia y excesivo gasto público, para así hacerse con la utilidad sin inversión, y enriquecer más a los ricos y empobrecer más a los pobres.
Rafael Correa dejó el Ecuador en el camino correcto, lo que fue reconocido por la comunidad internacional y los organismos mundiales de asuntos económicos, sociales y políticos redujo los índices de pobreza, se incrementaron los servicios de salud gratuitos y se construyeron hospitales, se modernizó la administración de justicia, se reconstruyó la red vial del país, se inició el cambio de la matriz energética, se construyeron centrales hidroeléctricas, represas para evitar inundaciones y regar las tierras agrícolas, se devolvieron los derechos a los ciudadanos (que han estado secuestrados por los dueños del capital), se inició la reforma tributaria para que los evasores paguen impuestos, y la explotación laboral termine y todos los trabajadores tengan acceso a la seguridad social, mas de 20.000 jóvenes ecuatorianos salieron becados a estudiar a las mejores universidades del mundo, también se crearon universidades de investigación y con carreras científicas y técnicas como IKIAM y YACHAY, así como la Universidad de las Artes.
Que el Ecuador ha crecido desde que el gobierno de la Revolución Ciudadana liderado por Rafael Correa, terminó en el 2017, es cierto.
Ha crecido en explotación laboral, en desigualdades, en inseguridad, los robos y asesinatos están a la orden del día, las rebeliones cruentas en la cárceles del país no dan tregua a un inepto e ineficiente gobierno que no atina hacer lo que debe, pues sus autoridades comenzando por un inútil Lasso y sus mediocres funcionarios.
En cuanto salen a decir que tienen todo “bajo control” se desata una nueva masacre, ha crecido también en desempleo, pobreza, migración y abandono de la obra pública así como en la desintitucionalización del Estado.
¿Cómo entonces este paraíso llamado Ecuador, en apenas cinco años de desgobierno de los mediocres Moreno y Lasso ha podido ser destruido? Pues justamente por hacer todo lo contrario de lo que se debe, es decir, han priorizado como es propio de la plutocracia el capital sobre el ser humano y con la aplicación de este infame modelo contrario a la dignidad humana y al buen vivir han destrozado las instituciones, los servicios y las empresas públicas.
Por esto justamente es que el pueblo no ha creído en la llamada “descorreización” y cada día más y más por cada rincón de este paraíso llamado Ecuador donde la gente buena se encuentre sin trabajo, sin educación, enferma y abandonada a su suerte, en las garras de los depredadores de la dignidad; se escucha firmemente la frase que sentencia al muladar de la historia los gobiernos de Moreno y Lasso: “Con Correa estábamos mejor”.