El regreso del rey pródigo
Por estos días, la prensa del corazón española está de fiesta. Don Juan Carlos I, rey emérito, vuelve a su casa grande el 21 del mes en curso.
Por estos días, la prensa del corazón española está de fiesta. Don Juan Carlos I, rey emérito, vuelve a su casa grande el 21 del mes en curso.
A través de una noticia dada por Fernando Onega en su programa “Más de uno”, el periodista habló sobre la visita de Don juan Carlos a la comunidad gallega de Sanxenxo.
Esta vuelta real se concertó luego de una conversación telefónica entre el padre y su hijo el Rey Felipe VI, en el marco del viaje del Jefe de Estado español a la ciudad de Abu Dabi a rendir respetos por la muerte del presidente de Emiratos Árabes Unidos, Jalifa bin Zayed Al Nahyan.
Esta visita, pasados casi dos años sin estar en el país, se produce luego de que todas las denuncias y señalamientos por blanqueo de capitales, corruptelas y otras menudencias han sido archivadas por la fiscalía del Supremo, según se informo públicamente en marzo de este año.
Se tiene contemplado, según la información ofrecida, que el emérito pase por la zarzuela. Sin embargo, su estadía la hará en residencias privadas.
La reacción de los partidos políticos más importantes de España no se hicieron esperar. Como hecho de esperar, tanto el PSOE como el PP ya han asumido una postura de resguarde de la privacidad ante los asuntos reales.
En palabras de Felipe Sicilia del PSOE: “Son decisiones que competen a la Casa Real y nosotros ahí no tenemos nada que comentar”.
Otro tanto refiere el PP en la voz de Miguel Tellado: “Su trabajo, la contribución a la construcción de nuestra democracia ha sido determinante (…) merece el respeto de los españoles y del Gobierno de España, por supuesto”.
Ésta en términos generales ha sido la respuesta orgánica que desde el lado de la política ha generado este nuevo episodio real.
Sin embargo, la voz discordante la llevó Irene Montero en sus declaraciones cuando dijo “lo más importante es que hay cada vez más gente que no entiende la utilidad de una institución como la monarquía y le gustaría que sea elegida por los ciudadanos”. Continuó diciendo “nuestra sociedad pide con claridad medidas decididas para la profundización democrática”.
Estas declaraciones altisonantes propias de la lógica democrática y republicana, recogen lo que para un porcentaje cada vez mayor de españoles y españolas es el deber ser.
La existencia aún en España de un andamiaje ultra conservador como lo es la monarquía, colinda con problemas sociales de toda índole que atacan el día de día de la gente común, de la gente de a pie.
Gente que se pregunta, cómo la presencia de un hombre con el pasado de Juan Carlos I, rey cazador de elefantes y escándalos impropios para la salud de la corona y su legitimidad, sigue siendo titular y noticia de primera plana.
Los excesos, moneda de curso de este personaje allegado además al pasado pre democrático español; nos señala la necesaria transformación de los asuntos formales y vitales en la España de hoy.
Mas allá del cotilleo que traerá el maquillaje de las infantas o el traje del rey emérito, que por lo pronto lo muestra al desnudo; se hace imperativo reflexionar sobre temas que van directo a la consolidación de una democracia “real” y participativa.
Las democracias ser fortalecen a través del ejercicio de los derechos y deberes ciudadanos, pero también hace músculo cuando esos ciudadanos tienen un voto consciente y con un peso específico sobre sus destinos.
Y esto comienza a ocurrir cuando noticias como la del emérito dejan de serlo, cuando los periodistas no corren detrás de las faldas de la realeza, para mejor preguntarse por las falencias de la sociedad en la que habitan.