Venezuela y Colombia: se abren las fronteras que no debieron cerrarse
La relación entre ambos países es inevitable. Factores económicos, territoriales e históricos, determinan esta realidad.
Qué decir de los acontecimientos últimos en la hermana Colombia, lugar indiscutible de la historia fundamental de América Latina y puerta de entrada a Sudamérica.
Desde hace más de 200 años, Colombia estuvo gobernada por la élite más recalcitrante y clasista del continente sudamericano.
El peso específico que le dio al imaginario colectivo colombiano el hecho de haber sido un virreinato; le imprimió un fuerte sentido de arraigo hacia las instituciones conservadoras y complacientes con el poder de turno.
Sin embargo, el domingo 19 de junio del 2022 Colombia se ha levantado y ha dicho basta, como nos decía el Che Guevara.
El triunfo de Gustavo Petro como presidente y Francia Márquez como vicepresidenta, marca un hito dentro de la historia colombiana y su porvenir.
El hartazgo de los pobres, de la negritud, del desempleado, de la mujer abandonada, del niño sin escuela, de pueblos enteros torturados por la violencia infinita nacida de la pútrida godarria colombiana; decidieron esta vez por un nombre que representa uno de los cambios más sustantivos y esenciales para el desarrollo de la América Latina que viene.
Venezuela, al ser país vecino de Colombia y erigirse en este momento como centro de múltiples ataques pero también de innumerables expresiones de solidaridad por parte resto de América Latina; tiene un significado principal dentro del proceso de transformación de la política colombiana hacia sus países colindantes.
La historia de Venezuela y Colombia es indivisible, ambas nacieron en el imaginario de Bolívar, y desde sus manos, nacieron en lo geográfico.
La oligarquía colombiana siempre acostumbrada al desdén, pretendió por muchos años hacer caso omiso de la importancia que tiene y que tendrá Venezuela para el desarrollo económico social y humano de la de la República colombiana. Sin embargo, estamos al parecer cerca de que esta realidad cambie.
Las declaraciones del nuevo presidente Gustavo Petro, apuntan hacia la retoma de las relaciones bilaterales entre Venezuela y Colombia.
Se debe decir, que este maridaje es uno de los encuentros más prolíficos desde el punto de vista social y desde el punto de vista económico que tiene América del Sur.
Ambos países representan en sí mismos países productores de primer orden.
En el caso venezolano, productor de petróleo. En el caso colombiano también productor de riquezas, en el orden de la agrícola y minero. Ambos cuentan con un lugar ideal desde el punto de vista geoestratégico y militar.
El caso de la frontera entre ambos países, es también un tema de indiscutible importancia para el continente.
Con el cierre de las fronteras, lejos de reducirse la capacidad de movilización de mercancía, esta se multiplicó llegando a un aproximado de 25 millones de dólares en tráfico ilegal de mercancía, hidrocarburos, entre otros.
Una de las grandes tareas que tiene por delante el nuevo presidente de Colombia, es retomar y regularizar nuevamente estás relaciones económica.
Al liberar está frontera, que por razones obvias es una frontera líquida; permitiría el aumento sostenido no solo del intercambio comercial, sino la posibilidad de crear trabajos que permitan a las comunidades de las fronteras premiar y pertenecer a este gran cordón económico desde la legalidad.
Para Venezuela, retomar relaciones con Colombia, liberar esa traba tan abierta entre ambos gobiernos; le permitirá abrir espacios de participación y de legitimación en esta parte del continente.