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El monstruo de las mujeres que trabajan: el “mobbing”

Aunque en materia de igualdad hay importantes cambios, todavía vemos como el “mobbing” o acoso sigue siendo un gran problema.

Una realidad que viven a diario muchas personas en sus entornos profesionales es el acoso laboral, que recibió el nombre de “mobbing” en inglés; el cual significa acosar, hostigar o acorralar.

Aunque no es una situación nueva o reciente, porque data desde los primeros trabajos, hace poco tiempo se le dio un término para poder diagnosticarlo y enfrentar dicha situación que afecta a las víctimas, las cuales deben poder exigir justicia.

Adentrándonos en ese escenario, es la acción de un hostigador u hostigadores, porque en efecto, pueden ser varios los que inciden en esta conducta hacia un objetivo, es decir, una persona.

Y además, es contundente, va dirigida a producir miedo o terror en el trabajador afectando su rendimiento por decir lo menos, ya que esto tiene numerosas consecuencias si no se detiene a tiempo.

En la mayoría de los países, los índices de víctimas de estos casos son mujeres, quienes suelen recibir con más frecuencia algún tipo de violencia psicológica injustificada a través de actos negativos y hostiles en el trabajo por parte de sus compañeros, o superiores.

Lo más preocupante es que este tipo de situaciones logra permanecer vigente por meses, incluso años, ya que existe poca o nula información sobre como hacerle frente y cuando una mujer se atreve a reportar lo que pasa, es ignorada.

También se ha llegado a la conclusión de que esto tiende a suceder ya que el acosador quiere que la víctima abandone el trabajo, mediante el hostigamiento, la intimidación o perturbación.

Señales para saber cómo opera el mobbing

Algunos gritan o insultan a la víctima cuando está sola o en presencia de otras personas, para hacerla sentir humillada y avergonzada. Por otro lado, también están esos jefes que asignan objetivos o proyectos con plazos que se saben inalcanzables o imposibles de cumplir, y tareas que son manifiestamente inacabables en ese tiempo, para después recalcarles su ineficiencia.

Creo que una gran parte de la población femenina ha recibido sobrecarga de trabajo por parte de los líderes de equipo, la cual es selectiva, o les han quitado áreas de responsabilidad clave, ofreciéndole a cambio tareas rutinarias, sin interés o incluso ningún trabajo que realizar para desanimarlas.

A diario, muchas mujeres suelen verse perjudicadas profesionalmente porque algunas figuras de autoridad modifican sus atribuciones y competencias laborales, utilizando excusas machistas.

Mientras que, otros de sus patrones, es tratar de manera diferente o discriminatoria, usando medidas de amonestación exclusivas contra ellas, con vistas a estigmatizarlas ante otros compañeros o jefes.

Por otra parte, suelen acudir a difamar a la víctima, extendiendo por la empresa u organización rumores maliciosos o calumniosos que menoscaban su reputación, su imagen o su profesionalidad.

Y cuando va subiendo de nivel, recurren a bloquear el desarrollo o la carrera profesional, limitando retrasando o entorpeciendo el acceso a promociones, cursos o seminarios de capacitación. De esta forma, ignoran los éxitos profesionales.

El momento del conflicto

Si crees que estás a punto de enfrentarte a este escenario, es fundamental que en un primer momento identifiques a cuales posibles riesgos estás expuesta, para así proceder y tomar medidas.

Cuando se avanza hacia la etapa de acoso, quien lo infringe, va a dirigir su atención y esfuerzos contra la víctima, utilizando para ello una serie de comportamientos y actitudes que descalifican su trabajo.

Pues, mantiene el objetivo de ridiculizar y apartar socialmente a la víctima, menospreciándola y haciéndola sentir débil. Sin embargo, hay manera de evitarlos. Por ello es necesario no ser previsibles, pues hay que hacerles perder la seguridad y sorprenderlos.

Después, es importante actuar con decisión y de forma directa, sin amenazarlo abiertamente, pues se debe actuar estratégicamente para realizar la denuncia y presentar las pruebas pertinentes para agarrarlo “fuera de base”. Pero, si el problema persiste y te sientes acorralada, tienes que recurrir a asesoramiento especializado para manejarlo.

En otro orden de ideas, ¿Crees que las oportunidades de una mujer son las mismas que las de un hombre en el mundo laboral? Muchos dicen que sí, en una cantidad importante de países, todavía sigue siendo una respuesta negativa.

Y aunque queramos perseguir esos objetivos de igualdad, reducir la brecha salarial, permisos de maternidad, entre otros temas de esa naturaleza; seguimos enfrentando esta clase de hechos porque es una batalla cuesta arriba.

Las estadísticas siguen siendo muy expresivas en relación con la situación de desigualdad de la mujer en el trabajo, pero no podemos olvidar que detrás de estas cifras hay mujeres que realizan el mismo trabajo que un hombre y no cobran lo mismo, mujeres que son discriminadas por el mero hecho de ser mujeres, mujeres que son acosadas a diario y no podemos quedarnos de brazos cruzados.