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Se desploma Pedro Castillo buscando la senda de Ollanta Humala

Alineación con los intereses de los poderosos dentro y fuera del Perú, separación de los actores políticos que le llevaron a la presidencia y la decepción como constante, son signos de que Pedro Castillo camina la senda de Ollanta Humala.

Pedro Castillo se alinea tal y como lo hizo Ollanta Humala. Su gobierno, que se perfilaba como el inicio de una verdadera transformación del Perú, llega apenas hasta los limites que permite el neoliberalismo para liberar cierta presión social.

Es imposible negar que la ofensiva que la derecha emprendió contra Castillo y Perú Libre ha sido brutal. El que se consideró el primer gobierno de izquierda, fue doblegado por una guerra que ha tenido como principales teatros de operaciones, el Congreso y los medios de comunicación.

Lo que más temía la izquierda era la llamada “Ollantización” de Pedro Castillo, y todo indica que ese camino recorrido por el expresidente Ollanta Humala, es el mismo que hoy cruza el mandatario peruano.

Es posible que a Castillo se le pasaran las ganas de hacer una verdadera revolución, en el mismo instante en que se quitara el sombrero de rondero para retratarse con la derecha.

Gobierno para mantener las cosas como están

No ha habido constituyente. En principio, el propio Pedro Castillo frenó el proceso, a pesar de haber sido una de las banderas de su campaña.

Mientras el Congreso iba por mociones de censura contra todos los ministros y contra el presidente, casi de forma consecutiva una tras otra; el presidente, maestro y rondero, se replegaba.

Luego quiso volver al camino que le trazó la mayoría social que le votó en 2021, propuso en el Congreso la consulta popular para impulsar el proceso constituyente; y a pesar de que todas las encuestas favorecían el proceso, el Congreso le cerró el camino.

Algunos programas sociales como el Bono Yanapay alivian la tensión social creada por la pandemia; pero al interior del Perú las organizaciones sociales siguen exigiendo constituyente, una real y profunda reforma agraria, y sobre todo, el cese de las persecuciones.

La decepcionante política exterior

Con Pedro Castillo se pensó que el Grupo de Lima se acabaría de desintegrar al quedarse sin sede.

EE.UU. tendría que buscarse otros aliados, y de hecho, los anuncios de Héctor Bejar, el primer canciller de Pedro Castillo; apuntaron a que la postura de Perú sería de ruptura definitiva con la hegemonía estadounidense.

Pero Héctor Béjar acabó saliendo; fue la primera ficha que la derecha obligó a retirar. Luego de ello, la aspiración de una política exterior soberana y latinoamericanista se fue desvaneciendo.

Pedro Castillo asistió a los escenarios que el neoliberalismo y la derecha internacional prefieren: el Foro de Davos, la Alianza del Pacífico, la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, inclusive. Esto último a pesar de que otros países latinoamericanos mucho menos identificados con la izquierda, como es el caso de El Salvador; dejaron pasar la invitación del presidente Joe Biden.

El presidente Castillo intentó “estar bien con Dios y con el diablo”. Al menos mediáticamente no se refirió a Venezuela y a Cuba como dictaduras. No obstante, su Canciller hizo todo lo necesario para mantener el seguidismo a EE.UU., firmando acuerdos con la USAID, y sosteniendo la línea de no reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro.

La salida de Perú Libre

Pedro Castillo renunció a Perú Libre. Independientemente de las razones, este hecho selló una ruptura que se vislumbraba desde hace meses, y que obliga a pensar más allá de los extremos que impone la lealtad partidista.

Perú Libre es una organización que sufre dentro de sí misma varias divisiones. Guillermo Bermejo se independizó en tanto tiene aspiraciones presidenciales, Guido Bellido por su parte respira por la herida de su salida del gabinete presidencial, y Vladímir Cerrón sostiene que la estrategia debe seguir siendo cambiarlo todo a través de una constituyente.

Las presiones desde y hacia Perú Libre acorralaron en varias oportunidades a Pedro Castillo. Por ello, su renuncia a la organización política estuvo más que anunciada.

¿Realmente rondero?

Es cierto que la solidaridad no debe ser automática, pero en el reciente caso contra los ronderos de Cajamarca, sin embargo, Castillo, quien se identifica como profesor y rondero; ha salido en defensa primero de la prensa, que de su propia gente.

El presunto secuestro perpetrado por un grupo de ronderos de la comunidad de La Palma, a unos reporteros de América TV, originó otra respuesta un tanto evasiva del mandatario peruano.

“Rechazo todo acto de violencia que vulnere las libertades personales, así como la libertad de prensa y de expresión”, declaró Castillo a través de sus redes sociales.

Los ronderos han respondido que la prensa miente, otra vez.

Se va a demostrar jurídicamente que las rondas no han cometido ningún delito de secuestro”, señala el líder de la Central Única de Rondas Campesinas del Perú, Santos Saavedra.

Mientras tanto, la popularidad de Pedro Castillo se sigue desplomando a menos del 20%; una situación bastante similar a la sucedida con Ollanta Humala, durante su gestión presidencial.