Atentado contra Cristina Kirchner: la violencia como símbolo político
Fernando Andrés Sabag Montiel, un ciudadano brasileño, imputado por la justicia Argentina como autor del intento de asesinato contra Cristina Kirchner.
El atentado contra Cristina Kirchner, expresidenta de la nación argentina y referente de la izquierda latinoamericana, abre viejas heridas que pertenecen al mundo del terror como acción política.
El cono sur latinoamericano está cimbrado de estas historias, donde lo fantástico, simbólico y cruel, se conjugan. Es por ello que, la presencia de un hombre portando un arma y tratando sin resultados de asesinar a una líder, no entra en absoluta contradicción con los antecedentes de violencia histórica que carga sobre sus hombros esta nación austral.
El ejecutante
Fernando Andrés Sabag Montiel, un hombre brasileño, ha sido imputado por la justicia argentina como autor del intento de asesinato contra la propia Cristina Kirchner.
Posee antecedentes penales por violencia, sus redes están plagadas de sitios donde lo común es el lenguaje de odio de reductos violentos, pero dañinos de la sociedad argentina.
Una de las características más llamativas han sido sus tatuajes alusivos a la SS (sección de asalto) alemana, reconocido como el sol negro (Schwarze Sonne).
Este símbolo, perteneciente al sistema de creencias construidas desde el misticismo y esoterismo nazi, representan una fuerza cercana a la de Dios.
La carga simbólica
Este tipo de simbología, aunado a las acusaciones que recaen sobre este individuo, ha servido para volver a sumar a la agenda regional el necesario recordatorio de la presencia viva y real de agentes libres e institucionalizados. Estos mismos cuentan con la violencia como instrumento político, para imponer sus lógicas y pretender enrarecer el ambiente político.
Si miramos atrás en la historia reciente argentina, debemos traer al escenario la presencia de reconocidos nazis, que al terminar la guerra se refugiaron en esa parte del mundo.
Su presencia logró minar parte de las estructuras políticas que darían vida a una de las dictaduras más férreas del continente, como lo fue la argentina.
Sucesos como estos, donde el odio es el correlato, son momentos importantes para la reflexión.
En un mundo donde el discurso de odio ha logrado calar en poblaciones marginales y disociadas, que repiten casi sin entender del todo una estética que incluso les es adversa, debe detenerse y reflexionar sobre lo que ocurre.
Cada día podemos ver a los medios convertidos en verdaderas máquinas desenfrenadas de superficialidad y crueldad. Los mismos utilizan estos sucesos como una de las herramientas favoritas del fascismo: la burla.
Los medios
Es por ello que, medios españoles, han asumido casi con sorna lo ocurrido al otro lado del mundo.
Por el contrario, la tarea de medios como el nuestro, es precisamente desvelar esto que ocurre casi a diario. Por extensión, es obligatorio señalarlo para poder entender mejor lo que sucede o está sucediendo.
Argentina
La reacción de los partidarios y la ciudadanía ante este hecho detestable, ha sido la de congregarse para, en colectivo, repudiar lo ocurrido. Es una manera de alzar la voz y decir no a la violencia.