Fue la insurrección popular que marcó el inicio de 10 años de revolución democrática en Guatemala. Este movimiento compuesto por varios sectores de la población por militares, estudiantes, campesinos, sindicatos, trabajadores, etc., significó para el país un cambio político y social de gran trascendencia histórica, cuya mayoría de logros permanece hasta el día de hoy, marcó un antes y un después en la historia del país.
Llegaban a su fin no sólo los 108 días del régimen provisional de Federico Ponce Vaides, sino también toda una época de dictaduras, que tuvieron sus expresiones en los 22 años de Manuel Estrada Cabrera y los 14 de Jorge Ubico, que se apoyaba en el ejército y en los grandes terratenientes.
En los tiempos de Ubico Guatemala se encontraba en medio de una grave situación de crisis en el mercado mundial. Durante este tiempo, Guatemala se consolidó como una “república bananera”, este término despectivo frecuentemente se utiliza para describir a pequeños países que son pobres y subdesarrollados, los cuales tienen un gobierno inestable, con corrupción galopante y una relación sumisa con los Estados Unidos.
Ubico le cedió tierras de plantación a la United Fruit Company (UFCO). También los mantuvo exentos de impuestos y garantizó bajos salarios. Eventualmente, la UFCO se volvió la dueña de la red ferrocarrilera de Guatemala.
Se anuló todo tipo de participación democrática y se suprimió la autonomía de la única universidad nacional y pública del país la actual San Carlos de Guatemala. Los establecimientos de educación secundaria fueron militarizados.
La mayoría de la población campesina se vio oprimida por dos leyes que los obligaban a trabajar por poco salario. La primera, de viabilidad, donde los campesinos debían trabajar 30 días al año en construcciones de carreteras nacionales. La segunda, llamada de la Vagancia, obligaba a trabajar cierto número de días al año en fincas ajenas. En aquel tiempo, no existía legislación laboral ni derechos mínimos.
Revolución de 1944
Tras la serie de descontentos de la población guatemalteca con el gobierno de Jorge Ubico, como el asesinato a la maestra María Chinchilla, este se vio obligado a renunciar el 1 de julio de 1944 por las presiones del pueblo en conjunto con la lucha frontal por parte de los estudiantes universitarios que conformaban la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) fundada en 1943 de la actual universidad de San Carlos de Guatemala.
Ubico dejaba en su lugar a un triunvirato militar conformado por los generales Eduardo Villagrán Ariza, Buenaventura Pineda y Federico Ponce Vaides, este último es nombrado por la Asamblea Legislativa como presidente provisional del país.
Las demandas del pueblo guatemalteco por mejorar las condiciones del país continuaron, por su parte el presidente provisional Ponce Vaides contestó primero con amenazas, luego encarcelando y desterrando ciudadanos, fue evidente las posturas del presidente en seguir manteniendo las políticas dictatoriales ubiquistas.
La madrugada del 20 de octubre se inició la acción armada de pequeños grupos militares que recibieron apoyo de la población, quienes llegaron a la Guardia de Honor a recibir armas. Después de 16 horas de combates, fue derrocado el gobierno, de 108 días, de Ponce Vaides y fue sustituido por la Junta Revolucionaria del Gobierno, representada por dos militares Jacobo Árbenz Guzmán y Francisco Javier Arana y un civil Jorge Toriello Garrido.
Esta Junta derroco los decretos del gobierno anterior, convoco a una Asamblea Nacional Constituyente para una nueva carta magna, otorgo la autonomía a la Universidad Nacional y con el propósito de garantizar a los guatemaltecos un marco constitucional para llevar a Guatemala a una democracia representativa, se convocaron a elecciones presidenciales.
Gobierno de Juan José Arévalo
Juan José Arévalo profesor universitario fue el primer presidente electo democráticamente en Guatemala, quien también era partidario de las reformas sociales y económicas. Con esta elección el país daba pasos hacia a la primavera.
Gobernó durante seis años (1945-1951). El presidente Arévalo se preocupó de que los trabajadores gozaran del Código de Trabajo, que se apoyara la educación a todos los niveles y se enfrentara el problema del analfabetismo, que existiera la seguridad social por primera vez en el país y que los indígenas y las mujeres tuvieran igualdad de derechos en la legislación del país.
Su objetivo central fue ampliar y consolidar las conquistas revolucionarias iniciadas en el primer gobierno provisional que lo antecedió. Su formación académica e intelectual y su doctrina humanista, le imprimieron una dinámica social sui generis a su administración.
En su gobierno destacó el apoyo e impulso a la academia, al sistema educativo nacional, a la cultura, el deporte. Decretó la autonomía de los tres poderes del Estado y de las municipalidades. Dignificó al gremio magisterial, fundó importantes instituciones públicas e impulsó la aprobación de leyes en beneficio popular.
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