The news is by your side.

El concepto estadounidense de “democracia en Venezuela”

Estados Unidos insiste en desconocer el sistema electoral y democrático de Venezuela mientras no responda a sus intereses políticos.

El pasado 26 de mayo, Juan González, principal asesor del presidente Joe Biden para América Latina afirmó que Estados Unidos (EEUU) apoya una “salida negociada” a la crisis política en Venezuela y que mantendrá la “presión” sobre el gobierno de Nicolás Maduro hasta que haya “elecciones libres y justas”.

En este sentido, el pasado 25 de junio EEUU, la Unión Europea y Canadá emitieron un comunicado conjunto en el que afirmaban estar dispuestos a “revisar” las sanciones impuestas contra Venezuela si se producen “avances significativos” con la oposición a fin de lograr elecciones “creíbles, inclusivas y transparentes”.

Biden, mantiene la posición del anterior mandatario Donald Trump, desconoce la autoridad del jefe de Estado venezolano Nicolás Maduro por considerar ilegítima su reelección en 2018, y reconoce al exdiputado opositor Juan Guaidó como presidente interino del país, un personaje que en 2019 se autoproclamó presidente en una avenida del este de la ciudad capital.

Venezuela
Autoproclamación de Juan Guaidó. Foto: informantedigital.com.py

La autoproclamación de Guaidó fue un acto que no está contemplado en la legislación de su país, incurrió en la violación del Estado de Derecho como un ejercicio legítimo, ya que usurpó de manera ilegal las competencias constitucionales del poder Ejecutivo.

Ahora bien, ningún país de América Latina ha realizado tantas elecciones como Venezuela para resolver sus diferencias políticas, 25 comicios en los últimos 20 años. Nicolás Maduro resultó reelecto a la presidencia del país con más del 67,78% de los votos, lo que significa un amplio margen de diferencia sobre sus rivales.

Asimismo, se considera que Venezuela tiene un sistema electoral con tecnología de punta que garantiza además la rapidez para dar a conocer resultados el mismo día de la elección.

Observadores internacionales han destacado su importancia por valorar el sistema electoral como el más comprobable y auditado del mundo, lo que llevó al expresidente de EEUU Jimmy Carter a calificarlo como “el mejor sistema electoral del mundo“.

A principios de mayo, el Gobierno de Venezuela renovó el Consejo Nacional Electoral (CNE). En esa ocasión los parlamentarios de la Asamblea Nacional participaron de forma democrática en el proceso de selección de los nuevos rectores del CNE. De la elección de los cinco rectores electorales, dos de ellos no están vinculados con el proceso revolucionario del país.

Venezuela
Asamblea Nacional aprobó la designación de los nuevos integrantes del Consejo Nacional Electoral. 4 de mayo 2021. Foto: www.hinterlaces.net

La práctica electoral venezolana durante el gobierno bolivariano, se ha caracterizado por el ejercicio en asambleas de ciudadanos y vecinos, en debate libre, de postulaciones libres, con el voto secreto para candidaturas a los más altos cargos que se disputen en elecciones.

Sin embargo, EEUU tiene un largo expediente en señalar y juzgar el sistema electoral venezolano así como solicitar “democracia” para el país suramericano, una recurrente postura de no reconocer los resultados electorales cuando le son adversos a sus intereses; mientras olvida el manejo de sus propias elecciones.

El concepto estadounidense de democracia

En el año 2000, un fallo de la Corte Suprema estadounidense decidió la elección entre el candidato republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore, en favor del primero. Es decir, un poder no elegido por el voto popular decidió la elección presidencial.

El expresidente estadounidense Donald Trump, al no estar seguro de haber vencido durante su última elección, se había declarado prematuramente ganador y como maniobra política dijo que iba a pedir a la Corte Suprema que “detuviera la votación“, es decir, que se le entregara la elección antes de tiempo, aún cuando millones de los llamados “votos por correo” quedaban por contar en esa ocasión.

Estudios de investigadores como Katerina Oziashvili, politóloga y profesora de la Universidad Sarah Lawrence de Nueva York; Carmin Maffea, sociólogo y editor de Left Voice, sitio de la Red Internacional La Izquierda Diario en Nueva York; y Juan Elman, periodista argentino especializado en política internacional; han develado con pruebas el sistema electoral democrático de Estados Unidos, está diseñado para garantizar la alternancia bipartidista de demócratas y republicanos. Las dos caras del imperialismo estadounidense.

El principal país imperialista, que con la excusa de exportar la democracia al mundo invade países, inicia y financia guerras, tiene en su interior un sistema profundamente antidemocrático donde hasta el elemental derecho a votar tiene innumerables limitaciones, sobre todo para las minorías étnicas y grandes sectores de la clase trabajadora negra, inmigrante, precaria. Carmin Maffea.

Uno de los pilares del sistema democrático es el derecho al voto, que supuestamente iguala a hombres y mujeres ante la ley. No obstante, la Constitución estadounidense (escrita por esclavistas hace más de 200 años) no consagra ese derecho, no dice nada sobre el derecho al voto. La enmienda 15 no le dio a la comunidad afro el derecho a votar, solo dice que no se puede discriminar por motivos de raza.

Además, después de la aprobación de la enmienda 15 de EEUU, fue implementado el impuesto electoral, y refería que hay que “pagar un monto para poder votar, lo que excluía a todos los pobres, incluyendo a los afroamericanos, por supuesto”, explica la profesora Katerina Oziashvili.

La también politóloga Oziashvili, resalta otro elemento, las leyes de registro de votantes, que se crearon específicamente a finales del siglo XIX y principios del siglo XX con el crecimiento de las ciudades “porque lo único que temían las élites era el proletariado”, en dichas leyes no incluyeron las zonas rurales donde en realidad el fraude electoral estaba ocurriendo.

En EEUU no existe el voto directo sino de tercer grado. Además, solo unos pocos estados, y de hecho, solo unos pocos condados dentro de esos estados, deciden toda la elección.

Centro de procesamiento de papeletas electorales en el condado de Thurston, en el estado de Washington. Foto: Reuters.
El concepto de democracia que tiene EEUU para otros países

Estados Unidos ha expresado abiertamente su interes en que el gobierno venezolano acepte una serie de condiciones tales como liberar a los llamados “presos políticos” de personajes como Leopoldo López vinculado a Golpes de Estado en el país, actos de corrupción en la petrolera estatal PDVSA, saqueo de otras empresas como CITGO, entre otros.

Significa que EEUU no reconoce la legitimidad de las más recientes elecciones venezolanas utilizando argumentos paradójicos a fin de intervenir en los asuntos internos del país suramericano.

Mientras, Venezuela ha recibido ataques multidimensionales:

  • En 2015 la administración de Barack Obama declaró al país una amenaza inusual y extraordinaria para su seguridad nacional a través de la Orden Ejecutiva 13.692.
  • Donald Trump prorroga la Orden en el 2016.
  • En 2021 el actual presidente Joe Biden igualmente prorroga la Orden.
  • El bloqueo económico, financiero y comercial: dirigido a promover lo que Trump denominó un “cambio de régimen” en Venezuela por uno que responda a los intereses de la política norteamericana.
  • Agresión al sistema eléctrico (Complejo Hidroeléctrico de El Guri) con la intención de “apagar” totalmente al país y destruir el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Este ataque dejó a oscuras a la mayoría de la población durante al menos 3 días en forma consecutiva,
  • Embestida a diversas refinerías petroleras (El Palito, Amuay, Puerto La Cruz).
  • En lo alimentario: el desabastecimiento inducido, las largas colas para adquirir alimentos básicos. El fenómeno del “bachaqueo” de los productos, principalmente hacia Colombia. Bloqueo contra la distribución de los productos de la canasta básica alimentaria a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) que atiende a 6 millones de personas. (Con la congelación de bienes y activos de la nación suramericana, se dificultó el ingreso de barcos con alimentos para los combos Clap, dichos barcos fueron sancionados y no pudieron dirigirse a Venezuela y otros se regresaron. Como ejemplo, la retención de un barco en el Canal de Panamá con 25.000 toneladas de soya para la producción de alimentos).
  • Bloqueo en la recepción de vacunas contra el COVID-19 pagadas en su totalidad por el gobierno venezolano al mecanismo COVAX (creado por Naciones Unidas para garantizar un acceso equitativo a la inmunización), esto como parte de las sanciones coercitivas unilaterales de EEUU.
  • Generación de violencia a través de grupos armados financiados por grupos de extrema derecha venezolana, así como de Colombia y EEUU. (Intento de magnicidio el 4 de agosto de 2018, durante un acto oficial a través de drones cargados con explosivos; la penetración por mar de mercenarios el 3 de mayo de 2020 llamada Operación Gedeón; bandas armadas en zonas populares, entre otros).
Escoltas protegen al presidente Nicolás Maduro tras atentado terrorista con drones el 4 de agosto 2018. Foto: albaciudad.org

Así, las maniobras han sido variadas en la guerra no convencional, acompañadas de la colaboración de un potente aparato mediático y propagandístico, la instalación de una matriz de opinión por parte de los medios de comunicación hegemónicos, apoyada por el reconocimiento del Gobierno de EEUU, la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), y otros países aliados, así como la colaboración de artistas, músicos y figuras del espectáculo en redes sociales ayudando a la instalación de la matriz de opinión.

Richard Nephew, asesor del expresidente Obama y del actual mandatario norteamericano Joe Biden, para la imposición de las sanciones contra Venezuela, ha reconocido en dos de sus escritos (el libro “El Arte de las Sanciones” y el artículo “Evaluando la Aproximación a las Sanciones de la Administración Trump: Venezuela”), el fracaso de las medidas cuyo fin, según el propio Nephew, es “generar dolor”.

Conjunto de acciones que tienen como objetivo ahogar la economía y castigar al enemigo, a toda la población de Venezuela. Generar un caldo de cultivo que propicie condiciones de malestar en la población venezolana, y así revertir el voto por el gobierno bolivariano para finalmente lograr el llamado “cambio de régimen”.