La mirada feminista de la maternidad y la adopción
Desde la mirada feminista, la maternidad no es un tema de "instinto" sino de "implicación", por lo que representa también una responsabilidad para los hombres.
La construcción de la maternidad, los derechos sexuales-reproductivos, la adopción, y más actualmente la maternidad subrogada son temas de importancia que giran alrededor del Feminismo.
El sistema patriarcal se ha encargado de construir un imaginario que asocia mujer a maternidad, y por otro lado, el sistema capitalista se ha encargado de poner todos los obstáculos del mundo para conseguirlo, y que termina convirtiendo la infertilidad en un negocio, tal como refiere la socióloga y autora de “Mamá desobediente, una mirada feminista a la maternidad”, Esther Vivas.
Imposición vs. Elección
En esa idea patriarcal y reduccionista, históricamente a las mujeres se les ha impuesto la maternidad como destino único, como mandato, y esta se ha utilizado como un instrumento para controlar su cuerpo y su destino.
Desde una mirada feminista, se es consciente de que muchas de las dificultades para maternar tienen que ver con la sociedad que es hostil a todo lo que significa maternar, cuidar y criar.
Lo primero que se debe desmontar es el precepto de la maternidad que reduce e identifica mujer con madre; hay que reivindicar la maternidad como una elección.
Las mujeres podemos elegir si somos madres o no; y si lo somos, somos muchas cosas además, por lo tanto hay que poner en cuestión el mandato de maternidad y a la vez cuestionar esos ideales de buenas madres. Esther Vivas.
Por otra parte, la idea del “instinto maternal” es una construcción social y cultural. Desde el feminismo se lucha por acabar con la idea de que las madres son “cuidadoras por naturaleza” o que las mujeres deben ser “madres por naturaleza”.
Estudios como el de Miriela Sánchez Rivera, “Construcción social de la maternidad: el papel de las mujeres en la sociedad” (2016), se han encargado de desmantelar al “instinto materno” a través de las aportaciones de la teoría feminista, que han cuestionado las formas de categorización, clasificación y representación de las mujeres que se han producido bajo el discurso de naturaleza.
A través de los estudios históricos y debates teóricos de las feministas, el trabajo sustenta que la maternidad está atravesada por relaciones de poder, desigualdades de clase, raza y etnia, que apuntalaron un modelo hegemónico confeccionado a partir de la modernidad.
Relacionado a la idea anterior del “instinto” y lo “natural”, Mónica Tarducci en su trabajo “Adopción y Parentesco desde la Antropología Feminista” (2013), manifiesta que al estudiar la problemática de la adopción encontró que ni los abogados, ni jueces, ni los funcionarios y funcionarias del área de niñez, ni los y las trabajadoras sociales, leen jamás la producción de la antropología sobre estos temas, y cuando se refieren a la necesidad de lo “interdisciplinar” para abordar la problemática de la adopción, piensan solo en la psicología.
Esto se debe a que sus discursos son etnocéntricos y clasistas, influidos por la ideología católica en la que creen la mayoría de los jueces y juezas, y hasta los más “comprensivos” piensan que la maternidad es un “instinto”.
Estos mecanismos se insertaron como sistemas de control y vigilancia de las mujeres y sus cuerpos. La producción y reproducción de este modelo organiza relaciones, prácticas, discursos, condiciones políticas, así como formas jurídicas, que producen el sujeto madre y, a su vez, dan pauta para la vigilancia y el castigo a aquellas madres que lo desafíen. Mónica Tarducci.
Implicación
Si bien la maternidad tiene un indudable carácter biológico visible, por ejemplo en el embarazo, parto, post parto, las hormonas que se generan en estos momentos y son procesos que generan y promueven un vínculo entre la madre y el bebé. No obstante, este vínculo también se crea más allá de la maternidad biológica, una madre adoptiva también establece este vínculo, un padre implicado también, afirma la escritora española Vivas.
La capacidad de cuidar y criar la tienen todos y es cierto que si una mujer da el pecho se genera oxitocina, la hormona del amor que fomenta este vínculo entre madre y criatura, pero si la persona es progenitor implicado también se va a generar fruto de la relación.
Por tanto, no se habla de “instinto” sino de “implicación” en las tareas de cuidados y maternaje que igualmente fomentan las relaciones de interdependencias entre unos y otros, explica la también periodista feminista.
Los lazos de parentesco no vienen dados al nacimiento (incluso podríamos decir que ni el “nacimiento” como hecho social viene dado por el nacimiento como hecho biológico), sino que son creados por actos deliberados de alimentación, afecto y cuidado. La acción de compartir afectos, memorias y cuidado se pone en el centro del parentesco. Joan Bestard (2009).
Adopción
Mónica Tarducci, en “Maternidades y adopción. Una introducción desde la antropología de género” (2008); refiere que hablar de adopción implica no solo debatir y reflexionar, como ya mencionamos anteriormente, sobre temas como los límites entre naturaleza y cultura, sino además respecto al parentesco, la comprensión de la familia, la identidad, los estereotipos que se construyen alrededor de la maternidad y la mercantilización de los niños y niñas a esfera nacional y transnacional.
En el artículo “El debate legal actual sobre adopción: una mirada desde el feminismo y la antropología” (2012), su autora Mariela Peña explica que la adopción, como muchas otras figuras legales, parte de los ideales occidentales de familia.
Ha prelado el principio según el cual, las familias adoptivas deben conformarse pareciéndose e imitando tanto como sea posible a la familia nuclear occidental. Esto ha dominado las leyes y prácticas de adopción durante el Siglo XX en prácticamente todos los contextos occidentales, tales como Europa y ambos continentes americanos.
Por tanto, no se propone un nuevo tipo de familia sino que intenta crear una imitación de la familia occidental, formada a partir de la reproducción sexual y la pareja heterosexual.
La idea de que los niños/as deben ser criados en el seno de “una sola familia nuclear“, y que la maternidad es una práctica de cuidados cotidianos intensivos, cuyo principal responsable individual es la madre, parecieran hechos universales y naturales.
Lejos de eso, varios estudios como los de Schepper-Hughes, N. (1997). “La muerte sin llanto: violencia y vida cotidiana en Brasil” (1997) y Hays, S. “Las contradicciones culturales de la maternidad” (1998), mostraron las contradicciones, relaciones de poder y limitaciones que atraviesan la maternidad, y las dificultades para mujeres de distintos contextos históricos y sectores sociales de cumplir con dicho ideal.
Se hace necesario en el debate, hablar del modelo de familia desde el cual partimos para comprender estas realidades. Es fundamental la visibilización de la dimensión socio-económica que atraviesa la circulación de niños y las reformas tendientes a revertir este funcionamiento, y ofrecer mayores garantías a las familias empobrecidas, de esta forma de conduciría a un avance primordial.
No obstante, como indica Mariela Peña, “cualquier discusión queda empobrecida si no se incluyen otras miradas posibles, como la de género, que pueden arrojar luz a la problemática. Esto implica cuestionar la idea del modelo de ruptura total entre familias de origen y adoptivas, y amparar la existencia de otros arreglos de crianza y ´maternidades´ posibles que podrían beneficiar a las madres de sectores empobrecidos y familias de origen actualmente desamparadas”.
La adopción es un asunto de clase social o sectores socio-económicos dispares en el cual la circulación de niños se da de países pobres a ricos, o al interior de un mismo país desde sectores pobres a la clase media es un dato tan contundente que es indiscutible entre los expertos en el tema. Mariela Peña.
Peña asevera que no se conocen en la actualidad países ricos que den niños/as en adopción a países pobres. Igual situación ocurre en el caso de las llamadas adopciones domésticas, donde no hay niños de clase media en causas por adopción.
Por otra parte, lo que sí ha sido ampliamente documentado por disciplinas como la antropología en diferentes contextos y situaciones históricas, es la circulación de niños de manera informal y frecuente entre redes de parientes, vecinos y contactos locales.