VOX continúa su agenda crispante: rechaza el pasaporte COVID en Fitur
El partido de Abascal siempre ha mantenido una postura un tanto ambigua en torno a la vacunación. Nunca ha dicho estar en contra, pero tampoco se ha sumado a la campaña de concienciación
El partido derechista VOX continúa su agenda de crispación política. En ese contexto, la diputada Macarena Olona y otros miembros del partido de Abascal se han negado el pasado miércoles a presentar el certificado de vacunación en Fitur como muestra de su rechazo a la medida, considerada, según ellos, como una afrenta a la libertad individual.
Al respecto, tanto la secretaria general en el Congreso como el resto de asistentes han exhibido un test de antígenos, que era el mínimo que se exigía desde la organización del evento para poder acceder.
El referido gesto de la formación de Santiago Abascal se enmarca en su cruzada contra las restricciones y concretamente contra el certificado covid, recurrido en varias comunidades autónomas.
Desde los estados de alarma a las leyes sanitarias regionales, VOX ha centrado parte de su argumentario durante los últimos meses en confrontar con este tipo de medidas, tratando de capitalizar así el desencanto de aquel segmento de la población que critica los cierres y prohibiciones.
El partido siempre ha mantenido una postura un tanto ambigua en torno a la vacunación. Nunca ha dicho estar en contra, pero tampoco se ha sumado a la campaña de concienciación y defensa como sí han hecho otras formaciones, lo que se ha considerado en muchas ocasiones como un coqueteo con el movimiento antivacunas.
La opinión pública española con frecuencia ha atestiguado esta y otras conductas de crispación social por parte de VOX, mediante las cuales buscan imponer una agenda sistematizada que pueda movilizar voluntades por medio de la razón en vez de la emocionalidad y el rencor.
Mediante la tesis “amigo – enemigo”, el conservadurismo español plantea polemizar los diferentes escenarios donde se desenvuelve la izquierda rupturista. En este sentido, VOX ha presentado su ideario más radical de cara a su acción política para el año 2022.
Por otra parte, en el marco de su agenda política de confrontación, VOX promueve también en su discurso el desprecio a la Unión Europea. Si por abajo VOX quiere borrar a las comunidades, por arriba el partido de extrema derecha desprecia a la comunidad europea al punto de llegar hablar Abascal de “talibanes europeos”, al referirse a aquellos que no comulguen con sus ideas dentro de la UE.
Asimismo, los ataques políticos conservadores van dirigidos también contra la Agenda 2030. Para la ultraderecha, dicha agenda, en palabras de Abascal, “se trata de promover la inmigración masiva, se trata de promover la ideología de género, se trata de promover una nueva religión que es la religión climática“.
En este sentido, con el fin de ampliar su base electoral, el conservadurismo español plantea polemizar cada aspecto de la vida social, trayendo la conflictividad como contexto natural para el sustento de sus discursos basados en xenofobia, homofobia, nacionalismo, fanatismo religioso y la promoción de fórmulas neoliberales.
El matonismo y la agenda de crispación son formas de hacer política desfasada y sin ninguna correspondencia con la sociedad española del siglo XXI. Sin embargo, VOX mediante anacronismos políticos intenta ganar espacio en una España donde aún existen dolientes del Régimen franquista en los estamentos más conservadores.
Tras la aparición de VOX en el escenario político español, se ha reavivado el debate sobre la naturaleza ideológica de la extrema derecha en el país ibérico. Dicha aparición viene concatenada al fenómeno del surgimiento de la actual ultraderecha en Europa.
La peculiar coyuntura actual, con un PP descompuesto, con serias dificultades en su horizonte, y un Ciudadanos pendiente de resolver su permanente crisis de identidad, deja a VOX ante la disyuntiva de mantener el modelo que le ha permitido crecer hasta ahora o plantearse intentar crecer hasta ocupar los huecos que PP y Ciudadanos pueden liberar.
Evidentemente, ha sido suficiente la transición política de 1978 para neutralizar el conservadurismo franquista y sus actuales replicadores partidistas. Entre todas las contradicciones existentes en el sistema político español, se encuentra la existencia de una derecha que atenta contra el estado de derecho, al mismo tiempo que es participante activo de la instauración de un régimen social de tensión y extrema conflictividad.