La España franquista: sistema autoritario
Entre los sistemas políticos de tipo autoritario más estudiados están la España de Franco, y un poco la Alemania Nazi.
Tanto en España como en otros países, estamos acostumbrados a referirnos a Estado, Gobierno y Nación como sinónimos. Sin embargo, debemos saber que se refieren a cuestiones bastante diferentes. Pero, en este artículo, no hablaremos de ello con exactitud, sino de los sistemas políticos (los Estados), enfocándonos en los de tipo autoritario.
Según David Easton (1969), “un sistema político es un conjunto de interacciones políticas“, que existen en todas las sociedades independientes. Estas, a su vez, realizan las funciones de integración y adaptación, tanto en el interior de la sociedad como en relación con las otras.
Partiendo desde ese primer punto, los actores políticos también integran este ecosistema. Estos van a variar según sea la forma de gobierno, las características del régimen y la ideología del mismo, entre otros factores.
Lo cierto es que, al hablar de ciencias sociales, estamos ante fenómenos dinámicos y sorpresivos, los cuales suelen repetirse en determinados casos.
Sistemas políticos autoritarios
Dentro de los sistemas modernos movilizados, los de tipo autoritario se destacan por el grado de utilización de la fuerza represiva, así como de la libertad que ofrece el sistema, diferenciándose el régimen totalitario de los autoritarios (Gómez, 2016).
Sin embargo, los autores anteriormente mencionados, toman algunos sistemas políticos que surgieron después de la revolución industrial, tras el impacto de la sociedad occidental que afloraba con nuevas ideas, aspiraciones y prácticas tanto sociales como políticas.
Lo ejemplifican un poco a través del nazismo alemán, el fascismo italiano y el autoritarismo español. Estos desarrollaron una infraestructura bastante específica en el que, según Almond y Powell (1966), “las élites políticas que dieron forma a estos regímenes autoritarios y totalitarios, tuvieron que enfrentarse a infraestructuras ya existentes“, derribándolas en el proceso.
Es así que los sistemas autoritarios y totalitarios pueden clasificarse en subtipos según sus características estructurales y culturales desde la perspectiva de ambos autores. Tenemos el totalitario conservador (Alemania nazi), autoritario estabilizador (España) y autoritario modernizador (Brasil), aunque eso sí, no aborda a todos por completo y se enfoca en ciertos países debido a la complejidad de su dinámica.
En el caso de la Alemania nazi, que era una segunda variante del totalitarismo, las élites estaban preocupadas por la maximización de la identidad nacional y étnica con un poder internacional agresivo, así como también estaban enfocadas en la solución de los problemas de desempleo interno (Almond y Powell, 1966).
Al compararse la cultura política, este sistema se caracteriza por los patrones de participación-sujeto, pero el nazismo incluía un acento especial en el nacionalismo étnico-racial, ante la falta de identidad nacional que había en la sociedad.
La España de Franco
Almond y Powell se enfocan en explicar el autoritarismo a través de la España durante la dictadura franquista. Pues, en sus primeras etapas, parecía dirigirse hacia un totalitarismo, aunque permaneció en un autoritarismo.
Había un partido político hegemónico presidido por Franco. Este, al mismo tiempo, trató de penetrar en la población española para que asimilaran todas sus tendencias políticas y así debilitar a todas las fuerzas opositoras que pudiesen existir.
Sin embargo, la élite no estaba motivada por impulsos semejantes a otros regímenes. El motivo radica en que era más tradicionalista. Negociaba con la Iglesia y los empresarios, coaccionando a los grupos de interés que estuviesen en contra de sus ideas.
En este caso, la participación de los funcionarios era bastante baja. Los ciudadanos solían ser coaccionados y manipulados, llevándolos a ser infrecuentes y limitados, al haber cierta vigilancia por parte del Gobierno.
También es importante señalar que en el caso de las mujeres en España, en materia de sus derechos y libertades, hubieron muchos retrocesos. Mientras que para el colectivo LGBTI+, fueron suprimidos.
De esta manera, queda comprobado que el régimen autoritario franquista no buscaba el apoyo. Se conformaba con la aceptación pasiva, mientras toleraba hasta cierto punto la acción opositora, siempre que no fuese demasiado llamativa o escandalosa.
Además, la libertad de prensa estaba limitada y el control estaba centralizado. Sucedía lo mismo con el poder político, pese a que es menos intenso que en un régimen totalitario, debido a la ausencia de objetivos de movilización en la élite política.