Primero necesitamos un poco de contexto para explicar lo que sucede actualmente. El anterior jefe de Xbox, Don Mattrick, lo hizo tan rematadamente mal con Xbox One en 2013, que Sony he durmió tan profundamente en los laureles que aún no ha despertado.
A tenor de los hechos que rodean a la Play Station 5, parece que Sony sigue riéndose en sueños con el vídeo en el que se intercambiaban un juego físico -en ese momento se pensaba que Xbox One no admitiría formato físico- entre risas provocadas por el precio de la máquina norteamericana, 100 euros más cara que la competencia porque venía con Kinect de manera obligatoria.
Nuevas consolas
Microsoft ha estado dando más información de su nueva máquina que Sony, en silencio durante varios meses hasta que el paso de tiempo ha obligado a tener que empezar a mostrar detalles, que al revelarse han hecho entender el motivo del silencio: no está a la altura de la competencia.
Si durante los compases de la octava generación de consolas (Play Station 4 y Xbox One), la disputa por el relato se decidía por la potencia, a causa de que los japoneses garantizaban los 1080p nativos frente a los reecalados de Xbox One, los estadaounidenses se centraron en anular esa carga argumental que impedía crecer a su plataforma con Xbox One X, y no han permitido que en esta nueva generación se pueda volver a repetir eso. Sus 12 teras de potencia bruta frente a los 8 y pico de Play Station 5 -que pueden llegar a diez en casos puntuales- lo garantizan.
La nueva Play Station 5 es enorme -el diseño futurista recuerda a los típicos diseños de fans a mitad de generaciones para crear rumores sobre la siguiente ola de consolas- comparada con Xbox Series X. Una cuestión que llama la atención sabiendo que su potencia es mucho menor que la nueva generación de Microsoft.
Retrocompatibilidad
La máquina de los japoneses no traerá retrocompatibilidad más que con una cantidad limitadísima de juegos de PS4, que Sony aún no ha determinado, mientras que la de los de Redmond la trae con todas las generaciones anteriores (todo el catálogo first, second y third de One y casi lo mismo de 360) incluida la primera Xbox.
La retrocompatibilidad fue anunciada por Phil Spencer en el E3 de 2015, y desde entonces no han dejado de añadir juegos, mostrando a la comunidad que no fue solo una iniciativa temporal para sacar del hoyo a su máquina, en ese entonces de capa caída por la gestión anterior. La llegada de títulos ha sido constante, mejorándolos además de manera gratuita a los parámetros de la nueva generación, algo que también sucederá con Series X gracias a la tecnología Smart Delivery en la que ha trabajado Micrsoft.
Smart Delivery mejora gráficamente los juegos retrocompatibles sin costes para los usuarios. Precisamente hace pocos días se publicó la información que indica que los de Phil Spencer están hablando con las editoras y desarrolladoras para garantizar que sus juegos incluyan gratis esa actualización.
Mientras tanto Sony sigue en silencio. No ha anunciado ninguna tecnología similar ni ha dejado claro si está trabajando en traer la retrocompatibilidad con sus anteriores generaciones. Lo más parecido que llegó a hacer fue un cross-buy, por el que había que pagar de nuevo al comprar cada versión nueva de un juego que ya se poseía. Sobre los acuerdos con las editoras, los japoneses han dado libertad para cobrar por las actualizaciones -que deben hacer ellas mismas al carecer Sony de una tecnología similar a Smart Delivery- que se realicen.
Trazado de rayos
No se ha confirmado que la nueva Play Station 5 pueda disponer del trazado de rayos -ray tracing- que la mayoría de estudios (incluido CD Projekt, desarroladores de Cyberpunk 2077) consideran el salto generacional que marcará la diferencia con todo lo anterior.
Servicios
Ante el nuevo aumento de precios de los videojuegos, Sony no está preparada para ofrecer un servicio como el Gamepass de Microsoft, por el que con 10 euros al mes -menos si se paga de una sola vez al año- se puede disfrutar de unos 200 juegos (acaba de entrar el Fallout 76 por cierto) entre exclusivos (todas las sagas completas de Microsoft y los nuevos títulos disponibles el día de salida como los recientes Bleeding Edge, Ori and the Wild of the Wisps y Gears Tactics, y el próximo Halo: Infitite sin tener que hacer un gasto extra), y triples A e indies de segundas y terceras compañías.
Xbox Live es un servicio de juego en línea que es estable y no sufre tantos accidentes como el de Play Station, y al que se puede acceder junto con el Gamepass por poco más de 12 euros mediante la suscripción Ultimate, que también permite acceder antes de su lanzamiento a videojuegos exclusivos.
Juegos
Otro de los mantras repetidos contra Xbox es que “no tiene juegos” más que las sagas Halo, Gears y Forza (Motorsport y Horizon). Sin tener en cuenta a State Of Decay, Sea of Thieves, Ori, Cuphead, CrackDown, Ryse, Fable, Lost Odyssey, Quantum Break, Ninety Nine Nights, Battletoads, Killer Instinct, Banjo-Kazooie, Flight Simulator, reCore… Y todo esto previo a la adquisición y formación de nuevos estudios first que han elevado a quince el número de desarrolladoras de Xbox Game Studios.
Por ahora, todos los juegos que estaban en desarrollo de los nuevos estudios como The Outer Worlds y Grounded de Obsidian y Wasteland 3 de inXile y Age Of Empires están de salida con el gamepass sin tener que pagar más, y las sagas de esos estudios igual. Además la inversión ha ido de manera en que los estudios están creciendo de manera masiva sin imposiciones creativas, lo que permitirá ver nuevos proyectos y el regreso de importantes franquicias pronto, mucho de este contenido se verá el próximo 23 de julio en el Xbox Games Showcase.
Medios de comunicación
La mayoría de los medios de comunicación especializados en videojuegos nunca ha tenido especial predilección por la consola de Microsoft por diferentes causas, pero hasta el año 2013 habían mantenido un perfil más o menos neutral. Sin embargo desde aquella presentación de Xbox One en la que los juegos quedaron por detrás de una incomprensible apuesta por poder ver la televisión a la vez que se hacían videollamadas por Skype, y con Don Mattrick defendiendo de manera agresiva su postura expresando que a quién no le gustase la nueva One ya tenía la 360, la relación empeoró.
Sony se vio en un escenario en el que los medios la favorecían apoyándola en cientos de noticias que parecían ser más propaganda de los japoneses que información. No había un solo juego que no tuviera el análisis de los 1080p para insistir en que One lo ofrecía a 900p, ningún artículo de opinión en el que no se recordase que Xbox no tenía juegos. Una vez que sale al mercado Xbox One X que ofrece mejor resolución que PS4 pro, esas noticias dejaron de publicarse.
A cada novedad de Xbox One que dejase a Sony en mal lugar (versión all digital de Xbox One, retrocompatibilidad, gamepass), no faltaban artículos restándole importancia, que dejan de ser una posición legítima y creíble cuando pasan a ensalzar a Play Station cuando, años más tarde, decide seguir el rumbo de los de Phil Spencer.
Incluso hoy cuando Xbox anuncia algún bombazo, no falta una noticia de Sony menos importante en portada, mientras la información de los de Redmond está marginada en algún espacio pequeño.
Nueva generación
Tras meses de silencio al no tener nada que mostrar, y un tropiezo mayúsculo con el esperadísimo The Last Of Us 2, Sony no puede responder ni ante la nueva máquina de Microsoft, ni ante su caudal de juegos, ni frente a sus servicios, ni tampoco frente a los eventos que sucederán a finales de este mes (el Summer Games Fest y el Xbox Games Showcase) por los que permitirán a los poseedores de sus consolas probar demos de más de 60 juegos, y mostrarán muchos de los juegos de sus más de quince estudios internos.
El líder que ha dirigido todo esto es Phil Spencer, un gamer puesto como cabeza de la división de juegos de Microsoft, y que tiene una visión de constante progreso, tal y como ha demostrado desde 2015. No parece que tras haber logrado superar no solo las expectativas de Microsoft, sino también las de la comunidad gamer y a la competencia directa, vaya a relajarse.
Un precio competitivo de Xbox Series X, y uno aún más de Xbox Series S, sería lo único que le faltaría a Microsoft para arrasar frente a Sony y su Play Station 5 en la venidera novena generación de consolas.