El pasado 14 de octubre se dio a conocer la sentencia del juicio del “procés”. Los jueces del Tribunal Supremo han acabado imponiendo penas de hasta 13 años de cárcel a Oriol Junqueras, 12 a Raúl Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa, 11 a Carme Forcadell, 10 a Joaquim Forn y Josep Rull y 9 a los activistas Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
La reacción de la ciudadanía en Cataluña no se hizo esperar y pocas horas después de conocerse la sentencia, miles de personas colapsaron el Aeroport de El Prat en forma de protesta. Las manifestaciones pacíficas han seguido hasta el día de hoy, a las cuales la respuesta del Gobierno español ha sido la represión en forma de violencia policial o enviando otra euroorden para “detener” a Carles Puigdemont.
La permanente negativa del gobierno español no ha hecho más que acrecentar la llama del independentismo. Si bien con Mariano Rajoy y el PP en el gobierno parecía que el “procés” no podría enquistarse más, con el PSOE de Pedro Sánchez se ha visto que la situación no ha ido más que a peor.
El actual Presidente del Gobierno no ha sido capaz de encontrar en el diálogo una posible solución al problema, aunque sea él mismo quien no cesa en reclamarlo. Han sido varias las ocasiones en las que el President de la Generalitat Quim Torra ha tendido la mano a Sánchez y este ha rehuído a tener una conversación con él.
Pedro Sánchez insiste en que el President debe “condenar la violencia” que supuestamente se está viviendo en las calles de Cataluña por parte de los manifestantes independentistas. Violencia, por otro lado, que de momento solo se ha aplicado por parte de los cuerpos policiales tanto del Estado como de la Comunidad Autónoma.
Aún así, han sido numerosas las ocasiones en las que Torra ha condenado la violencia “venga de donde venga”, pero el presidente del gobierno hace oídos sordos. Llama la atención que en el año 1999 el entonces Presidente José María Aznar reconoció haber hablado con ETA cuando el “movimiento de liberación vasco” estaba activo.
Ha quedado claro que Pedro Sánchez y su gobierno reprimen la expresión pacífica catalana, que hasta el momento no se ha mostrado violenta pese a la intensa cobertura mediática, en ocasiones con vocación manipuladora, con la que los medios de comunicación y políticos del Régimen del 78 intentan hacer creer a la población que las marchas son violentas.
>>La bandera monárquica herencia del franquismo, instrumento del odio<<
Pero en pleno siglo XXI la información que se difunde por Internet ha pasado por encima de mentiras y propaganda política. La ciudadanía tiene un espíritu crítico que le hace cuestionar cada vez más los mensajes que le llegan por los medios tradicionales. Ya no es tan sencillo embaucar al pueblo.
El régimen no es capaz de permitir las legítimas aspiraciones políticas de una parte del estado que hoy es Cataluña, pero también es Murcia, Madrid, Andalucía, Euskadi, y muchos otros. Son independentistas pero también pensionistas, estudiantes, parados, enfermos, trabajadores y un largo etcétera de personas que luchan por unos derechos que parecía que habían dado por sentado y sin embargo a cada paso que son reclamados por sus legítimos dueños son borrados a golpe de porra y ley.
Cada vez es más evidente el colapso del Régimen del 78. Un sistema construido encima de los cimientos de una dictadura que hace aguas por momentos. Con gestos como la exhumación de Franco se ha querido demostrar que España es una democracia consolidada. Una exhumación que terminó convirtiéndose en todo un espectáculo de enaltecimiento del fascismo televisado y con el beneplácito del gobierno español.
>>El circo de la exhumación del dictador Francisco Franco<<
Poco a poco la historia de la transición se va haciendo añicos y acabará dando paso irremediablemente a una era en la que el pueblo tendrá que ser escuchado quieran los políticos o no quieran.
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