El próximo 10 de noviembre, se celebran de nuevo elecciones generales en España. Será la cuarta vez, desde 2015, que los ciudadanos tengan una cita electoral. Fueron llamados a las urnas en diciembre de 2015, en junio de 2016 y en abril de 2019.
Después de las elecciones generales del 28 de abril, se dio un solo intento para investir a Pedro Sánchez como presidente, el cual fracasó tras largas semanas de negociaciones con Unidas Podemos (UP).
>>Nadie quiere nuevas elecciones<<
El rey hizo una ronda de consultas con los principales actores políticos, pero ningún candidato tenía los avales necesarios para ser investido presidente del gobierno. En consecuencia, el 24 de septiembre se disolvieron las Cortes Generales y se convocaron nuevas elecciones generales.
La democracia representativa
La democracia representativa es el tipo de democracia en el que el poder político procede del pueblo, pero no es practicado por él, sino por sus representantes elegidos por medio del voto. Es habitual que en los regímenes democráticos actuales, se estimen como una forma para ejercer el poder político en sociedades de masas. Defienden esta postura, argumentando que permite una decisión eficaz por un número suficientemente pequeño de personas -políticos- en nombre del mayor número -la masa popular que los elig -.
Según el sociólogo Jesús Ibáñez, existen tres niveles que determinan a un conjunto social: los elementos, la estructura y el sistema. Esto, a su vez, posibilita diferenciar tres dimensiones dentro de la democracia:
- Democracia a nivel de los elementos: los ciudadanos poseen convicciones democráticas que expresan democráticamente. Cada individuo supone un voto. Según dijo Rousseau, se expresa la voluntad de todos, la voluntad se manifiesta mediante elecciones sumando los votos de los ciudadanos. Transforma la democracia en una representación basada en la delegación del poder y en la verticalidad de su ejercicio. Otros autores, como Sartori, consideran la democracia representativa como un correctivo. Estima que una de las ventajas, para el poder, es que la participación ya no es un sine qua non. Afirma que aunque no se diera una participación total, la democracia representativa seguiría sosteniéndose como un sistema de control y limitación del poder.
- Democracia a nivel de la estructura: las relaciones entre los ciudadanos son democráticas. Los instrumentos conversacionales que producen la opinión pública establecen la forma normal. Rousseau consideraba que esto produce voluntad general, voluntad expresada mediante conversaciones, multiplicando o integrando las opiniones de los individuos -que a su vez son expresiones de ideologías-. La opinión pública -sujeto colectivo de la democracia- resulta inseparable del nuevo contexto creado por la homogeneización de los medios y por las características específicas del discurso mediático. La opinión pública es un agregado. Los periodistas, encuestadores y políticos gestionan la opinión pública. Sintetizan la participación ciudadana al consumo de la información -derivada de los medios de comunicación-, a las encuestas -las respuestas provienen de opiniones interiorizadas de los medios-, y al voto -condicionado también por la opinión y los medios-. Pierre Bourdieu concluyó que la opinión pública no existe.
- Democracia a nivel del sistema: las estructuras cambian en un sentido cada vez más democrático. Los instrumentos son la acción de masas y la lucha revolucionaria. Entran en juego fuerzas más intensas que permiten realizar reformas locales -acción de masas- y revoluciones globales -lucha revolucionari -. Esta democracia se determina por la soberanía, por la titularidad popular del poder, y apuesta porque el principio democrático se produzca también en todos los ámbitos de lo social. La opinión pública es discursiva, siendo el resultado de conversaciones en ámbitos formales e informales, conversaciones basadas en experiencias propias, conocimientos e informaciones.
La democracia representativa en España
La democracia representativa no responde a las demandas de participación política. En España es habitual la sensación de distanciamiento entre las instituciones y las organizaciones políticas que las ocupan, con el resto de la ciudadanía. Para la mayoría de los ciudadanos, la democracia consiste en ir a votar cada cuatro años. Algunos se afilian a un partido, otros militan en plataformas desde la resistencia o la disidencia, aunque esto no impide que las personas estén cada día más cansadas y que aumente la desconfianza hacia el modo de funcionar que tiene el sistema político institucionalizado.
>>Diccionario Político: democracia representativa<<
Los ciudadanos encuentran sus preocupaciones tan divididas, que lo único que creen que pueden hacer es escoger un partido que ostente el poder. Las características del proceso de globalización económica neoliberal es la raíz del desencanto político. Ya que dicho proceso, impide que la vida de los ciudadanos transcurra dentro de los marcos institucionales del Estado.
Muchos ciudadanos se preguntan para qué van a votar, si los que acaban tomando las verdaderas decisiones, son los poderes económicos. El ejemplo que confirma esto se pudo ver en las últimas sesiones de investidura, donde los poderes económicos -el IBEX 35, por ejemplo-, fueron los que limitaron a Pedro Sánchez con quién podía y con quién no podía formar gobierno.
La crisis de la democracia representativa
Los datos recogidos por los diversos organismos, oficiales y no oficiales, dedicados a encuestas y sondeos, demuestran que la ciudadanía está cansada, lo que augura -siempre según estos datos- un aumento de la abstención y también del número de personas que aún no saben a quién van a votar, o si van a votar.
Desde los años setenta ha habido un gran cambio en la relación entre el sistema financiero y el sistema productivo –quedando el sistema productivo subsumido al sistema financiero– lo que ha traído resultados significativos en todo el sistema capitalista.
>>La democracia: la campaña de mercadotecnia jamás creada (I)<<
Estos cambios se han materializado en las distintas crisis económicas, que han detonado a lo largo de la geografía mundial y cuyo coste hipoteca el futuro de lo social. Supone una ruptura del pacto distributivo, una degradación de las instituciones públicas y el hundimiento de lo social.
La sinéresis de los derechos sociales y económicos de gran parte de los trabajadores, condena a los mismos a un estado de precariedad laboral que les impide participar en igualdad de condiciones reales en el sistema democrático. Las bases de esta ciudadanía deben buscarse en la lucha de loa trabajadores por conseguir una situación de bienestar real.
El modelo igualitario de ciudadanía coincide en el tiempo con el desarrollo de un modelo capitalista que agrava la desigualdad social y económica, y esto a su vez, va reduciendo la participación democrática a su faceta más formal. Karl Polanyi ya expuso la incompatibilidad existente entre el capitalismo y la democracia. Proponía dos soluciones, la amplitud del principio democrático de la política a la economía, o la completa abolición de la esfera política de la democrática.
¿Democracia representativa o democracia participativa?
La democracia representativa se encuentra en una crisis de legitimización. Esto ha traído que desde los organismos autonómicos, estatales y europeos fomenten la participación ciudadana y la consiguiente extensión de mecanismos institucionales. La sociedad civil ha respondido a esta crisis intentando sumarse a los procesos de participación. Por otro lado, esta misma sociedad se ha movilizado fuera de los factores de la institucionalización.
>>Diccionario Político: democracia participativa<<
Las organizaciones institucionales han convertido a las organizaciones sociales en sustitutivo de la misma. Las acciones que antes ejecutaban pequeños grupos informales y diversas organizaciones autónomas, ahora son ejecutadas por grandes burocracias.
Esto es exactamente lo que cansa a la población y lo que hace que la democracia representativa haya entrado en crisis. Las personas quieren una democracia participativa en la que existan mecanismos mediante los cuales los ciudadanos puedan participar directamente en los asuntos públicos sin tener que pasar por los partidos políticos, pero no porque los políticos no sean capaces de formar gobierno porque los instrumentos del capitalismo les marquen el camino, sino porque el gobierno quiera mejorar la salud de la democracia.