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El TIAR: un instrumento de la Guerra Fría (I)

A fin de entender la relevancia y el papel que tuvo el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), es necesario observar con detalle la conformación y la pertinencia de dicha tratado regional, el cual pretendió posicionarse como una iniciativa continental después de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial y las constantes tensiones que imponían la dinámica de la Guerra Fría en el contexto mundial.

El TIAR tenía como supuesto objetivo condicionar el ordenamiento jurídico internacional en materia de seguridad y defensa así como la “salvaguarda de la paz regional”. La idea era que este organismo respondiera eficazmente a las amenazas que atentaran contra algún miembro de dicho conglomerado interamericano.

En la práctica, el TIAR fungió como una herramienta militar y diplomática de los Estados Unidos. La existencia del tratado se justificaba por la dinámica global impuesta por las naciones hegemónicas del momento, es decir, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y los Estados Unidos de América.

El basamento de defensa regional del TIAR estaba configurado con miras a hacerle frente a potencias extracontinentales tales como la URSS y China, sin embargo, mostró una muy particular ineficacia a la hora de coordinar esfuerzos ante la clara intervención militar en la región de una potencia ultramarina colonial, Inglaterra.

A raíz del conflicto de las Malvinas, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca ha perdido apoyo de sus Estados miembros hasta el punto que un importante bloque de países que conformaron la UNASUR, anunciaran su retiro de dicho acuerdo de defensa.

A partir de la caída del muro de Berlín y sus hechos posteriores, instancias como el TIAR, así como otros tratados que comparten la misma naturaleza, han caído en desuso debido a los diferentes cambios políticos a lo interno de los países miembros de estas coaliciones.

También es conocido que la migración de los Estados de un sistema político-militar a otro ha promovido el desuso de estas herramientas diplomáticas. A pesar del evidente cambio de los paradigmas mundiales, esta situación no excluye la relativa sobrevivencia de las disquisiciones entre la izquierda y la derecha, del socialismo y el capitalismo.

En opinión de Walter Guevara (1989), “la estructura esencial de ambos sistemas se ha mantenido en escala mundial a lo largo del tiempo” (p. 45), y en este mismo sentido, los Estados unidos ejerce una importante influencia al conformar y ser parte de organizaciones estratégicas como la OTAN, TIAR, CENTO, SEATO, y ANZUS.

Cabe destacar que los Estados Unidos representa la columna vertebral de este conjunto de acuerdos de defensa antes mencionados al ser miembro de todos de cada uno. En segundo lugar, le sigue Gran Bretaña al pertenecer a tres de estos cinco acuerdos.

Por otra parte, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas impulsó su propio bloque a través del denominado Pacto de Varsovia, constituido por la misma Unión Soviética, Alemania Oriental, Polonia, Bulgaria, Hungría, Checoslovaquia, Rumanía, entre otros.

Además del Pacto de Varsovia, la URSS estableció alianzas estratégicas en distintos continentes tales como Asia con Corea del Norte o en América con la Cuba Castrista.

En este mismo orden de ideas, según Guerra (1982) “si bien el número de países del sistema soviético es menor y más impreciso que aquel del sistema de los Estados Unidos, su distribución geográfica cubre las mismas áreas del mundo“. (p. 46).

Lo anteriormente señalado son los mares en los que tuvo que navegar el TIAR en plena Guerra fría, pero a fin de cuentas, ¿qué significó el TIAR para los Estados Unidos? Está interrogante será respondida en la segunda parte de este escrito.

Referencias bibliográficas:

Guevara, W. (1982). El TIAR a la luz del conflicto de las Malvinas. NUEVA SOCIEDAD NRO. 62 SEPTIEMBRE-OCTUBRE 1982, PP. 43-56

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