De Andalucía a España, mentiras electorales de ayer y de hoy
Juan Manuel Moreno, del Partido Popular, prometió 600.000 puestos de trabajo si ganaban las elecciones en Andalucía de 2018 como tercer punto de su programa electoral de 2018 para la campaña al Parlamento Andaluz.
En febrero, Rogelio Velasco, Consejero de Economía de Ciudadanos, lo desmentía en la Comisión Europea del Parlamento Andaluz.
“Como tiremos de hemeroteca y pongamos con letras mayúsculas lo que todos los líderes o futuros ministros de Economía han prometido durante campaña electoral, le aseguro que no quedaría ni uno sano, ni uno solo… Eso es un lenguaje, una forma de expresarse durante una campaña electoral”. Rogelio Velasco, 13 de febrero de 2019
También prometieron una bajada del impuesto de sucesiones, cosa que sí han cumplido. Pero se trata de una medida que beneficia a las clases más ricas. Si bien es cierto que no se debería tributar por algo que ya está pagado, y que recuerda al “repago” de la sanidad, no es menos cierto que está diseñado para que las clases más pudientes paguen más impuestos.
Quizás no sea la forma más acertada de hacerlo, pero desde luego la realidad difiere mucho de lo que cuentan Ciudadanos y Partido Popular en sus proyectos. Ni las andaluzas emigran para no pagar estos impuestos, ni su modificación beneficia a las clases más oprimidas. Nuevamente, se trata de una medida neoliberal que han colado como social.
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Para la rebaja de IRPF pactada entre Partido Popular y Ciudadanos en primer lugar hay que explicar que será por tramos, y no se aplicará de manera efectiva hasta 2023. ¡Qué casualidad, para la próxima campaña electoral! Además, se sufragará en primer término eliminando las bonificaciones a jóvenes y discapacitados en el pago de impuestos de las hipotecas.
¿Qué significa? Sencillamente, hacer una rebaja de impuestos general mientras se recortan las ayudas a los colectivos más necesitados. En cuanto al impuesto de hipotecas, es algo que inicialmente pagan los bancos, pero, como era de prever, y al amparo de las leyes actuales, se traduce en nuevos cargos para los usuarios.
¿Pero a quién beneficia esta bajada de IRPF por encima de todos? A quienes cobren por encima de la media. Así, los más pobres, quienes cobren hasta 12.400 euros verán su IRPF reducido del 10% al 9.5% en 2023, apenas medio punto. Entre esa cantidad y hasta 28.000 euros, no se aplica ninguna rebaja. Entre 28.000 y 35.200 y entre 50.000 y 60.000 euros, se rebaja 1.5 puntos. Quienes coticen entre 35.200 y 50.000 o entre 60.000 y 120.000 serán los grandes beneficiados con 4 puntos, y 3 para quienes reciban más de 12.000 euros.
En resumen, lo que hacen es reducir el rango de IRPF, pero beneficiando a quienes reciben más. Así, los parlamentarios andaluces reciben 3.050,49€ más los pluses derivados (desde los 1.537,37 euros del presidente hasta los 175,85 de las secretarias), más dietas, kilometraje y otros pluses. La mayoría de los parlamentarios andaluces se benefician de esta medida en su mayor grado.
Lo que no ha faltado, desde luego, es un paquete de medidas para ellos mismos. No nos referimos a su clase social, sino a las mismas personas que han llegado al Parlamento. Nada más tomar el poder, lo primero que hicieron fue aprobar una subida de sueldo, amparándose en una comparativa con los sueldos del gobierno central.
Marta Bosquet, de Ciudadanos, ha subido el sueldo a sus asesores. Se han blindado las dietas no justificadas, en contra de la petición de Adelante Andalucía. Ahora, en marzo, se ha subido el sueldo un 2,25% conforme a la normativa estatal, por encima del IPC, una prerrogativa de la que los trabajadores por cuenta ajena o los autónomos no disfrutan.
En marzo, la anteriormente mencionada Marta Bosquet justificaba las subidas como una manera de evitar la corrupción. ¿Pretendía convencer a alguien de que la corrupción es una consecuencia de bajos sueldos? En ese caso, el trabajador medio, que tiene un sueldo muy inferior a lo ya relatado, ¿tiene justificado robar? ¿O acaso estaba amenazando con meter mano a la caja si les vetaban las subidas?
“Cuando alguien trabaja bien hay que pagarle y se impediría que se tiente con la corrupción”. Marta Bosquet, Presidenta del Parlamento Andaluz.
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Pero basta de baile de números. Está claro que, ante cualquier rebaja fiscal, siempre se beneficia a los mismos. Por desgracia, y debido al desconocimiento de economía y estadística de la población en general, siempre se han presentado este tipo de medidas neoliberales como beneficios sociales generales, principalmente para las clases trabajadoras.
Pero si de lo que se trata es de beneficiar a las clases trabajadoras, ¿por qué no se proponen medidas no transversales, que beneficien al votante medio, al trabajador? Sencillamente, porque las derechas nunca lo harán si tienen una alternativa: la alternativa de dar beneficios a las grandes empresas, a los bancos, pero disfrazados de ayudas a todos los ciudadanos. Los gigantes financieros sí ven a través de estas mentiras, ven que les benefician (y por ello siguen dando su apoyo a estos partidos).
En los pocos casos en los que se hacen medidas específicas para la clase trabajadora, se incumplen, como la creación de empleo. No pasa nada, se achaca a “todos los partidos lo hacen”, “es lenguaje electoral, no hay que tomarlo al pie de la letra”, etc.
Volvamos del pasado al presente. ¿Qué medidas presentan estos mismos partidos a día de hoy? El programa del PP con las mismas medidas fiscales, enmascaradas con números y pocos datos absolutos. Siguen con el mismo juego, que tan buen resultado les ha dado; aprovechan que la ciudadanía no tiene los conocimientos para interpretar estas promesas, sino que simplemente les “suenan bien”, o creen que les va a beneficiar. Un ciclo que se perpetúa, la mentira como punto principal de la campaña.
¿Qué decir del programa de Ciudadanos, aparte de que es intencionadamente vago en gran parte de su redacción? Se basan en expresiones como “igualdad“, “más justo“, “más equitativo“. Palabras que abundan en su discurso, y siempre hacia una interpretación cada vez más reaccionaria. Ciudadanos son, probablemente, y con permiso de VOX, el partido que más ha tergiversado el lenguaje.
¿Qué hace, mientras tanto, el gobierno, de cara a las generales? Como partido “de centro”, el programa del PSOE se reparte entre medidas sociales y medidas neoliberales. Medidas que, en buena parte, ya han prometido antes y no han cumplido. ¿De verdad se puede hacer un programa en base a promesas incumplidas? Sí, Pedro Sánchez te dice que hagas que pase, pero ellos no lo hicieron cuando pudieron. ¿Qué se supone que ha cambiado para que ahora lo hagan? Obviemos por ahora el discurso que expone la parte sobre aplicación del artículo 155 y “el reto de la inmigración”.
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Quizás el tema de los programas es solo un embrollo más, y no haya un lenguaje apropiado para redactarlos. Un programa simplificado es demasiado vago para entender cómo va a afectar a quien vota o a los distintos sectores de la población cada medida, y uno con números está redactado a propósito de manera que solo una minoría lo pueda interpretar. Realmente, ¿cuánta gente se ha leído todos los programas? ¿Quién los ha entendido de la primera pasada? Y, realmente, visto lo visto, ¿qué legitimidad tienen estos programas una vez pasadas las elecciones?
El programa de VOX ha tomado todos estos conceptos y, como no podía ser de otra manera, lo ha desvirtuado más aún. Han tomado los engaños de las estrategias de cada uno de los anteriores y le han dado otra vuelta de tuerca. En primer lugar, explica cada concepto, desvirtuando los términos tal y como hace Ciudadanos, con medidas vagas como el PSOE, y haciendo uso de un lenguaje económico que escapa al entendimiento de la mayoría de la población para intentar engañarnos con mentiras claramente perceptibles para cualquiera con un mínimo conocimiento de ellas, la táctica del Partido Popular.
¿Qué base han de tomar entonces las votantes para decidir de cara al día 28? Quizás lo más sencillo sea comparar cómo ha evolucionado su vida, su poder adquisitivo y su calidad de vida en base a la ciudad o pueblo, su comunidad autónoma, y el estado, bajo los diferentes gobiernos. Si hay más o menos desigualdad.
¿Quién se ha preocupado de la sanidad, la educación? ¿Cómo se llega mejor y peor a fin de mes? ¿Quién beneficia a quienes representan una carga, quién facilita las subidas o bajadas de los precios de los alimentos básicos, de la luz, el agua, el transporte? ¿Cómo ha evolucionado el paro, las condiciones laborales? ¿Qué proyección de futuro hay? ¿Cobraré una pensión digna, a qué edad me jubilaré? ¿Cómo afectarán las medidas que se han tomado a mis hijas, nietas? ¿Me siento más seguro o menos?