Como gran amante y seguidor de la historia de la India puedo afirmar sin pelos en la lengua, que estos dos –Bahadur Shah II y Jhansi Lakshmibai– son los padres de la unidad religiosa, política y patriótica de la nación asiática.
Dominio Británico
Durante la época de plena expansión y dominación colonial británica, en la India estallaron -tras muchas guerras- las rebeliones indígenas financiadas por el IB (Imperio Británico) contra el Imperio Mohol. Se realizaron masacres constantes contra los adivasis, generando la emigración forzosa y la desaparición de casas feudales; interviniendo durante la última guerra Sij en el Punjab.
El 10 de mayo de 1857, los oficiales y soldados regulares de India -conocidos como cipayos– se rebelaron contra el IB. Para esto existieron varias razones. Una de ellas fue el racismo en las filas del ejército inglés y las pocas oportunidades que, -supuestamente,- ofrecía el colonialismo británico.
A esto se le suma el robo de materias primas, la eliminación de lenguas milenarias adivasis, la imposición de las leyes occidentales (esto tiene sus luces y sombras), el exterminio de las tribus indígenas rebeldes, el intento de escisión de Bengala, el tráfico del opio hacia China, la escisión de Birmania y el uso de la grasa de la vaca y el cerdo en los fusiles de los cipayos.
Unidad
Todo significó un antes y un después. Tuvo que pasar largo tiempo hasta que, por las condiciones materiales en las que se encontraba el colonialismo, los indios pudieran unirse a los cipayos, un enemigo común fuera de toda “lógica“, la que da siempre la visión occidental e imperialista hacia los pueblos que dominaron.
De esta manera lo analiza el comunista indio/británico, Harpal Brar en su libro “La liberación Nacional de la India“, como otros tantos libros de historia escritos en inglés, francés, indi o bengali, y Cathrine Clement en su libro “La Reina de los Cipayos“.
De 180 mil soldados cipayos, solo 7 mil se mantuvieron fieles al Imperio Británico, 173 mil se unieron a la rebelión junto con las casas reales: hindúes, moholes y adivasis.
La periodista feminista historiadora Clement y el comunista Harpal Brar demuestran en sus obras un fuerte espíritu de unidad contra la Unión Jack en las filas rebeldes.
Religión
Se realizaron gestas que significaron el principio del fin de las divisiones del pueblo indio. Bahadur fue proclamando por los rebeldes de Delhi como señor y soberano de toda la India (incluidas las casas reales hindúes como la de Lakshmibai), queriendo unir los territorios de los Martahas y los Sijs en uno solo. Aceptando en estos a toda la multiconfesionalidad religiosa de la India, negándose así los fanatismos religiosos de estas.
Tanto llegó la conciencia, que Bahadur -prohibiendo la idea de la yihad en la rebelión- ordenó a su guardia personal ir retirando, de las mezquitas de Delhi, la bandera negra del oscurantismo islámico. Exigió respeto a los hindúes unidos a la rebelión y exigió que se respetara la vida de los colonos británicos.
De las grandes historias independentistas reseñadas por escritores como Bipin Chandra Pal, resalta el hecho que tras la coronación de Bhadur II la rebelión tenía un profundo contexto revolucionario, esto también fue afirmado por el cronista e historiador británico Justin Mc. Carthy.
El propio Karl Marx, quien aún sin sentirse muy identificado con esta rebelión, estudió a profundidad la sublevación desde las fuentes del ejército y del Imperio Británico. Y resaltó algo muy importante -hacia lo que entonces se estaba escribiendo desde Gran Bretaña-, que esta rebelión tenía un contexto único.
No se trataba de unos feudos que luchaban por su derecho para volver a ser monarcas, sino de una unidad social y política que llegaba desde las más antiguas casas reales de la India hasta el más joven adivasis de la selva, juntos en la lucha contra las matanzas e imposición del colonialismo británico.
Señaló estos hechos, no como un alzamiento, sino como una rebelión que se había generado por las condiciones materiales que suponía la expansión e intereses occidentales.
Política
El propio Consejo de Directores de la Compañía de las Indias Orientales escribió una carta al gobernador general el 19 de abril de 1958, expresando que la rebelión llevada a cabo por los habitantes del Reino de Oudh, se había convertido en una guerra legítima por todos los atropellos llevados a cabo durante la campaña por dominar el norte de la India.
Curiosamente el general británico Mallason, reconoció y homenajeó al líder rebelde musulmán Maulavi Ahamadullah, por su capacidad como militar. Por él se llegó a ofrecer 50 mil rupias por su captura, tras frustrar los planes militares de sir Callin Campell (oficial veterano del ejército británico).
Lo describieron como un destacado militar opuesto a la matanza de civiles en Oudh. A esta rebelión se unieron también los talukdar (grandes hacendados), las cortes palaciegas, los zamindari (terratenientes) y los campesinos por los impuestos impagables y la expansión británica.
La falta de unidad, la poca experiencia militar de muchos rebeldes, las cartas enviadas a la Compañía de las Indias Orientales -mostrando su rendición incondicional-, el apoyo de las casas nobles Sijs y del principado de Hyderaba, daban al Imperio Británico el control total del sur de la India, aún a pesar de la batalla de Jhansi, las campañas del norte y las batallas en los campos de Bengala por las fuerzas rebeldes lideradas por Mangal Pandey (destacado líder de la rebelión de los cipayos en Bengala).
Todas las organizaciones revolucionarias y democráticas de la India, desde el CPI, el Partido Ghadar, los naxalitas, el CPI (Marixsta), la Liga Republicana, el PSR, Trinamool, el Congreso Nacional Indio; cualquier historiador o seguidor de la historia de la India, indio o europeo, reconocen esta sublevación como la proclamación y reivindicación nacional de la India por el pueblo indio.
elestado.net no tiene por qué compartir la totalidad del contenido de los artículos que se publican en su sección de opinión.