Tras unos dos primeros trabajos ciertamente similares en cuanto a propuesta musical, King Crimson realiza un cambio de sonoridad precisamente en el momento más inestable de la formación. Lizard aparecía en escena para cubrir la ausencia de conciertos.
La tercera entrega discográfica de King Crimson llega en un momento en el que Robert Fripp y Peter Sinfield se esfuerzan por mantener a flote a la formación británica. Durante unos cuantos meses, las idas y venidas en cuanto a miembros eran constantes y esto provocaba una gran inestabilidad. Tanto es así que hasta el grupo tuvo que dejar de tocar en directo momentáneamente. Pero no solamente fue por ese hecho, sino también porque se había truncado una gira con Traffic.
Reforma necesaria
El hecho de no poder salir de gira motivó a Fripp y a Sinfield a a grabar un nuevo trabajo en 1970, tan solo meses más tarde de la publicación de In the Wake of Poseidon. Esto implicó buscar una serie de músicos que diesen cierta estabilidad, y a otros tantos para que hiciesen acto de presencia a modo de colaboración.
Con la consabida marcha de Greg Lake y Peter Giles, Gordon Haskell pasó de colaborador a miembro oficial, por lo que King Crimson cambiaba de vocalista y bajista. Michael Giles también abandonó definitivamente el barco y fue reemplazado por Andy McCulloch. Por último, Mel Collins pasó de músico de sesión a miembro oficial.
En cuanto a los músicos de sesión más importantes hay que destacar nuevamente la participación de Keith Tippet por un lado, y a Mark Charig, Robin Miller y Nick Evans por el otro.
King Crimson muta la piel
La idea del nuevo disco hizo también que Fripp pensase en no repetir la fórmula anterior. Con los nuevos músicos ideó una nueva sonoridad más sinfónica y con mayor presencia de elementos jazz y de la música clásica.
Las sesiones de grabación, las cuales tuvieron lugar en los Wessex Sound Studios de Londres entre los meses agosto y septiembre de 1970, fueron muy difíciles para la propia banda, pero sobre todo para el vocalista y bajista Gordon Haskell, y el batería Andy McCulloch. Y lo fue porque ninguno de ellos estaba cómodo con la complejidad del álbum y su música. Ambos pertenecían a corrientes musicales muy diferentes.
Lo cierto es que hablamos de un Lizard que contiene multitud de matices. Ya no solo por sus rasgos más característicos en los que conviven el rock progresivo, el jazz y la música clásica, es que, además, estamos ante un trabajo oscuro e inquieto. Se reservan partes bellas en algunos momentos del mismo, las cuales resultan ser muy espectaculares, pero la complejidad del álbum también ha hecho que varias de las piezas no hayan sido presentadas en vivo en la gira del posterior Islands y, cuando ha sido así en un futuro, han requerido de unos ensayos exhaustivos. Recordemos que King Crimson no hizo gira con Lizard.
Primera mitad basada en canciones
En cuanto al repertorio en sí, el álbum se inicia con “Cirkus (Including: Entry of the Chameleons)”, un fiel ejemplo de lo que le espera al oyente. A simple vista encontramos una riqueza musical habitual en King Crimson, si bien es cierto que en Lizard tratan de ir algo más lejos. En cuanto a la voz de Haskell, quizá el punto más criticado, ya que no posee la calidad de la de Greg Lake y tampoco la de posteriores vocalistas, se antoja algo apagada aunque en este primer tema se defiende bastante bien. Las baterías son fantásticas, las guitarras de Fripp apasionantes y los aportes de viento se antojan esenciales.
El segundo corte es “Indoor Games”. No posee el brillo de su antecesor, pero la base rítmica y los detalles sonoros son remarcables. Se sitúa en la línea del notable, algo que no sucede con “Happy Family”, considerado por muchos como uno de los peores temas de la historia de la banda. Los pianos eléctricos suenan excesivamente exagerados y los filtros de voz son bastante innecesarios. Al menos tal y como están plasmados aquí. Y eso que hay buenos momentos, pero la confusión reinante empaña todo lo demás. Por cierto, los textos hacen referencia a The Beatles.
El caos da paso a la belleza en “Lady of the Dancing Water”. Estamos ante una balada que rivaliza directamente con las incluidas en anteriores obras. Hablo precisamente de las conocidas “I Talk to the Wind” y “Cadence and Cascade”. Quizá no tenga tanto desarrollo debido a su corta duración, aunque la sección de viento y las guitarras acústicas se muestran con una enorme delicadeza.
Una suite homónima como protagonista
Tomando como referencia la primera edición del disco, la cual fue publicada en formato vinilo, la segunda cara está integrada únicamente por la pieza homónima y principal. Hablamos de “Lizard”, la cual está dividida en diferentes movimientos. Esto hace que nos encontremos ante una suite de algo más de 22 minutos de duración.
El primer movimiento de la misma se llama “Prince Rupert Awakes”, y cuenta con la colaboración estrella de Jon Anderson (Yes) a las voces. Su interpretación hace palidecer las limitaciones de Haskell. Ahora bien, la música resulta impecable y épica, muy encuadrada en el rock sinfónico y con fuertes influencias de la música clásica.
El segundo movimiento, llamado “Bolero”, está protagonizado por el oboe de Robin Miller, el melotrón de Fripp y los pianos de Keith Tippett. Un fragmento que ha sido recuperado en algunas giras que la banda ha realizado en los últimos tiempos. Su belleza contrasta con el ambiente oscuro de gran parte del álbum.
“The Battle of Glass Tears” es el movimiento más extenso, aunque también es cierto que presenta otras mini divisiones. Es sugerente, camaleónico, atrayente y con una belleza de gran magnitud. Toda esta obra de enorme relevancia termina en “Big Top”, el cuarto movimiento en cuestión y que apenas dura un minuto, con aceleración incluida.
La importancia de la suite homónima es vital y es precisamente lo que convierte a este trabajo en una obra de cierta importancia dentro de la discografía de la banda.
La portada
La portada, que es la que aparece sobre estas líneas, está completa si se visualiza la contraportada. Podéis ver toda la ilustración al completo en la imagen que preside todo el artículo.
Fue diseñada por Gini Barris por encargo de Peter Sinfield. La palabra “Crimson” ocupa la portada con su estilo medieval. Sus ilustraciones hacen referencia a las cuatro primeras composiciones. De hecho, en una de ellas aparecen The Beatles, con motivo de la temática de la citada “Happy Family”. En la contraportada aparece la palabra “King”. En esta ocasión, las ilustraciones hacen referencia a los distintos movimientos de la suite “Lizard”.
Por su parte, Gini Barris aseguró que fue una de sus primeras portadas tras haber estudiado en la Central School of Art and Design de Londres. Él mismo se había puesto en contacto con King Crimson al saber que buscaban un ilustrador para la portada del álbum. Barris no escuchó el disco hasta después de su publicación, pero asegura que, obviamente, se inspiró en los textos que el grupo le había pasado previamente.
Su situación en la discografía
Lizard se convirtió en un disco atípico en la discografía de King Crimson, pero pronto recibió el cariño de los oyentes. En la actualidad está considerada como una de las obras destacadas de la banda, al menos tras las referenciales In the Court of the Crimson King, Larks’ Tongues in Aspic, Red y Discipline. Podría decirse que está en la misma liga de In the Wake of Poseidon, Islands y THRAK.
Curiosamente, Robert Fripp no está contento con el sonido del mismo. Es más, afirmó que la remasterización de Steven Wilson en la edición del 40 aniversario le dio el brillo que no le encontró durante mucho tiempo. Es más, el propio guitarrista fue muy crítico con la labor vocal de Haskell, con el que por cierto estuvo enemistado durante mucho tiempo.
Lizard alcanzó el puesto 26 en las listas del Reino Unido. En Canadá y los Estados Unidos, otras potencias musicales, se quedó bastante más lejos. De todas formas, el objetivo de un álbum así no es la de llegar a escalar en las listas de éxitos convencionales. Aún así, lo consiguió, puesto que la música en los 70 gozaba de buena salud y el rock de diferentes vertientes tenía mucha cabida.
Tracklist y créditos de Lizard
- Cirkus (Including: Entry Of The Chameleons) 6:28 (Robert Fripp/Peter Sinfield)
- Indoor Games 5:38 (Robert Fripp/Peter Sinfield)
- Happy Family 4:15 (Robert Fripp/Peter Sinfield)
- Lady Of The Dancing Water 2:43 (Robert Fripp/Peter Sinfield)
- Lizard 22:24 (Robert Fripp/Peter Sinfield)
– “Prince Rupert Awakes”
– “Bolero – The Peacock’s Tale”
– “The Battle of Glass Tears”
– “Big Top”
- Gordon Haskell: voces y bajo.
- Robert Fripp: guitarras, melotrón, sintetizadores, órgano hammond y efectos.
- Mel Collins: saxofón y flauta.
- Andy McCulloch: batería.
- Peter Sinfield: textos, sintetizadores y concepto del artwork.
Participan como músicos de sesión y como colaboradores:
- Keith Tipett: piano acústico y eléctrico.
- Robin Miller: oboe y corno inglés.
- Marck Charig: corneta.
- Nick Evans: trombón.
- Jon Anderson: voces en el primer movimiento de “Lizard”.
Grabado entre agosto y septiembre en los Wessex Sound Studios de Londres (Reino Unido).
Producido por Robert Fripp y Peter Sinfield.